Cierra la Cuaresma con broche de oro

Recetas de postres típicos de la temporada

En Cuaresma se preparan platillos dulces que hacen agua la boca.  Así que, antes de que se termine la temporada, apresúrate a comer delicias como la capirotada típica de México o las torrejas, aunque cualquier época del año es buena para saborearlas.

El chef Javier Amaro, instructor del Instituto Culinario de México, comparte estas recetas para que cierres con gusto la Semana Santa.

Capirotada de piloncillo

Rinde: 4 porciones

Ingredientes:

4 piezas de pan bolillo (estilo baguette)

200 gramos de piloncillo

1 ½ tazas de agua

½  pieza de naranja

5 gramos de canela en rodajas

50 gramos de pasitas

150 gramos de queso fresco o cotija

70 gramos de cacahuates tostados

50 gramos de nuez picada gruesa

1 guayaba

1 pieza de clavo de olor

200 mililitros de aceite vegetal

 Preparación:

Hacer el jarabe con el agua, el piloncillo, la guayaba partida a la mitad, la canela, el clavo de olor y la cáscara de la naranja. Poner la mezcla a fuego alto hasta que suelte el hervor y luego reducir el fuego.

Dejar que siga hirviendo a fuego lento por 10 minutos aproximadamente, hasta que el piloncillo se disuelva y se forme un jarabe medio, ni espeso ni líquido.

Por separado, rebanar los bolillos con un centímetro de grosor. Calentar el aceite para freír las rebanadas de pan lentamente hasta que queden doradas. Colocarlas en un recipiente con papel absorbente.

En un refractario mediano poner una capa de pan frito, un poco de pasas, cacahuates, nueces y queso cotija rallado y bañar con el jarabe de piloncillo ya colado.

Repetir el procedimiento hasta terminar con los ingredientes y el jarabe.

Meter al horno por 5 minutos y dejar reposar.

Capirotada Sauceda

Rinde: 6 porciones

Ingredientes:

Topping:

Coco al gusto

Pasas chicas al gusto

Almendra fileteada al gusto

Piñones rosas al gusto

200 gramos de nata

Capirotada:

4 panes

350 mililitros de leche condensada

400 mililitros de leche entera

350 mililitros de leche evaporada

1 cáscara entera de limón real

1 raja de canela

1 vaina de vainilla negra

175 gramos de azúcar estándar

Mantequilla, cantidad necesaria

300 gramos de queso Cotija

Preparación:
Topping: Mezclar todos los ingredientes con las natas y reservar.
Capirotada: Rebanar los bolillos con un grosor de 1.5 centímetros, tostar en el horno a 180 °C y reservar.

En una olla, calentar todas las leches. Cuidar que no hierva y agregar cáscara de limón, canela, vainilla y azúcar. Batir hasta integrar el azúcar e infusionar.

En una cazuela de barro, untar mantequilla y poner la primera capa de pan, queso Cotija y topping de frutos secos. Bañar generosamente con leche, continuar con otra capa de pan, leche y frutos secos. Lo recomendable es que sean sólo dos capas.

Hornear por 15 minutos a 185 °C.

Torrejas

Rinde: 4 porciones

Ingredientes:

1 pieza grande de pan de barra del día anterior

½ litro de leche

60 gramos de azúcar blanca

3 huevos

300 mililitros de aceite vegetal

5 gramos de canela en polvo

Preparación:

Cortar la barra de pan en rebanadas de un dedo de grosor o un poco más, es aceptable.

Poner a hervir la leche con la mitad del azúcar y dejar enfriar. Con esta mezcla, bañar las rebanadas de pan por ambos lados. Después, dejarlas reposar sobre un recipiente para que suelten el exceso de leche.

Por separado, batir los huevos y pasar las torrejas por ambos lados. Freírlas en una sartén previamente calentada con suficiente aceite. Dejar que se doren por ambos lados, retirarlas y ponerlas sobre papel absorbente.

Luego, pasarlas por el resto del azúcar revuelta con canela molida.

Servirlas con algún jarabe hecho con agua, azúcar, canela en raja y cascara de limón o simplemente con miel de maple.

¿Dónde surgió la capirotada?

Aunque de forma precisa no se sabe el origen de su nombre, el investigador Elías González, señala que este postre llegó a México en el Siglo 16 tras la conquista y se desprende del budín que los europeos elaboraban con panes finos, leche, nueces y pasas.
“Los súbditos observaban ese pan y al no tener acceso a ingredientes costosos, su ingenio dio pie a la tradicional capirotada, que hacían con pedazos de pan que recogían, y en lugar de leche usaban agua. Le sumaron especias, tomate y piloncillo, que en ese entonces era el endulzante que nadie quería”, ilustra González.

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