Mujer busca durante 70 años al extraño que visita la tumba de su hermano y se lleva gran sorpresa
Karl Smith murió a los 12 años, ahogado en una playa en Gales durante un campamento de los Boy Scouts en agosto de 1947. Desde que lo enterraron, flores, poemas y regalos comenzaron a aparecer en la tumba del niño, pero nunca se supo quién los dejaba ahí
En una bonita aldea de Prestbury, Gloucestershire, en el sur de Reino Unido, un misterio ha desconcertado a sus habitantes durante décadas.
Después de la muerte del boy scout Karl Smith en 1947, misteriosos regalos y mensajes comenzaron a aparecer en su tumba. A pesar de los esfuerzos de Ann Kear, su hermana, la identidad del visitante nunca se había revelado.
La periodista de la BBC Camila Ruz se unió a Ann en su búsqueda para localizar al extraño que ha estado visitando el sepulcro de su hermano por casi 70 años, y produjo el documental “Un extraño en la tumba de mi hermano”.
Aquí te contamos la historia.
Karl murió a los 12 años, ahogado en Oxwich Bay, una playa en Gales, durante un campamento de los Boy Scouts, en agosto de 1947.
En un momento en el que el líder de los Scouts fue a comprar comida, un grupo de jóvenes se escapó al mar. Uno de ellos fue Karl. Pero a diferencia de sus compañeros, él nunca volvió a salir.
“Mi mamá me dijo que cuando murió, me corrió una lágrima por la mejilla y le dije ¡no importa, mami, lo veremos otra vez algún día!, contó su hermana Ann a la periodista.
Desde que lo enterraron, flores, poemas y regalos comenzaron a aparecer en la tumba del niño.
“Cuando vengo me pregunto qué voy a encontrar aquí ahora y si alguien pasa cerca y me saluda y pienso ‘¿eres tú?’, ‘¿eres tú?”, dijo Ann a Ruz cuando visitaron juntas el cementerio.
“Hay tres hortensias y una rosa que juro, no estaban el domingo. Así que alguien ha estado aquí desde que yo puse mis flores ahí el domingo”.
En ocasiones anteriores, la mujer también había encontrado una mazorca de maíz, una pluma de faisán, y mensajes con el nombre de Karl en el encabezado.
La mamá de ambos solía decir que Karl era un niño muy querido, porque siempre tenía tiempo para los ancianos y “cosas así”.
Pero fuera de eso, Ann lamentaba no tener muchos recuerdos de Karl, ya que tenía 7 años cuando este murió.
“Era mi hermano, así que me gustaría saber (quién es el extraño que va a visitar su tumba). Si se toma el trabajo de hacer todas estas cosas, Karl debe haber dejado una gran impresión en esta persona. Podría decirme algo sobre él. Me encantaría y creo que podría darle un cierre a esta historia”.
Intentos vanos
Ann aseguró que había intentado de todo para descubrir al desconocido: “Dejé un mensaje tipeado, preguntándole a la persona que lo hacía si podía hablar con ella. Puse un mensaje en la parroquia a ver si alguien se acercaba y nada”.
Además, hasta antes de encontrarse con Ruz, había escrito artículos, ido a reuniones de los Scouts, hablado en la radio y salido en las noticias.
La mamá recibió unas 100 cartas de condolencias de los vecinos cuando Karl murió.
La gente todavía habla de la tragedia, incluso si no conocieron a Karl, y Ann no ha sido la única intrigada por el misterioso visitante de su tumba.
“Por los poemas, es alguien que ha leído mucha literatura inglesa”, dijo una mujer de Prestbury a Ruz.
“Hemos estado tratando de descubrirlo, pero nos evade”, señaló otra residente.
“Puede ser alguien que estaba en el coro, el colegio o en los Scouts con él. No sabemos”, indicó otro vecino.
Búsqueda
Durante la búsqueda, Ruz y Ann fueron a los archivos de Gloucestershire. Ambas encontraron fotos que Ann nunca había visto, en las que aparecía su hermano.
También hallaron una lista de los niños que estuvieron con Karl el día que murió. Pero entre estos, no identificaron a nadie que supiera dónde estaba enterrado o que hubiera visitado su tumba.
Como siguiente intento para encontrar alguna pista, Ruz llevó los poemas dejados en la tumba de Karl a Stephen Regan, especialista en poesía sobre muerte y duelo, de la Universidad de Durham, en el norte de Reino Unido.
Regan le dijo que uno de los poemas pertenecía a Robert Stephen Hawker, un autor del siglo XIX que asistió a la misma escuela de Karl, Chentelham.
Ruz y Ann concluyeron que el visitante podía ser alguien que estudió con Karl en ese mismo colegio. Pero con esta información no alcanzaron ningún resultado.
Nueva pista
Hasta que Ruz revisó la lista de gente que había ido al funeral y encontró a un hombre que había estado con Karl el día que se ahogó. Esta persona había dado su testimonio en la investigación policial.
Ruz lo llamó un viernes y él mismo le dijo “Oh, de hecho voy a la tumba muy seguido” y agregó que la había estado visitando casi toda su vida.
La periodista le preguntó si quería conocer a Ann y el hombre misterioso dijo sí, que podía ir a verla al día siguiente. Se trataba de Ronald Westborough, de 84 años. El anciano no sabía que Ann lo había estado buscando, ni que Karl tenía una hermana.
El señor dijo que él y Karl se habían conocido en los Scouts. El día de la tragedia, todos salieron del mar después de bañarse, menos Karl.
Westborough entró con alguien más a buscarlo, lo encontraron bocabajo en el agua y lo sacaron a la arena. “Cosas así se quedan en tu mente. Es horrible”, señaló el visitante cuando se encontró con Ann. “Fue una conmoción”.
¿Y los poemas?
Karl había sido el amigo más cercano de Westborough en los Scouts y había compartido la carpa con él la noche anterior a su muerte.
El hombre también contó que a veces va a la tumba y simplemente pone su mano en la lápida. “Hablo con él y le pregunto ‘oye, Karl, ¿cómo estás? Algún día subiré y te veré ahí arriba”, dijo.
“Me quedé muy conmovida por esto”, le dijo Ann a Westborough, “ante la idea de que todavía hubiera alguien ahí con quien pudiera hablar. Es encantador conocerte, Ron”.
El misterio, sin embargo, no terminó con ‘Ron’. El señor aclaró que él llevaba solo flores para Karl. Falta descubrir quién ha estado llevando los poemas.