Fosas comunes cuentan la historia de El Salvador y de cómo se creó la “porquería” de la que escapan miles
El epíteto de Donald Trump hacia los países cuyos ciudadanos buscan protección temporal en Estados Unidos abre la puerta a un recuerdo: ¿Quien ayudó a crear la estela de conflicto y muerte que genera la migración? Hay huecos en la tierra que cuentan parte de la historia.
El epíteto que el presidente Donald Trump lanzó a los ciudadanos de países que han buscado protección temporal en Estados Unidos ha sido muy discutido por todos los medios, pero cuando el escritor y periodista Roberto Lovato escuchó la noticia, inmediatamente pensó en su investigación sobre las fosas comunes de El Salvador, México y estados fronterizos estadounidenses.
La palabra usada significa, literalmente: “huecos de porquería”, le recordó a Lovato que en su recorrido de miles de millas ha pisado mucha porquería y mucho barro, para llegar a las zonas remotas donde están las fosas -los huecos- que guardan incontables cadáveres.
Esos huecos están llenos de una historia en la que los Estados Unidos tiene mucho que ver, apuntó Lovato. La guerra de los años 80 y la violencia de hoy están ligadas entre sí por una historia: Estados Unidos financió escuadrones de la muerte que mataron al 80% de las víctimas de la guerra salvadoreña -verificado por las Naciones Unidas- y en Estados Unidos nacieron las maras, las pandillas, luego deportadas y que ahora asolan a ese país.
“Yo he estado en las fosas y los laboratorios forenses y he visto la evidencia. Los cráneos, el tipo de bala o proyectil, las huellas en el lodo que dejan los zapatos y me han enseñado análisis de ADN y todo apunta a que fueron las fuerzas élites entrenadas en Estados Unidos las que perpetraron la masacre de El Mozote, donde mataron a casi 1000 personas, en su mayoría niños”, apuntó Lovato en conversación con La Opinión.
Unos días antes, Lovato había publicado un artículo en el que respondía al uso del epíteto presidencial: “Los peores huecos de porquería son Made in America, son hechos en Estados Unidos”, se titulaba.
Entre las fosas que más ha visitado están las de El Salvador, donde, según el escritor, hay “miles” de fosas comunes que aún no han sido excavadas o investigadas. Algunas datan de los años 80, de la guerra civil salvadoreña, y las más nuevas son de la última década, de la violencia pandilleril que ha convertido a ese país en el más violento del planeta.
¿Cuántas fosas hay en El Salvador? , preguntamos.
“Son miles”, apunta Lovato. “Estamos hablando de la guerra de los años 80 y de los pandilleros de hoy. Fosa común indica 2 personas o más. El caso de El Mozote es el mejor documentado, allí llegó un equipo argentino especializado en este tipo de excavaciones y los forenses del instituto de medicina legal salvadoreña y han hecho un trabajo muy detallado”.
Las víctimas infantiles, cada vez más comunes, llaman la atención entonces y ahora, pero los medios de Estados Unidos rara vez hacen la conexión entre la retórica y las políticas de hoy, con la historia de la región.
En la masacre de El Mozote, un batallón élite de las fuerzas armadas estadounidenses (Batallón Atlacatl) llegó a un pueblo llamado El Mozote y masacró a casi 1000 personas. Las recientes excavaciones resaltan que la mayoría de las víctimas eran niños, mujeres y ancianos.
“Muchos niños eran menores de 6 años”, apunta el periodista y escritor, que prepara un libro sobre las fosas, a publicarse el próximo año. “Igual que ahora, al hablar de los niños migrantes, nos olvidamos de mencionar que cada vez son más jóvenes las víctimas de las maras”.
Los forenses han confirmado a Lovato que hoy en día hay víctimas de hasta 12 años en las fosas que dejan los pandilleros violentos de El Salvador.
Las maras no existían en El Salvador de hace 20 o 30 años, recuerda.
“La mara 18 o la Mara Salvatrucha se crearon en Los Ángeles como reacción a la violencia de pandillas como la “Eme” y las afroamericanas, contra los jóvenes centroamericanos que llegaron refugiados”, recuerda.
“Primero tenían el pelo largo y escuchaban rock y punk. Luego empiezan a ser más violentos y usar tatuajes a cortarse el pelo a ponerse pantalones flojos , asesinando más, ejerciendo violencia para adquirir poder. Todos son esquemas de las pandillas de aquí, que no fue parte de la cultura de Honduras ni El Salvador ni Guatemala”, asegura.
Los salvadoreños y el discurso de Trump
En el momento en que Trump pronunció las supuestas palabras: “¿para qué queremos a personas de esos países de porquería?”, el presidente estaba hablando con senadores de la propuesta de incluir a los beneficiarios de TPS, entre ellos los salvadoreños, en el acuerdo migratorio que también incluye la legalización de los dreamers.
Pero los medios no enfatizaron que la mayoría de los afectados por la suspensión de TPS no son africanos, sino salvadoreños, y que fueron estos quienes empujaron al gobierno estadounidense hace más de 20 años, para que protegiera a los refugiados de la guerra salvadoreña, cuyos casos de asilo eran sumariamente rechazados por los tribunales.
Lovato lo recuerda bien, porque en aquellos años de la guerra fue director del Centro de Recursos Centroamericano (CARECEN), llamado en aquel entonces “Centro de Refugiados Centroamericanos”.
Decenas de miles de personas huyeron de El Salvador y de Guatemala hacia otros países durante los 70 y 80, principalmente Estados Unidos y aquí se fundaron organismos de defensa de los refugiados y los llamados “santuario”, los originales, apunta el escritor.
“Los mismos salvadoreños abogaron originalmente por el TPS”, indicó. “Cuando veo las noticias de lo que dijo Trump, hay una inversión del discurso, porque los salvadoreños son los más relacionados al TPS y sin embargo los medios reportaron que Trump se refería a Haití y a los africanos solamente”.
Lovato argumenta, sin embargo, que el insulto de Trump simplemente recoge en palabras lo que otros presidentes han hecho en la práctica.
“Hacia África hacia Haití, El Salvador, México, la política ha sido una de olvido, de borrar, de maltrato, de escuadrones de la muerte, en unas época de dictaduras militares, de políticas económicas destructivas, de políticas que destruyen el medio ambiente, que humillan a todo un pueblo.
La humillación de Trump viene a poner claro lo que ha sido y sigue siendo la política de Estados Unidos”, apunta el escritor.