La ciudad acusa al vendedor de carros Major World de prácticas ilegales

El Departamento de Asuntos de Consumidores pide multas, restituciones y la revocación de su licencia en tribunales

Benjamin Cintrón es uno de los afectados por prácticas de ventas de Major World que ahora serán juzgadas por la Oficina de Jucios Administrativos y Audiencias (OATH)./A.B.N.

Benjamin Cintrón es uno de los afectados por prácticas de ventas de Major World que ahora serán juzgadas por la Oficina de Jucios Administrativos y Audiencias (OATH)./A.B.N. Crédito: El Diario

Benjamín Cintrón señalaba ayer en un cartel todos los derechos que dice que fueron ignorados por el concesionario de carros usados Major World cuando compró un Hyundai Elantra de 2011. Para empezar, no había precio y no supo realmente los detalles del acuerdo de financiamiento.

Para su sorpresa, y según explicaba el jueves, la información verbal que recibió no era la que estaba en los papeles que firmó y cuyos pormenores no conoció con detalle hasta que el Departamento de Asuntos del Consumidor (DCA) contactó con él durante el curso de una investigación sobre esta empresa.  El resultado de pesquisas sobre 29 casos más como el de Cintrón ha llevado a la DCA a presentar cargos contra Major World ante la Oficina de Juicios Administrativos y Audiencias (OATH) por prácticas engañosas e ilegales con el objetivo de beneficiarse a costa de los consumidores de bajos ingresos e inmigrantes como Cintrón.

El departamento, dirigido por Lorelei Salas, ha pedido más de dos millones de dólares, cantidad que se dedicará a restituir a los consumidores ($700,000) y multas ($1.7 millones). Además se busca crear un fondo para los afectados  no identificados y revocar la licencia de los tres concesionarios de segunda mano que están situados en tres puntos distintos de Nothern Boulevard en Queens. Es algo que puede asestar un golpe sin retorno a las operaciones de este negocio y que no precluye que privadamente se abra un juicio en otra jurisdicción por parte de afectados o la fiscalía.

Este diario se puso en contacto con Major World vía correo electrónico y llamadas telefónicas, pero no obtuvo respuestas. La empresa se limitó a decir que emitirían un comunicado que a la hora de cierre de esta edición no era aún público.

Salas, que estaba acompañada por el concejal Rafael Espinal, presidente del comité de consumidores en el Concejo, explicó que esperan una decisión de la OATH en un plazo de tres a cinco meses. Espinal dijo que puesto que representa a East New York, Bushwick, Brownsville y Cypress Hills, vecindarios en los que viven muchos latinos de bajos ingresos, “este asunto es personal para mí y para las personas que represento”. El concejal dice que se han oído muchas historias de prácticas de un concesionario que ha resultado ser “un lugar para carros defectuosos y fraude”.

La comisionada describía problemas en precios inflados, préstamos predatorios e información falsa. Y se refirió al caso de un cliente al que Major World convirtió en dueño de una tienda de alimentos, en vez del empleado que era, con un sueldo cuatro veces superior al que tenía y un alquiler inferior al que realmente pagaba para conseguir un crédito para el que no cualificaba. Todo ello en contradicción con los documentos presentados por el cliente.

La comisionada del DCA, Lorelei Salas, y el concejal, Rafael Espinal, el jueves al informar de los cargos contra Major World./A. B. N.

Cintrón llevó ayer los documentos que mostraban que en vez de usar su sueldo de $14,000 para calificar por el préstamo para comprar el carro, usaron el de su pareja que es más elevado y fue a acompañarle. Ella terminó dando algunos de sus datos pensando que era necesario para que él obtuviera el crédito. “El carro estaba a mi nombre y el crédito al de ella”, explica. Este descendiente de puertorriqueños explica que le urgieron a firmar los documentos sin darle la opción de revisarlos. Al final, el carro de segunda mano que le dijeron que costaba $13,000 terminó, según el contrato, teniendo un costo de $26,866.

“A los tres meses lo tuve que arreglar y la garantía no me cubría más arreglos que el electrónico”, dice Cintrón de un carro que no le dejaron probar cuando pidió hacerlo. A los dos años, otro carro golpeó su Hyundai mientras estaba aparcado y el seguro pagó lo que quedaba por abonar. De otra manera habría pagado $275,93 al mes por los cerca de seis años de vigencia del crédito.

Cintrón estaba contento. “Me alegra que esto haya salido a la luz, me alegro que le den regaño por hacer esto a los hispanos, pero lo que demandan se queda corto. Dos millones es poco”.

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