Británica obsesionada con asesinos seriales cumplió un macabro deseo

Desde pequeña, Jemma Lilley tuvo una fijación con asesinos seriales y películas de horror, incluso le confesó a un amigo que antes de los 25 años quería matar a alguien

La policía informó que Jemma Lilley tenía lona para cubrir cosas en su casa. (Foto: Tribunal de Australia Occidental)

La policía informó que Jemma Lilley tenía lona para cubrir cosas en su casa. (Foto: Tribunal de Australia Occidental) Crédito: (Foto: Tribunal de Australia Occidental)

Estaba obsesionada con la vida de los asesinos en serie. Y su lista de deseos incluía uno que cumplió: matar a alguien.

Pero la descubrieron y la acaban de condenar a cadena perpetua. El término mínimo que tendría que cumplir es de 28 años.

Jemma Lilley es oriunda de Lincolnshire, un condado del este de Inglaterra, en el Reino Unido, pero se mudó a Australia en 2010.

Y fue allí en donde cometió el crimen.

El 13 de junio de 2016 ahorcó al adolescente Aaron Pajich, lo apuñaló y lo enterró en su casa en la ciudad de Perth, en el suroeste australiano.

Y este miércoles la mujer de 26 años fue condenada por el Tribunal Supremo de Australia Occidental, el estado en el que se encuentra Perth, junto a su compañera de piso Trudi Lenon.

“Eufórica”

El juicio en contra de Lilley duró cuatro semanas. El fiscal que llevó el caso, James Mc Taggart, dijo que la británica estaba tan “eufórica” después de haber asesinado a Pajich, que no pudo evitar alardear de lo que había hecho con un colega en su trabajo.

La mujer tuvo una infancia difícil y desarrolló lo que los expertos calificaron de fascinación de larga data con películas de terror, muertes y asesinos seriales.

Lilley idolatraba a Freddy Krueger, el protagonista de las películas “Pesadilla en la calle del infierno”, y en alguna ocasión le dijo a un amigo que quería matar a alguien antes de cumplir 25 años.

La mujer, que trabajaba en un supermercado, también había escrito un libro acerca de un asesino en serie llamado SOS, sobrenombre que posteriormente utilizó cuando empezó a comunicarse a través de internet con quien se convertiría en su cómplice, Trudi Lenon.

Ambas se conocieron a través de un amigo en común y empezaron a vivir juntas un par de meses antes de asesinar a Pajich.

Una sierra y 100 litros de ácido

Las mujeres intercambiaron fantasías homicidas que se intensificaron gradualmente. Antes de matar al adolescente compraron una sierra y 100 litros de ácido clorhídrico.

La madrastra de Lilley, Nina, dijo que la chica siempre tuvo una obsesión con los asesinos en serie y que esa había sido la manera de lidiar con las frustraciones que le generaron situaciones que ocurrieron durante su infancia.

Nina le dijo al periódico británico The Times que el libro que escribió su hijastra le disgustaba. “En un principio no tuve problemas, pero su contenido me desagradó”.

Lilley y Lenon enterraron a Pajich en una tumba poco profunda y la cubrieron con concreto y baldosas. Cuando su crimen se descubrió, empezaron a responsabilizarse mutuamente.

Durante el juicio, Lenon, de 43 años, afirmó que su cómplice se acercó al adolescente por detrás cuando él estaba instalando unos juegos en la computadora de Lilley. Acto seguido lo ahorcó con un cable hasta que el mismo se rompió y luego le dio tres puñaladas.

La madre del adolescente, Sharon Pajich, dijo que las mujeres son “animales repugnantes” que nunca deberían salir en libertad.


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