Trump promete “revolucionario” recorte de impuestos para la clase media y empresariado

El plan carece de detalles, no se sabe cómo será financiado, y ya es rechazado por demócratas, sindicatos y grupos cívicos

WASHINGTON – Conocido por “vender” sus propuestas “a lo grande”, el presidente Donald Trump prometió este miércoles un plan “revolucionario” para recortar los impuestos a la clase media y al empresariado, sin explicar cómo financiarlo y generando el rechazo de demócratas y grupos cívicos en el país.

Durante una visita a Indianápolis, Indiana, Trump calificó su plan como “un cambio revolucionario” al código tributario de EEUU, y dijo que “los mayores ganadores serán los trabajadores de clase media” y los empresarios, conforme mejore la competitividad del país.

“Jamás ha habido un recorte de impuestos como el del que estamos hablando”, aseguró.

Aunque no ofreció detalles sobre cómo financiarlo, Trump argumentó que no existe razón para que ambos partidos no aprueben, este mismo año,  una “gran victoria para el pueblo estadounidense, y comience el milagro de la clase media una vez más”.

Trump presentó el plan tras sufrir una derrota con la pérdida en las urnas de Luther Strange, en las primarias republicanas de anoche en Alabama.

Ayer mismo, también los republicanos del Senado desistieron de votar una medida para anular “Obamacare” –otra promesa electoral de Trump- al no reunir los 50 votos que ésta requiere.

Antes de viajar a Indiana, Trump dijo a los periodistas en la Casa Blanca que el plan contiene “el recorte de impuestos más amplio en la historia” de EEUU.

Recortes para todos

Funcionarios de alto rango de la Administración explicaron a los periodistas que, si el Congreso cumple el deseo de Trump, el plan reduciría los impuestos a individuos y corporaciones, y los trabajadores pobres no pagarían impuestos; simplificaría la declaración de impuestos, y otorgaría créditos tributarios para quienes cuidan de familiares de edad avanzada.

Entre otros elementos, la propuesta incluye un crédito tributario para familias con hijos menores de al menos $1,000,  y otro crédito nuevo de $500 por dependientes de edad avanzada.

El plan además disminuye de siete a tres los “tramos” o niveles de ingresos individuales sobre los que la gente paga impuestos.

En la actualidad, las tasas impositivas van desde el 10% hasta un máximo del 39,6%, pero bajo el plan, quedarían en 12%, 25%, y 35%. El Congreso tendría opción de añadir otro tramo superior al 35%, que cobraría a los ricos.

Por ahora, la Administración no ha precisado los niveles salariales para cada uno de estos tramos de impuestos, por lo que es imposible explicar el impacto en cada contribuyente.

De lo poco que se sabe del plan, los millonarios y las corporaciones también saldrían ganando, porque se eliminarían los impuestos para herencias, y habría una reducción de la tasa impositiva que pagan las pequeñas y medianas empresas.

Pero esa idea contradice la promesa reciente de Trump de que los ricos “no ganarían” bajo su plan.

Según Trump, la reducción de impuestos para el empresariado sería, de concretarse, la más extensa en más de ocho décadas.

El plan deja sin cambios las deducciones por el pago de intereses hipotecarios, y por la entrega de donaciones caritativas.

El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, argumentó que el crecimiento económico fue débil durante los ocho años de la Administración Obama, y que el nuevo plan es “una oportunidad que se presenta una vez en una generación” para una reforma tributaria significativa.

Mientras, el senador republicano por Texas, Ted Cruz, dijo que las prioridades delineadas hoy “son increíblemente alentadoras”.

“El permitir que los estadounidenses puedan declarar sus impuestos en una postal es un jonrón, una propuesta que he defendido durante muchos años, y es esencial para ponernos en un sendero para abolir de una vez el IRS (Servicio de Rentas Internas), dijo Cruz, quien prometió trabajar con sus colegas por una reforma tributaria que cree empleos, aumente los salarios “y amplíe las oportunidades para millones de estadounidenses”.

Los detalles sobre cómo financiar los recortes de impuestos, y qué efecto tendrán en el ya abultado déficit,  quedan en manos del Congreso, donde ya empezaron las pugnas partidistas sobre la propuesta.

 “Fantasía” y “migajas”

En las redes sociales, en comunicados, y en conferencias telefónicas, líderes demócratas, sindicatos, y activistas de organizaciones hispanas y grupos cívicos en todo el país condenaron de inmediato el plan, al asegurar que éste no sirve para el arranque, porque beneficia demasiado a los ricos y no incentiva la creación de empleos.

El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, afirmó que, en el mejor de los casos, el plan “le tira migajas a algunos en la clase media”, y puso en duda que Trump siquiera haya leído su propia propuesta.

Por su parte, Maya MacGuiness, presidenta del Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB, en inglés), dijo que el plan podría costar más de dos billones de dólares y la Administración tiene que explicar cómo respaldar tantos recortes porque, de lo contrario, solo es un cuento de “fantasía fiscal”.

Más de 35 grupos progresistas, incluyendo UnidosUS (antes NCLR), “Public Citizen” y “MomsRising”, denunciaron en un extenso comunicado conjunto que es una estrategia más para “dar recortes de impuestos a los ricos”, y no ayuda a las familias de las clases media y trabajadora.

Para Richard Trumka, presidente de la federación sindical- AFL-CIO, el plan republicano es una “estafa”, porque incluye las mismas fallidas propuestas de siempre, no incentivarán la creación de empleos y, a largo plazo, sí obligarán a recortes masivos en educación, infraestructura y programas sociales.

“Pareciera que siempre hay suficiente dinero para los millonarios y grandes corporaciones, pero nunca suficiente para ayudar a la clase trabajadora”, se quejó Trumka.

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