El extraño virus que está fuera de control y amenaza al mundo
Desde hace varias semanas, científicos estadounidenses se trasladaron a una villa localizada en el corazón de la selva congoleña, en África, en donde el número de enfermos por este virus ha tenido un incremento significativo
Un grupo de científicos estadounidenses se encuentran trabajando desde hace algún tiempo en el corazón de la selva del Congo, en África, para investigar y estudiar a una parte de una población que vive en una pequeña villa en este sitio, la cual está sufriendo las consecuencias de haber sido atacada por un extraño virus.
Se trata de la llamada viruela del mono, la cual es familia de la conocida viruela, y que es transmitida por el contacto entre el ser humano y los animales, aunque también puede ser contagiada de persona a persona; se ha convertido en una epidemia en la región y no se sabe cómo puede ser controlada.
Quienes padecen de la viruela del mono presentan síntomas en concreto, como fiebre y erupción en la piel, que puede provocar dolorosas heridas, las cuales se comparan con quemaduras producidas por un cigarrillo.
Los científicos que están trabajando en su estudio están solicitando el apoyo de colegas de todo el mundo, ya que su tasa de mortalidad es bastante alta, pues uno de cada 10 pacientes que la contrae fallece.
El sitio en donde se lleva a cabo el foco de estudio es la villa de Manfouete, en donde hay 1,600 habitantes y que carece de electricidad y agua potable. En tan solo un año, los casos de viruela de mono han tenido crecimiento significativo.
Las principales fuentes de contagio han sido por cuidar a familiares enfermos, así como por cazar animales portadores del virus y consumir su carne. Los roedores son los principales transmisores de la enfermedad.
Los investigadores, a pesar de haberse vacunado, tienen el 15% de probabilidades de contraer el virus, por lo que son cuidadosos al tratar los pacientes, utilizando siempre guantes, protección en los ojos, así como ropa especial para cubrir su rostro y cuello.
A las especies a las que se les ha detectado el virus se les ha colocado un GPS para monitorear y analizar los hábitos que tienen en sus hogares o madrigueras.