Editorial: Los que se aferran al poder

Varios gobiernos de Latinoamérica impulsan también la reelección definitiva

Xi Jinping, líder chino.

Xi Jinping, líder chino. Crédito: Getty Images

La permanencia en el poder está en la naturaleza humana. De ahí la importancia del límite a los periodos presidenciales, y la gravedad cuando el mandatario de turno los quiere eliminar.

El caso de China es el más actual y relevante por el impacto geopolítico de esa nación. Ahora el Parlamento chino considera eliminar el máximo de 10 años en el poder para el presidente Xi Jinping. El límite fue establecido en la década de los noventas con el fin de evitar dictaduras como la de Mao Tse Tung.

El sistema chino no es una democracia, pero quería evitar la acumulación de poder como ha ocurrido con Xi para no repetir la dictadura indefinida.

Los científicos dicen que la “paradoja del poder”,  “el síndrome de la arrogancia” son condiciones específicas cambian la personalidad de quien está mucho tiempo en el poder.

Ellos indican que algunos individuos pierden las capacidades que los ayudaron a llegar donde están. Se pierde la empatía, surge el desprecio hacia otros, se pierde contacto con la realidad, se toman acciones inquietantes y se muestra incompetencia.

Latinoamérica es un muestrario de este problema. De demócratas que dejan de serlo, de asumir representaciones que se pierden y de creer que son salvadores de la patria. De creer que el país los necesita en el poder, cuando son ellos los que no pueden vivir sin él.

Hay casos como el de Venezuela.  El líder carismático que abusó del poder para cambiar las reglas murió y sus sucesores siguen su ejemplo. Basta ver la burla que es la próxima elección presidencial.

En febrero pasado al expresidente de Ecuador, Rafael Correa, le salió el tiro por la culata. Allí perdió un referendo que eliminó la posibilidad de la reelección indefinida, que él mismo había creado desde la presidencia. Reconoció su derrota y regresó a Bélgica.

Quien no la aceptó fue el presidente de Bolivia, Evo Morales. Hace dos años los bolivianos rechazaron su reelección en un referendo. Más tarde, el Tribunal Constitucional acusó a la oposición de mentir durante la campaña y en una decisión irrisoria le otorgó el triunfo a Morales. Ahora puede buscar la reelección en 2019.

En Estados Unidos no había límites hasta que Franklin D. Roosevelt ganó un tercer período. El presidente Trump bromea que le gustaría ser como XI, pero ya en serio, el neoyorquino fue el primer mandatario que se presentó oficialmente a la reelección el mismo día que asumió el poder.

En China se argumenta que para realizar planes a largo plazo se necesita un líder que esté mucho tiempo en la conducción. Es cierto que es un problema cuando un presidente borra todo lo que hizo el anterior para empezar de cero. Pero la acumulación del poder ilimitado deforma el proceso electoral y mata a la democracia. Ese es un precio demasiado alto a pagar.

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