Editorial: ¿Trumpismo sin Trump?

Esta elección en varios Estados de la nación se planteó desde un primer momento como un referendo sobre la administración Trump

Los demócratas cierran con una pequeña alegría lo que ha sido un año de pesadilla. Hay una luz de esperanza de que el resultado electoral del martes sea un regreso al sentido común.

No tanto porque hayan caído derrotados los candidatos republicanos a las gobernaciones de Nueva Jersey y Virginia. Esto va más allá del partidismo clásico.

Este fue el fracaso de dos campañas que apostaron a la estrategia divisiva del presidente Donald Trump. Es el rechazo de los votantes a las tácticas del miedo a los inmigrantes para ganar elecciones.

En Virginia, el vicegobernador demócrata, Ralph Northam, obtuvo una contundente victoria sobre Ed Gillespie. Fue una avalancha demócrata que arrasó el Estado, poniendo en peligro el control republicano de la Cámara de Virginia.

No se puede decir que ganó el estilo tranquilo de Northam, sino que fue un rechazo a Ed Gillespie quien dejó de lado su reconocida moderación por un trumpismo sin Trump. El candidato se distanció de la imagen del Presidente pero no de su mensaje. Hacia el final de la campaña intentó ligar a su rival con las ciudades santuario y con la violencia de la pandilla MS-13.

El propósito era revivir el entusiasmo populista que llevó a Trump a la Casa Blanca. El día de la elección, los motivados fueron los votantes cansados de la política destructiva de la Casa Blanca y de la campaña de Guillespie.

En Nueva Jersey ocurrió algo parecido. El demócrata Phil Murphy ganó por un amplio margen a la republicana, Kim Guadagno. Ella utilizó el argumento del peligro que representan los indocumentados -ligó en comerciales a su rival demócrata un caso específico de un asesino y violador sin papeles. Ella habló de las ciudades santuario y de las pandillas.

Algunos sondeos de opinión también mostraron que por primera vez el tema del Obamacare ayudó a los demócratas en vez de los republicanos. Este cambio indica cómo desde que Trump entró en la Casa Blanca cambió la percepción popular sobre quién defiende el bienestar de los estadounidenses.

Esta elección en varios Estados de la nación se planteó desde un primer momento como un referendo sobre la administración Trump. Por eso preocupa a los republicanos que defienden en 2018 sus mayorías en el Congreso.

El Legislativo está paralizado por las rencillas internas, hay un éxodo de legisladores republicanos insatisfechos con el trumpismo que domina su partido. Al mismo tiempo, se reduce el respaldo de la base que respaldó a Trump en 2016.

La elección deja interrogantes: ¿Puede tener éxito un trumpismo sin su líder carismático? ¿Es este el comienzo del final de un periodo populista?

La respuesta errada le puede costar la Cámara Baja a los republicanos.

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