Cámara aprueba polémico plan de recortes de impuestos

La medida tiene que ser armonizada con la versión que apruebe el Senado

El presidente Trump acudió a la Cámara este jueves.

El presidente Trump acudió a la Cámara este jueves. Crédito: SAUL LOEB/AFP/Getty Images

WASHINGTON – Hambrientos de una victoria legislativa significativa antes de regresar a sus distritos, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron este jueves un polémico plan de recorte de impuestos por $1,5 billones para estimular la economía, pero que la oposición tildó como una dádiva para los ricos y las grandes corporaciones, y  una “estafa” para 36 millones de hogares de clase media.

El plan de 440 páginas, que supone la mayor reforma tributaria en EEUU desde 1986, fue gestionado sin participación de los demócratas y sin enmiendas ni audiencias, lo que añadió acritud del debate que precedió a la votación

El voto final de 227 a favor y 205 en contra, de los cuales 13 fueron republicanos, se realizó poco después de la visita del presidente Donald Trump al Capitolio para presionar por la aprobación del plan, que es una de sus promesas electorales.

Para convertirse en ley, el plan tiene que ser armonizado con la versión que salga del Senado, donde también afronta la oposición de demócratas y de algunos republicanos, en particular porque elimina las deducciones locales y estatales en estados como California, Nueva York y Nueva Jersey, que tienen altos niveles de impuestos.

Según expertos, el plan en realidad no ayudará a los pobres ni beneficiará a todos en la clase media, a largo plazo provocará un aumento de impuestos,  y además agudizará la lucha de clases en este país.

Trump quiere promulgar la ley como un “regalo navideño” pero, aunque los republicanos lograron reunir y superar los 217 votos mínimos necesarios sin trabas, en el Senado, varios conservadores ya han dicho que se oponen al plan.

Contrario a los fallidos esfuerzos por anular “Obamacare”, sin embargo,  la Casa Blanca no organizó una rueda de prensa triunfalista porque falta ver qué ocurre en el Senado.

Al igual que en 1986, los demócratas, y grupos cívicos afines, aseguran que este tipo de políticas jamás han surtido efecto para “filtrar la riqueza de arriba hacia abajo” -en un fenómeno conocido en inglés como “trickle-down economics”- porque, puestos a escoger, la mayoría de las corporaciones no aprovecha la reducción de impuestos para beneficiar a los trabajadores.

En declaraciones a este diario un asesor cercano al Partido Demócrata, que pidió el anonimato, dijo que el voto de hoy será una “mancha indeleble para los congresistas que se enfrentan a una relección en el 2018”.

“Los demócratas seguiremos dando a conocer la realidad de este proyecto y trabajando con nuestros aliados en cada rincón del país para que las personas hagan escuchar su voz y se opongan a que este plan se implemente”, prometió.

Elementos clave del plan reformista

El plan de la Cámara reduce de siete a cuatro los tramos salariales para el pago de impuestos; duplica las deducciones estándares; reduce la tasa tributaria para las corporaciones del 35% al 20%; elimina deducciones locales y estatales, y establece un tope de $10,000 en las deducciones de impuestos estatales a la propiedad.

Así, los contribuyentes en California y Nueva York -dos estados que no votaron por Trump en 2016- verían en su conjunto un aumento de impuestos por $16,000 millones para 2027, en cambio los de estados como Texas y Florida, que votaron por el republicano, obtendrían recortes por más de $30,000 millones en ese período, según un análisis del Instituto de Política Tributaria y Económica (ITEP).

Ambas versiones prohíben que los trabajadores indocumentados que utilizan el Número de Identificación Individual de Contribuyentes (ITIN, en inglés), puedan reclamar el Crédito Tributario por Hijos (CTC, en inglés), aún si sus hijos tienen Seguro Social.

Según “UnidosUS”, en 2015, el CTC sacó de la pobreza a 981,000 latinos, incluyendo 560,000 niños.

¿Recortes de impuestos, o una estafa?

Antes del voto, ambos partidos intercambiaron espadazos sobre el contenido y alcance de la medida, cada uno enarbolando la causa de las clases media y trabajadora: los republicanos la pintaron como un plan de “justicia fiscal” y una panacea para la economía, mientras que los demócratas le echaron tierra con calificativos como “desastre” y una “terrible pesadilla”.

Siguiendo un mismo guión conservador, los republicanos dijeron que el plan estimulará el crecimiento económico porque crea incentivos para el empresariado y ofrece un reembolso de unos $1,600 para la típica familia de clase media.

Con ese dinero, por ejemplo, las familias pueden “hacer un viaje y relajarse un poquito”, precisó el legislador republicano por Nueva York, Tom Reed, quien se quejó de que los demócratas disfrutan de gastar más fondos públicos financiados por aumentos tributarios.

Liderados por Nancy Pelosi, los demócratas replicaron que los republicanos pueden llamarle lo que quieran pero sigue siendo una “estafa” para la mayoría de familias de las clases media y trabajadora, además de que abultará el déficit y provocará masivos recortes en programas como “Medicare” “Medicaid”, cupones de alimentos, y demás ayudas para los pobres.

Varios de los legisladores demócratas, entre ellos Judy Chu, Ben Luján, y Sheila Jackson-Lee, llegaron armados con sendos carteles con gráficas sobre los elementos que consideraron más nocivos del plan para los trabajadores, los estudiantes, y pacientes con altos costos médicos.

Un informe del Centro de Política Tributaria había señalado que, bajo este plan, cerca de una de cada cuatro familias tendría un aumento de impuestos, por un promedio de más de $2,000 adicionales para 2027.

La medida también afronta el rechazo de la mayoría de los sindicatos, grupos cívicos progresistas y defensores de los inmigrantes, entre éstos “UnidosUS”.

Impopular entre los votantes

Una encuesta nacional de la Universidad de Quinnipiac, difundida ayer, indicó que sólo el 16% de los votantes cree que el plan republicano reducirá sus impuestos, mientras que el 35% cree que éstos más bien aumentarán, y un 36% cree que no habrá mayor impacto en el pago de impuestos.

Además, sólo el 36% considera que el plan ayudará en la creación de empleos y el fortalecimiento de la economía, y el 52% opina lo contrario.

Igual de grave para los republicanos que promueven el plan, el 59% cree que esta reforma tributaria favorece a los ricos a expensas de la clase media.

Preguntados sobre aspectos específicos del plan, la mayoría de los votantes calificó como “mala idea” el reducir los impuestos a las corporaciones, o eliminar las deducciones locales y estatales en los impuestos salariales.

“El sentimiento de los votantes es que el plan tributario del Partido Republicano es una gran idea si eres rico. De lo contrario, mala suerte”, explicó Tim Malloy, subdirector de la encuesta.

Siguientes escenarios

Los republicanos de la Cámara Baja aprobaron el plan tributario exactamente una semana antes del feriado del “Día de Acción de Gracias”, con la intención de regresar a sus distritos a “venderlo” ante sus votantes.

La aprobación es importante para la bancada republicana, tomando en cuenta que, salvo la confirmación del juez conservador para el Tribunal Supremo, Neil Gorsuch, no ha tenido un logro significativo, en un año en el que los republicanos controlan las tres ramas del gobierno por primera vez desde 2007.

Mientras, los republicanos del Senado siguen puliendo la versión que presentaron la semana pasada y que también debe ser votada en comité y en el pleno de la Cámara Alta, donde los republicanos numeran 52 y no pueden permitirse más de dos deserciones.

Entre los escenarios posibles en las próximas semanas,  el Senado podría aprobar la versión de la Cámara Baja, o votar su propia iniciativa y someterla a un proceso de armonización con la aprobada hoy, para que quede en un solo texto legislativo.

Para financiar los recortes de impuestos, la versión del Senado además elimina la exigencia dentro de “Obamacare” para que todo estadounidense tenga seguro médico, so pena de multas, eliminando así los subsidios que ofrece el gobierno para personas de bajos recursos.

Si se mantiene esa cláusula en la ley final, unos 13 millones de estadounidenses perderán su seguro médico para 2027, lo que ha desatado furibundas críticas de grupos que exigen más ayuda en el combate contra la pobreza.

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