Las armas de México

Una de las supuestas grandes cualidades de Trump es su habilidad para negociar. Pero en el enfrentamiento que tuvo la semana pasada con Peña Nieto quedó claro que sus estrategias se quedan cortas cuando se trata de política internacional.

Sumergido en la realidad en la que él se ve a sí mismo como el ser más poderoso del planeta, seguramente Trump se imaginó que con un solo manotazo se impondría sobre el debilitado Peña. Para su sorpresa, no fue así. El mexicano decidió cancelar el encuentro que tenían programado porque Trump no le dejó alternativa: o muro o reunión.

Si bien es criticable que Peña haya esperado hasta el último momento para cancelar el encuentro, es un hecho que esta decisión fue un grave revés para Trump. El magnate no se esperaba ese desenlace, a raíz del cual quedó al descubierto otra de sus debilidades: no tiene un plan para obligar a México a pagar por el famoso muro.

Todas las ideas que hasta ahora ha esbozado para doblegar al gobierno de Peña son contraproducentes porque no sólo afectarían a México sino a Estados Unidos.

El imponer, por ejemplo, una tarifa del 20% a las importaciones mexicanas dañaría a los consumidores de este país, que son quienes finalmente pagarían por ese arancel. Su propuesta de salirse del Tratado de Libre Comercio afectaría también a la economía estadounidense. Para empezar se perderían unos seis millones de empleos en este país, sin contar en que podría haber una recesión en ciertos sectores que dependen altamente del comercio entre ambas naciones.

Pero más allá del terreno económico, lo que seguramente Trump nunca calculó fue la importancia que tiene México para Estados Unidos en las áreas de la inteligencia y la cooperación para la seguridad nacional.

En los últimos años, México se ha convertido en aliado incondicional de este país para combatir al crimen organizado y al terrorismo. Para nadie es un secreto que en Paseo de la Reforma hay oficinas de la DEA, la CIA y el FBI, por citar algunas.

Si Trump insiste en golpear a México, éste podría dejar de cooperar con Estados Unidos y, como todos sabemos, no hay nada peor que llevarte mal con tu vecino.

Estas son solo algunas de las armas que tiene México y con las que Peña podría negociar el futuro de la relación  bilateral que, vale recordar, va más allá de los presidentes en turno.

México, por otra parte, ha empezado a despertar. Al menos por ahora se ha dejado en segundo plano el partidismo y por todos lados surgen ideas de cómo enfrentarse a Trump y empezar a crear un país más unido, productivo, libre de corrupción y menos dependiente de Estados Unidos. Sin duda, una reacción esperanzadora.