Paradise Papers: cuán pobres nos hace que los superricos eviten pagar impuestos
¿Acaso este sistema financiero está empobreciendo al planeta?
¿Cuáles son los daños colaterales de que los ultrarricos secretamente inviertan vastas cantidades de dinero en los popularmente llamados “paraísos fiscales”?
La filtración de los Paradise Papers, una inmensa cantidad de documentos financieros que detallan las actividades financieras de algunas de las personas más ricas y corporaciones más poderosas del mundo, reavivó el debate sobre los centros financieros offshore.
En particular, se cuestionó su posible relación con la pobreza dentro y entre países.
De acuerdo con diversas fuentes, las enormes cantidades de dinero que se calcula circulan en sistemas financieros secretos están empobreciendo al mundo.
“Debido a los paraísos fiscales, la desigualdad es significativamente peor de lo que los economistas miden”, afirma Tax Justice Network, una coalición internacional de investigadores y activistas sobre regulación financiera.
Cuestión de impuestos
En términos simples, el argumento es que, al ocultar su riqueza en paraísos fiscales, las personas y empresas eluden el pago de impuestos en los países donde hacen negocios y amasan su dinero.
Eso, a su vez, priva a los gobiernos locales de los recursos que tanto necesitan para financiar servicios públicos (como salud o educación) y proyectos de infraestructura (como rutas y hospitales).
Teóricamente, el déficit se termina por convertir en un problema para el ciudadano común.
“Los gobiernos o bien tienen que recortar servicios o bien deben compensar la caída en recaudación aumentando los impuestos en todos los demás ciudadanos”, sostienen desde Oxfam, una ONG con sede en Reino Unido.
“Ambas opciones hacen que las personas más pobres pierdan y que la brecha de desigualdad crezca”, agregan.
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Países pobres y países ricos
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la pérdida anual global por la evasión fiscal asciende a US$240.000 millones.
Este sistema “está absorbiendo la vida de los estados de bienestar en el mundo rico”, aseguran desde Oxfam.
Pero, la situación es aún más dramática en los países más pobres.
Sólo la evasión de impuestos corporativos cuesta al menos US$100,000 millones cada año a los países no desarrollados, según Oxfam.
“Esto es dinero suficiente para proporcionar educación a 124 millones de niños y prevenir la muerte de casi 8 millones de madres, bebés y niños al año”, afirman.
En África, ejemplifican, se pierden US$14.000 millones anuales en tributos por el uso de paraísos fiscales de parte de los ultrarricos.
Según Oxfam, ese dinero cubriría los costos de atención médica para 4 millones de niños del continente y emplearía suficientes maestros para que cada menor africano asista a la escuela.
Las autoridades africanas estiman que el continente pierde más dinero en la evasión fiscal de lo recibe en forma de ayuda internacional.
América Latina: la más desigual
El problema de la evasión fiscal y los paraísos fiscales es particularmente alarmante en América Latina, la región más desigual del planeta, según un informe del año pasado del Foro Económico Mundial.
Entre 2002 y 2015 las fortunas de los multimillonarios de la región aumentaron 21% por año en promedio.
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“Gran parte de esta riqueza se mantiene en paraísos fiscales, lo que significa que una parte importante de los beneficios del crecimiento de América Latina está en manos de un pequeño número de personas muy ricas, a expensas de los pobres y la clase media”, sostiene el informe.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), calculó que en 2014 la evasión fiscal de parte de personas y empresas en la región costó más de US$190.000 millones.
El 0,01%
El movimiento sociopolítico Occupy, surgido en EE.UU. en 2011 en pro de la justicia social y económica, tenía como eslogan: “Somos el 99%”, para señalar cómo el 1% de la población concentraba una cantidad desproporcionada de riqueza.
Pero según un estudio publicado en septiembre en la revista Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), 80% de todo el dinero guardado en centros financieros offshore, pertenece al 0,1% más rico.
Y 50% de ese monto pertenece al 0,01% de más arriba.
En este sentido, Tax Justice Network afirma que es tanto el dinero invertido en paraísos fiscales que todos los cálculos sobre inequidad económica se quedan cortos.
En un estudio realizado por la organización en 2012, se señlaba que entre US$21 y US$32 billones en activos financieros se encuentran en operaciones offshore, las cuales, en gran parte no son gravadas.
Pero nadie parece ponerse de acuerdo en los montos.
Un informe del año pasado de la consultora The Boston Consulting Group estimó la cifra en US$10 billones, mientras que el publicado en NBER calculó que equivalía a US$7,8 billones.
Este último monto equivale a 10% del PIB global, es decir que es más grande que la economía japonesa.
No obstante, según James Henry, autor del libro The Blood Bankers (“Los banqueros de sangre”), el monto asciende a US$36 billones. Eso es el doble del tamaño de la economía de Estados Unidos.