Madre guatemalteca cumple dos meses refugiada en iglesia sin que ‘La Migra’ le dé nueva oportunidad
Amanda Morales y sus tres hijos ciudadanos continúan viviendo en el templo Holyrood de Manhattan y las autoridades migratorias se niegan a reabrir el caso para que abogados peleen su orden de deportación
El 17 de agosto pasado, cuando la guatemalteca Amanda Morales decidió refugiarse junto a sus tres hijos en la iglesia Holyrood del Alto Manhattan, luego de que las autoridades de Inmigración le pidieran abandonar el país, ella ya sabía que su lucha iba a ser larga, pero no se imaginaba que el encierro iba a ser tan doloroso.
Ya han pasado dos meses desde aquella tarde en la que la inmigrante dejó su casa de Long Island para buscar protección santuario en el templo de Washington Heights, que se ha convertido en su hogar, y mientras el calendario sigue corriendo, ICE no parece mostrar ningún interés en reabrir su caso de deportación. Si no es así, los abogados de la centroamericana no pueden dar una batalla legal para tratar de conseguir que la madre pueda quedarse en Estados Unidos.
“Todo sigue igual. No hay ninguna novedad y los de ICE todavía no han mandado todavía una respuesta por escrito”, aseguró el padre Luis Barrios, párroco de la iglesia donde está refugiada Amanda, refiriéndose a la respuesta que las autoridades migratorias emitieron en septiembre pasado vía telefónica, donde informaban la negativa de reabrir el caso.
Los defensores de la inmigrante han solicitado a ICE que envíe su decisión por escrito, y aunque un vocero de esa oficina en Nueva York aseguró que enviaron la respuesta hace varias semanas, quienes representan a la guatemalteca, insisten en que no han recibido nada, pero no cesarán su lucha.
“Todo sigue igual y aunque desde el principio sabíamos que esta es una lucha a largo plazo, nosotros no vamos a dejar de apoyar a Amanda, quien hoy se ve enjaulada en un templo que le da apoyo espiritual, pero en el que este presidente, Donald Trump, la ha secuestrado y le ha quitado la libertad de compartir el día a día con su hijo y sus dos niñas”, aseguró el concejal Ydanis Rodríguez, quien ha apoyado a la inmigrante en su refugio.
“Para nosotros es una responsabilidad estar en la lucha por Amanda y sus tres hijos, que representan los millones de personas indocumentadas en esta nación que necesitan un vehículo para normalizar su estatus migratorio y no vamos a descansar hasta que reabran el caso de Amanda para que ella y sus tres hijos, que pueden ser los doctores, abogados e ingenieros del futuro de esta nación puedan tener la vida que se merecen”, concluyó el concejal.
La guatemalteca llegó al país en el 2004 huyendo de amenazas contra su vida en su ciudad natal, y aunque desde el 2012, cuando se enteró que tenía una orden de deportación pendiente se había estado presentando periódicamente al edificio de Federal Plaza, donde funciona ICE en Nueva York, el pasado 3 de agosto en lo que parecía ser una cita de rutina, le dijeron que tenía que abandonar el país en dos semanas, en una clara muestra de los cambios en las políticas migratorias de la administración Trump.