Editorial: Un gobierno de puras barreras

Los estudiantes universitarios también podrían encontrarse con un muro

La animosidad de la administración Trump hacia los inmigrantes le impulsa a construir barreras a su alrededor, incluso para dejar afuera a los extranjeros más talentosos que tienen mucho para aportar a nuestro país.

A la ya conocida idea de poner una muralla en la frontera con México, ahora se le quiere sumar una medida destinada a vigilar más de cerca  a los estudiantes que vienen a la universidades estadounidenses.

Esto es parte de la visión integral, que no corresponde con los hechos, de que la amenaza a la seguridad nacional está en los extranjeros, sin importar de dónde vienen ni el motivo por qué lo hacen.

Se estima que hay más de un millón de estudiantes extranjeros que vienen con una visa para asistir a 8,744 colegios y universidades alrededor del país. El 77% son asiáticos, principalmente de China e India y cerca de la mitad del total siguen cursos de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Las Universidad del Sur de California y la Universidad de Nueva York son las instituciones que tienen más estudiantes internacionales de este tipo.

Hasta ahora se usa el Student and Exchange Visitor Information System (SEVIS) del Departamento de Seguridad Interna (DHS) que mantiene un programa SEVP con la información de los centros de estudios acreditados, el Departamento de Estado, la Agencia de Aduanas e Inmigración y el Servicio de Inmigración y Ciudadanía.

Para DHS esta vigilancia es insuficiente para evitar que los  estudiantes se queden en Estados Unidos después de la expiración de su visa. Por eso está considerando que todos ellos deban solicitar cada año de nuevo su permiso de estadía.

Esto parece más simple de lo que realmente es.

Este proceso tendrá un impacto negativo en los estudiantes.

Se teme que  sea un sistema engorroso, que no aporte nada por solo duplicar  resultados y que DHS no tenga los consejeros y el personal de inmigración para administrar adecuadamente un cambio en el programa de visa como el propuesto.

Para los alumnos, será muy costosos tanto en el dinero como una distracción significativa para sus estudios.

Un estudio de la Asociación Educadores Internacionales estima que la presencia de estos estudiantes aporta cerca de 32,000 millones de dólares anuales y más 400,000 empleos en la economía nacional se vieron impactados en el año académico 2015-2016. Al mismo tiempo, las universidades públicas y privadas dependen cada vez más de los ingresos de los estudiantes.

No se hace mucho se hablaba de cómo evitar que los estudiantes extranjeros se regresen a su hogar después de la graduación. La idea era aprovechar de los conocimiento y el talento de estos jóvenes. Se veía que el potencial de su aporte científico y tecnológica podría elevar la economía.

En cambio, hoy se estudia cómo hacerles la vida difícil.

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