Editorial: Presidente Trump, vigilaremos sus acciones

Para los latinos e inmigrantes es un temido paso atrás.

Se abre una era de inquietud con la toma de poder de Donald Trump. Este es un momento para estar vigilante ante las acciones del nuevo gobierno que llega con los niveles de popularidad más bajos y con la falsa creencia que tiene un amplio mandato popular.

Bueno sería hablar de esperanza ante una nueva administración en vez de los peligros. Pero las acciones del presidente electo en el periodo de transición no calma la preocupación creada durante la campaña presidencial.

Por el contrario, la aumenta. No se cumplió el deseo de que las actitudes más cuestionables de Trump fueran reemplazadas por algo más presidencial después del triunfo en la elección.

Se acentuó el tono agresivo y divisivo de Trump, que ve como enemigos a quienes no piensan como él. La hipersensibilidad de pelear con todo el que lo critique, desde el más grande hasta el más pequeño, fue constante. El ego narcisista le hizo humillar a la derrotada Hillary Clinton, a los servicios y alabar todo lo que salga de Vladimir Putin.

La mala relación con los medios de comunicación, acusándolos de deshonestos, es la estrategia para descalificar los reportes de una inusual transición turbulenta llena de contradicciones, peculiaridades y preguntas sin responder. Su mal uso de Twitter tampoco mejoró.

Por otra parte, la selección de los integrantes de su gabinete es nefasta. El gobierno, lejos de representar el populismo que lo lleva a la Casa Blanca, está integrado por millonarios, altos ejecutivos del sector privado y líderes de Wall Street. Todos ellos unidos por una filosofía de libre mercado, contra el poder regulatorio del gobierno y opuesta a la defensa del consumidor.

Trump se rodeó de gente que ve la protección del clima, del agua, de la tierra, del aire, de la educación pública y de los trabajadores como problemas para la empresa privada.

Para los latinos e inmigrantes es un temido paso atrás. El antagonismo hacia los inmigrantes y mexicanos mostrado en la campaña no mejoró en la transición. Hay una amenaza real para los indocumentados, incluyendo a los Dreamers.

Mientras que por primera vez en más de 35 años de gobiernos demócratas y republicanos ahora no habrá un hispano en el gabinete. Las principales organizaciones latinas del país tampoco fueron escuchadas por integrantes de primera línea del equipo de transición.

Esperamos que el presidente Trump reconozca que fundamentalmente es un servidor público, que debe gobernar para todos y no solo para los que lo votaron. Especialmente, cuando ellos fueron la minoría entre los asistentes a las urnas.

Que Trump entienda que la presidencia no es un reinado y que Estados Unidos no es una empresa en donde el jefe ejecutivo ordena lo que se le plazca. Y todos obedecen.

Pero si no hubo cambios de la campaña a la transición, es difícil creer que los vaya a haber en la Casa Blanca.

Este no es el momento de amedrentarse, hay que estar firmes.

Desde nuestras publicaciones estamos comprometidos para vigilar a la administración Trump y denunciar los abusos que se cometan en contra de nuestra gente, combatir la persecución política y defender la libertad de expresión.

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