La Cámara aprueba reformas contra “ciudades santuario” e indocumentados
Las medidas tienen que ser todavía sometidas a voto en el Senado
WASHINGTON.- Arropándose en la seguridad nacional, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron este jueves sendas medidas contra la población indocumentada y que, según sus detractores, ayudarán a engrasar “la maquinaria de deportación masiva” del presidente Donald Trump.
Antes de iniciar un receso legislativo hasta el próximo 11 de julio con motivo de las celebraciones de la Independencia, los legisladores debatieron y sometieron a voto la “ley anti-santuario” (“H.R 3003”), y la “H.R. 3004”, mejor conocida como la “Ley de Kate”, que en 2006 tuvo una versión similar derrotada en el Senado.
La “H.R.3003”, bautizada como el “Acta de Cero Santuario a Criminales”, fue aprobada con 228 votos a favor y 195 en contra, y en su núcleo castiga con la privación de ciertos fondos federales a ciudades y jurisdicciones “santuario” que se nieguen a colaborar con los agentes de Inmigración.
La “Ley de Kate”, que recibió 257 a favor y 167 en contra, lleva el nombre de Kate Steinle, quien murió en 2015 a manos de un inmigrante mexicano indocumentado en San Francisco (California) que había sido deportado cinco veces.
Sin embargo, en esta ocasión, 24 demócratas cruzaron filas y votaron a favor de la medida que impone fuertes penas carcelarias a inmigrantes indocumentados condenados por diversos delitos –incluyendo el conducir borracho- y que reingresen ilegalmente a EEUU.
Ambas tienen el espaldarazo del presidente Donald Trump, quien ganó las elecciones con promesas de estrechar el cerco a la inmigración ilegal.
Las medidas tienen que ser sometidas a voto en el Senado, donde afrontan un futuro incierto y una gran oposición demócrata.
Disfunción y extremos
Las imágenes del debate televisivo plasmaron la perenne lucha ideológica entre republicanos y demócratas que impide consenso en un amplio gama de asuntos en la vida nacional, incluyendo la reforma migratoria.
Al final, la Cámara Baja, bajo control republicano, frenó todo intento demócrata por suspender los votos.
El presidente del Comité Judicial de la Cámara Baja, el legislador republicano por Virginia, Bob Goodlatte, ofreció una férrea defensa de ambas medidas, convencido de que éstas fortalecerán la seguridad pública y nacional, protegiendo al país de “inmigrantes criminales”.
“Estoy de acuerdo con muchos de mis colegas en ambos lados, de que debemos tomar muchos otros pasos respecto a nuestro sistema de inmigración. Este Congreso tiene que aprobar fuertes medidas para asegurar que el cumplimiento de las leyes migratorias al interior del país sigue siendo una prioridad”, dijo Goodlatte.
Pero, uno tras otro, los legisladores de la minoría, como John Conyers, el demócrata de mayor rango en el Comité, o las congresistas californianas, Judy Chu y Zoe Lofgren, presentaron sendas cartas de centenares de organizaciones cívicas, religiosas, policiales, sindicalistas y defensoras de los inmigrantes opuestas a ambas medidas.
Para los demócratas, el homicidio de Steinle fue un “crimen horrendo” pero la “Ley de Kate” pinta injustamente a los indocumentados como criminales, cuando son el grupo que menos delitos comete y las ciudades “santuario” tienen menos incidencia de criminalidad, según numerosos análisis, incluyendo uno de la Universidad de California.
El legislador demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, acusó a los republicanos de avanzar una campaña de engaños con medidas que convierten a los inmigrantes en “criminales de carrera”, cuando la realidad es que la mayoría de los extranjeros busca cómo sobrevivir en este país.
La estrategia de los últimos 30 años de restricciones, deportaciones y “satanización” de inmigrantes “no ha funcionado”, y el Congreso haría bien en estudiar formas de eliminar la inmigración ilegal pero dando “alternativas a madres y padres” inmigrantes, argumentó Gutiérrez.
La “Ley de Kate”, de hecho, fue una prueba de fuego para los demócratas porque, en un ambiente de polarización política, los republicanos podrían explotar su oposición a la medida, acusarlos de ser “blandos” contra el crimen, y sumar votos en las urnas el próximo año.
Por ello, antes del voto, Gutiérrez urgió a los demócratas a que no se dejaran vencer por el miedo a perder la reelección.