El año en que Britney Spears no pudo soportar la presión

La cantante cayó en una depresión que la desestabilizó y obligó a internarse en una clínica de rehabilitación en varias ocasiones

Britney Spears.

Britney Spears. Crédito: The Grosby Group

Aunque las redes sociales estaban naciendo e Internet aún no tenía la dimensión actual, el 16 de febrero de 2007 millones de personas se enteraron de que Britney Spears, la princesa del pop, había perdido la cabeza. Y es que, en lo que sería una postal única en la historia de la cultura pop, se rapó la cabeza en una peluquería mientras se miraba al espejo con los ojos perdidos frente a una decena de paparazzi. Más de una década después, sigue siendo el momento más terrible de una de las cantantes más exitosas de la historia, quien no pudo soportar la presión de una industria cruel que necesitaba de ella.

Lejos de la imagen de virgen colegiala de… “Baby one more time“, pero también de la sensual bailarina de “I’m slave for you“, Spears intentaba en 2007 encontrarse consigo misma a los 25 años, mientras encaraba el divorcio de quien creía que era el amor de su vida, Kevin Federline -un bailarín que había trabajado con su ex novio, Justin Timberlake -, y luchaba en Tribunales por la custodia de sus dos hijos pequeños.

Según explicó la revista Rolling Stone en un extenso artículo de 2008 sobre la salud de la cantante, la rubia era el centro de un modelo de negocios de revistas de chismes y de los primeros sitios de gossip, como TMZ o el blog de Perez Hilton. “La economía multimillonaria de los nuevos medios descansa sobre los hombros caídos de Spears. Las agencias de paparazzi estiman que ha abarcado hasta el veinte por ciento de su cobertura durante el año pasado“, escribieron.

Sin la frescura de sus comienzos ni el magnetismo de su etapa más sensual, Spears cayó en una depresión que la desestabilizó y obligó a internarse en una clínica de rehabilitación el 14 de febrero. Dos días más tarde, abandonó el lugar sin recibir el alta y entró a la peluquería Esther’s Hair Salon de Tarzana, un barrio de clase alta de Los Ángeles. Según le explicó a la dueña, Esther Tognozzi, quería quitarse las extensiones, ya que estaban muy tirantes y le molestaban.

Me dijo que quería raparse el cabello porque estaba cansada de que todo el mundo se lo tocara. Yo, por supuesto, traté de disuadirla, pero fue en vano. Le dije que quizá estaba atravesando un momento hormonal o algo así y que lo pensara dos veces”, recordó la estilista en un reportaje a The Telegraph.

Sin embargo, nada podía hacer cambiar de opinión a la joven, que tomó ella misma una rasuradora y comenzó raparse. La imagen, capturada por los paparazzi que la seguían día y noche y que estaban en la puerta del local, recorrió el mundo: con una sonrisa pícara, como en una broma, pero con los ojos perdidos la intérprete se quitó todo el cabello.

En los días siguientes, la prensa especuló que la decisión había sido tomada por la estrella luego de escuchar que un juez podía pedir un mechón de su pelo para hacer pruebas sobre posible consumo reciente de drogas, una versión que su entorno desmintió. Sin embargo, era cierto que su familia, en especial su madre, estaban alarmados por el futuro de su hija.

Al día siguiente volvió a internarse en la clínica de rehabilitación –esta vez en una institución llamada Promises, especializada en alcohol y drogas– pero se retiró por su voluntad 24 horas más tarde. Regresaría al mismo sitio el 21 de febrero, luego de que su ex marido pidiera la custodia de sus hijos alegando que ella no podía hacerse cargo de los niños.

Más temprano ese día, fue a visitar a sus hijos a la casa de Federline y le fueron negados, generándole tal desazón que descargó su furia contra el auto de un paparazzi que la seguía ayudada por un paraguas que tenía en la mano. A las pocas horas, esa foto también recorrería el mundo.

Con entradas y salidas esporádicas a centros médicos y apariciones públicas erráticas, Spears preocupaba a todos. Hasta sus nuevas amistades, la multimillonaria Paris Hilton y la actriz Lindsay Lohan, dejaron de frecuentarla y la prensa amarilla la ponía en portada cada semana.

El 29 de mayo, sin consultar a su equipo de prensa, publicó una carta abierta en su página web en la que reconoció sus problemas aunque negó que se tratara de drogas o alcohol. “Estaba sobrepasada y en shock después de entender todo el esfuerzo y energía que había puesto en una relación sentimental que terminó y que me dejó vacía, sin saber qué hacer. Estaba triste y perdida“, escribió.

En agosto de ese año, luego de que se le comunicara formalmente que el divorcio se había consumado, chocó con su auto en California, pero escapó del lugar porque no tenía en orden su licencia de conducir.

En un intento desesperado por lavar su imagen, su equipo decidió que sería buena idea mostrar a una Spears renovada y superada sólo seis meses después del incidente y en la víspera de la salida de su nuevo disco. Así, lograron un lugar en los premios VMA, en donde seis años antes había cautivado a todos con una presentación icónica bailando con una serpiente. Pero nada de la vieja estrella de la cantante se vio en escena, con una presentación sin brillo y sin alma, que sólo aumentó la preocupación de los fanáticos: ¿era éste el fin de una de las carreras más exitosas de la historia?

La presentación en vivo se volvió el punto más bajo de la carrera profesional de Spears y los ojos se posaron sobre MTV, quien se habría aprovechado de su desesperación mostrándola haciendo el ridículo en vez de cuidarla. Semanas más tarde anunciaría su noviazgo con Adnan Ghalib, uno de los paparazzi que la seguía a sol y sombra, y lanzaría el disco Blackout, uno de los mejores de su carrera, pero también uno de los más oscuros.

Ése sería el comienzo de una lenta recuperación, pero el momento de aparente locura quedó tan impregnado en la cultura popular que existen remeras, tazas y memes que buscan inspirar confianza con la frase “Si Britney sobrevivió a 2007, vos vas a poder sobrevivir a ese día” o prefieren presentar su estado de ánimo actual como “Britney en 2007“.

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Once años más tarde, hoy Spears parece haber encontrado paz en su familia y en un control terapéutico más férreo de sus compañías, finanzas y salidas. Lejos de esa joven rapada y furiosa, actualmente sus publicaciones en Instagram la muestran como una treintañera feliz y celosa del cuidado de sus hijos.

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