Exagente del FBI latino relata historia de espionaje durante la Guerra Fría
La historia de la peor infiltración de espionaje en la historia de Estados Unidos contada por uno de sus protagonistas
DENVER (CO).- El nuevo libro del escritor y exagente del FBI Joe Navarro, “Three Minutes to Doomsday“, describe uno de los casos más importantes de contraespionaje durante la Guerra Fría. Navarro detalla la elaborada estrategia que implementó para capturar a Roderick James Ramsey, el brillante exsargento del ejército estadounidense acusado de vender secretos de importancia estratégica de la OTAN a la Unión Soviética.
El libro se lee como una novela de suspenso escrita en primera persona, con diálogos significativos y pasajes retrospectivos insertados en intervalos precisos para mantener el paso ligero de la trama. Es, sin embargo, una historia real de espionaje que ofrece una mirada privilegiada sobre lo que implica trabajar de lleno en una investigación de inteligencia militar.
Nacido en Cuba y radicado en EEUU desde los ocho años, Navarro creció teniendo en alto los ideales de la educación, lealtad y patriotismo que, aunados a su inteligencia y poder de observación, lo hicieron el candidato perfecto para una carrera en el FBI. Durante sus 25 años de trabajo para la agencia federal, Navarro se destacó en el área de contrainteligencia y análisis de comportamiento, específicamente en la comunicación no verbal.
En 1988, Navarro trabajaba en tareas de las fuerzas especiales y reconocimiento aéreo del FBI en el área de Tampa cuando se le asigna localizar y entrevistar a un exsoldado de apellido Ramsey destacado en la base militar de Bad Kreuznach en Alemania durante la década de los ochenta. Ramsey había coincidido en la base con el sargento Clyde Lee Conrad, quien trabajaba en la sección de planes de guerra de la octava infantería y recién se encontraba sospechoso de espionaje.
La entrevista inicial de Navarro a Ramsey suponía ser de rutina, aunque, como añade el exagente en el libro, “en el FBI no hay entrevistas o paradas de rutina”. Si te lo tomas con demasiada indiferencia, añade, bien podría ser tu última entrevista.
Navarro siempre asiste a entrevistas con otro agente y mientras éste toma notas, él observa. Fue así que el simple gesto de un cigarrillo que le temblaba en la boca a Ramsay cada vez que escuchaba el nombre de Conrad le hizo sospechar que Ramsay sabía mucho más que lo que aparentaba. Navarro pone a prueba sus sospechas en un ambiente controlado: en la habitación de un hotel, con comida, ya que, según explica, la comida cambia la dinámica de una entrevista.
“Es mucho más difícil resistirse a alguien que te ha dado de comer”, escribe. El resultado es el mismo: el cigarrillo tiembla una tercera vez a la mención de Conrad. Aunque para aquel entonces los métodos de análisis de comportamiento todavía eran poco aceptados en el trabajo de investigación, Navarro logra convencer a sus superiores que le permitan seguir interrogando a Ramsay. Le dan solo noventa días para establecer el motivo, plazo que eventualmente se convierte en dos años y más de cuarenta entrevistas que se detallan en el libro.
La historia de espionaje es de por sí cautivadora, pero lo que la hace excepcional es la explicación de Navarro de los aspectos no verbales de la comunicación. Desde primer momento establece que más importante que cualquier cosa que Ramsay pueda decirle es lo que no dice y por eso, pasar el mayor tiempo “cara a cara” con él resultaría esencial para la investigación.
Ramsay resulta ser un hombre sumamente inteligente con el segundo mayor cociente intelectual registrado en los exámenes del Ejército estadounidense y verdadera memoria fotográfica. Las entrevistas se convierten en un gran juego de ajedrez en el que ambos planifican su estrategia y de cierto modo se deleitan con la oposición de un buen contrincante. Todo lo que dice es calculado, desde el momento en que lo dice y el tono que usa para que Ramsay no se sienta agredido y Navarro mantenga autoridad.
La lectura recuerda las aventuras de Sherlock Holmes y su poder de deducción a partir de observaciones y el potencial cinematográfico que impulsó a la compañía de George Clooney, Smokehouse Pictures, a adquirir los derechos de cine.
Tras jubilarse del FBI, Navarro ha alcanzado gran éxito como autor y conferenciante experto en el uso de la comunicación no verbal para la superación personal.