Así es Aokigahara, el famoso bosque de los suicidios de Japón
Un lugar silencioso, lleno de árboles, al que cada año acuden entre 50 y 100 personas para quitarse la vida
Las críticas hacia el youtuber estadounidense Logan Paul no han cesado tras la publicación de un video en el que relata el hallazgo de un cadáver colgado en el bosque japonés de Aokigahara.
Paul, famoso por sus videos de YouTube, estaba caminando con unos amigos por ese bosque cuando se encontró con el cuerpo de un suicida, un momento que compartió en su canal de videos y en el que aparecía riéndose.
Luego de que muchos internautas lo criticaran por considerar que actuó de forma irrespetuosa, el joven pidió disculpas y dijo que se había “equivocado a causa de la sorpresa y el asombro” que sintió en el momento.
Trágicamente, el hallazgo de cuerpos no es raro en el bosque Aokigahara, conocido por ser el lugar en el que cada año decenas de personas se quitan la vida.
Está ubicado en la base noroccidental del emblemático Monte Fuji, a unos 100 kilómetros al oeste de Tokio, y en él anualmente se suicidan entre 50 y 100 personas.
En el bosque Aokigahara el viento queda bloqueado por los espesos árboles y la vida silvestre es casi inexistente, lo que lo hace excepcionalmente silencioso, además de que está repleto de cavernas rocosas y heladas.
Al igual que el puente Golden Gate en San Francisco, en Estados Unidos, este bosque japonés es uno de los lugares del mundo en el que más personas se quitan la vida.
Sus historias de muerte son tan llamativas que incluso inspiraron la película The Forest (“El Bosque”, en español), estrenada a principios de 2016.
“Pensemos una vez más en la vida que te fue dada, tus padres, tus hermanos y hermanas, y los niños. No sufras solo, antes, contacta a alguien”, dice un aviso en una de las entradas del bosque, que incluye un número telefónico para pedir ayuda.
Es uno de los múltiples esfuerzos que han hecho las autoridades para revertir la situación.
¿Inspirados por la literatura?
Según se dice, personas de todo Japón seleccionan Aokigahara para morir en parte inspirados en el cuento Kuroi Jukai (“El negro mar de árboles”) de Seicho Matsumoto, publicado en 1960, que finaliza con una pareja de enamorados quitándose la vida allí.
Otros creen que la tradición de usar el bosque viene dela práctica Ubasute del siglo XIX, en la que gente de edad avanzada era abandonada en los bosques para que murieran allí, como una forma de eutanasia, frecuente en épocas de sequía y hambruna.
Incluso el libro de Tsurumi Wataru titulado “El manual completo del suicidio” (1993) se refiere a Aokigahara como un lugar “perfecto para morir”, además de que califica al ahorcamiento como una “obra de arte”.
La publicación vendió millones de copias pero fue vetado en el país.
Una práctica histórica
Unas 800,000 personas cometen suicidio cada año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, y Japón se encuentra entre los cinco países con más casos.
En 2015 hubo 1,5 suicidios por cada 100,000 habitantes, una de las tasas más altas entre los países desarrollados.
“El aislamiento es la principal causa para la depresión y el suicidio”, le dijo hace un tiempo a la BBC Wataru Nishida, psicólogo de la Universidad Temple de Tokio.
“Es cada vez más común leer historias sobre personas mayores que mueren solas en sus apartamentos”, afirmó. “Están descuidadas. Los hijos cuidaban a sus padres en otra época pero ya no lo hacen más”.
Muchas veces se habla también de la tradición japonesa del “suicidio honorable” como una razón para la alta tasa de suicidios.
La práctica samurái de cometer “seppuku” o “harakiri” o los jóvenes pilotos “kamikazes” de la Segunda Guerra Mundial, son señalados como razones culturales distintas por las que los japoneses son más propensos a quitarse la vida que en otros países.
Al respecto, Nishida dijo que puede ser un factor y explica que “Japón no tiene ninguna historia de cristianismo”, así que el suicidio en el país nunca ha sido un pecado. De hecho, según le dijo a la BBC, algunos lo ven como una manera de asumir responsabilidades.
Cultura de no quejarse
La ansiedad financiera y la inseguridad se ven agravados por una “cultura de no quejarse” de Japón, según le dijo Nishida a la BBC.
“No hay muchas maneras de expresar la ira o la frustración en Japón. Si los jóvenes sienten presión de su jefe y se deprimen, hay quienes consideran que la única salida es morir“, aseguró el experto.
La condición llamada “Hikikomori”, un tipo de aislamiento social agudo, en la que los jóvenes no quieren salir de sus casas, ha aumentado más con las nuevas tecnologías.
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