El aterrador testimonio de los sobrevivientes de la masacre de la iglesia de Texas
Devin Kelley recorrió fila por fila para rematar a los sobrevivientes
Era la mañana del domingo en la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, en Texas. Una congregación de alrededor cincuenta personas se encontraban al interior de la pequeña parroquia.
El servicio iba como de costumbre, entre cantos y rezos los correligionarios estrechaban sus manos ante el sermón del pastor cuando de repente varios estruendos comenzaron a estallar en las paredes de la iglesia. Las ventanas comenzaron a explotar pronosticando una desgracia que jamás se podrá olvidar.
!Todos van a morir! dijo Devin Kelley, vestido totalmente de negro y con un chaleco antibalas tras abrir las puertas de iglesia mientras disparaba sin piedad contra la gente.
“Todos nos tiramos al suelo gritábamos, no había donde guarecerse” dijo Roseanne Solis una feligrés que estaba sentada en la entrada del recinto.
En entrevista con CNN la mujer relató los instantes de horror que vivieron al interior de la iglesia cuando vieron lo que sucedía: “Todos nos lanzamos al piso mientras rogábamos sin mayor éxito que no mataran”.
“Se escuchaban cientos de cartuchos cayendo al suelo, podía sentir los disparos y las balas, no paraban” dijo la mujer quien fue impactada por una bala en su brazo izquierdo.
El asesino, Devin Kelley procedió entonces a caminar por toda la mitad del recinto disparando entre cada fila de asientos en su camino hacia el altar. Al llegar giró su cuerpo para seguir con su masacre, relató la sobreviviente.
Otra persona que logró salir con vida fue David Brown cuya madre se encontraba escasas bancas por detrás de él. “Me quede en el suelo todo el tiempo, no le vi la cara, solo vi sus botas caminando por la iglesia mientras gritaba”, explicó el hombre a la cadena local de noticias KSAT.
Por un momento los disparos cesaron y Brown que se encontraba en el suelo pensó que los pasos que veía recorriendo la iglesia eran de la policía, sin embargo eran los de Kelley que caminaba entre las filas de la iglesia buscando sobrevivientes para rematar a sangre fría.
Entre tanto relatan que los sobrevivientes se pedían entre si, mediante señas, guardar silencio para hacer creer al asesino que estaban muertos.
Sin embargo, muchos de los heridos, entre ellos, bebés en brazos lloraron, lo que permitió que Kelley los descubriera y los rematara a sangre fría. Esa fue la suerte que corrió la hija del pastor de la congregación, Annabelle Pomeroy de 14 años, quien después de sobrevivir la primera oleada de balas fue descubierta por el asesino y fue rematada en el suelo.
Al salir de la iglesia el asesino dejo sin vida a 26 personas y muchas más heridas. Las personas que sobrevivieron lo hicieron en parte porque consiguieron hacerse pasar por muertos.