¿Qué tarjeta usar?¿Débito o crédito?

Depende de la personalidad de cada uno y cómo gaste el dinero

Las tarjetas de crédito son fundamentales para crear tu historia crediticia pero hay que ser cauto en su uso./Shutterstock

Las tarjetas de crédito son fundamentales para crear tu historia crediticia pero hay que ser cauto en su uso./Shutterstock Crédito: Shuttersotck

Las dos tarjetas son iguales por fuera pero son muy distintas en la forma que funcionan, las protecciones que garantizan a sus usuarios y lo que se obtiene de ellas. Sacar el máximo beneficio de la gestión de nuestro dinero con ellas depende de quien la utiliza.

Es bueno conocerse y admitir algunas cosas. ¿Soy el tipo de persona que compra de forma compulsiva? ¿Necesito un presupuesto? ¿Cuántas deudas tengo?¿Cómo está mi historia crediticia?. “El uso de una u otra depende de lo responsable o no que sea cada uno con la gestión de su dinero”, explica Elaine King, asesora financiera y autora de varios libros sobe cómo gestionan las finanzas familiares.

Para saber por qué dice esto es importante conocer las diferencias entre ambas.

Débito

“Usa los propios fondos que se tienen en el banco por lo que hay un límite en el gasto”, explica José Galindo, fundador de la web financiera MoneyMio.com. “Usar la tarjeta de débito ayuda a ser disciplinado con el dinero porque no se puede gastar más de lo que se tiene en la cuenta a la que esté asociada”. Es decir, si se cae en la tentación de consumir cuando se presenta la ocasión, es mejor usar esta tarjeta.

Es importante, no obstante que se esté al tanto del dinero que se tiene en la cuenta porque si se usa por una cantidad que no se tiene, puede activar la comisión de sobregiro (overdraft) si no se ha optado por cancelar este servicio del banco. El sobregiro es básicamente una extensión de crédito por el que se paga un precio (una comisión) cada vez que se utiliza. En caso de que no se quiera sobregiro, si se intenta gastar por encima de sus posibilidades, la transacción será denegada.

Los otros beneficios de esta tarjeta es que no tiene intereses y no hay comisiones o cuotas de renovación o de puesta en marcha del servicio o límites de uso como en las de débito prepagadas (que son básicamente créditos que se extiende uno mismo) o las de crédito. Eso si, ha de pagarse una comisión si se usa un ATM que no pertenezca a la red del banco emisor de la tarjeta. En este caso, para minimizarla, es mejor usar los ATM de credit unions que penalizan menos estas transacciones.

Uno de los inconvenientes de esta forma de pago es que las protecciones son escasas. “En caso de pérdida, robo o fraude, recuperar lo perdido depende de la política del banco”, explica Galindo. Este economista explica que su banco si ofrece cobertura ante estas situaciones y cuando en una ocasión alguien usó fraudulentamente su tarjeta de débito tuvo la suerte de poder recuperar el dinero. “Aunque me llevó unos meses y hubo que mover muchos papeles”, admite.

Otro de los puntos negativos de estas tarjetas, en opinión de King, es que no dan oportunidad de tener una buena contabilidad porque no suelen ofrecer una gráfica de cómo se hacen los gastos. “Es más desordenada y no ayudan a hacer presupuestos familiares”, explica. Otro más es que no hay puntos o millas  como recompensa por uso.

Y por último, puesto que no se toma prestado del banco para usarla, esta tarjeta no ayuda ni a construir o mejorar la historia crediticia.

Tampoco a estropearla.

Crédito

La tarjeta es una línea abierta de crédito por el límite que sea concedida. Desde $300 a $30,000 o la cantidad que sea según cada cliente.

Esta tarjeta es ideal para las personas que controlan sus finanzas y no suelen gastar más de lo que tienen. Si no se tiene disciplina en el gasto puede llegar a ser muy cara por dos razones, la primera es que se pagan intereses sobre la deuda mensualmente que pueden ser muy elevados (APR) y la segunda es que si se tiene una deuda muy elevada (más del 30% de la que se tiene disponible) o se tarda en pagar la factura mensual o no se hace, se estropea la historia crediticia del titular de la tarjeta.

Es un equilibrio que no es fácil para todo el mundo pero desde luego es una red de protección ante gastos no presupuestados (la urgente visita al dentista) y permite muchas operaciones en la Red que no son fáciles de hacer con la de débito.

La lista de beneficios de la tarjeta de crédito es algo más larga que la de débito. Los emisores de estas tarjetas suelen premiar con puntos, dinero, descuentos o millas, su uso. Ahora que hay tanta compentencia por clientes de este dinero de plástico es aconsejable revisar esta política de recompensa de utilización.

Uno de estos beneficios es que añaden garantías a lo comprado que pueden exceder las que den el proveedor de servicios o vendedor de productos. Un ejemplo clásico es la protección de maletas en las aerolíneas o los descuentos por facturarlas y las facilidades para rentar un carro.

Además hay una mayor portección en caso de responsabilidad por fraude, robo o pérdida de tarjetas. Hay protocolos establecidos para denunciar lo que ha pasado en ciertos periodos de tiempo pero normalmente es factible recuperar las cantidades robadas o defraudadas sin demasiado papeleo. En el caso de que se disputen transacciones, algo que no es inusual en las compras hechas en Internet, esta tarjeta es más eficiente.

King recomienda disciplina “para que no se conviertan en tu peor enemigo” pero a la vez prefiere su uso porque se puede llevar una buena contabilidad pues los emisores proveen gráficos de cómo se gasta el dinero. “Ayuda a categorizar los gastos”, explica.

En el lado negativo hay que considerar que suele haber comisiones anuales y otras cuotas, aunque en muchas ocasiones y si el titular lo intenta, pueden ser perdonadas.

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