Editorial: Estados Unidos queda mal parado
La decisión de sacar al país del pacto nuclear con Irán fue errada
El mayor perjudicado de la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán es el mismo Estados Unidos. La decisión tomada por la administración Trump significa nuevos problemas e incertidumbre, sin obtener un solo beneficio.
Los motivos para esta acción son varios. El que el acuerdo sea uno de los logros del expresidente Obama ya lo hacía candidato a la eliminación. El patrón de comportamiento ya demostrado es querer borrar todo lo dejado por el gobierno anterior sin evaluarlo por sí mismo.
La presión de los gobiernos aliados del Medio Oriente, como Arabia Saudita e Israel, fue más influyente que la de los aliados europeos. Las agendas regionales dominaron, por sobre los intereses globales. Esto deja a nuestro país en una mala posición.
La presencia de Estados Unidos se reduce en el liderazgo mundial. Los espacios que se ceden son ocupados rápidamente por sus rivales geopoliticos como Rusia y China. Son influencias que se pierden, que costará mucho recuperar.
La decisión de Trump es una estocada a los aliados que imploraron a la Casa Blanca que no se retire del pacto. Es una brecha más a una alianza que por su solidez mantuvo por muchas décadas un equilibrio de poder global. La tensiones con los europeos ya estaban en aumento con las tarifas estadounidenses al acero y otros productos. Cada vez hay más puntos en desacuerdo que comunes.
En el plano interno este es un triunfo del sector más aislacionista dentro del gobierno. Es inquietante el regreso al oído presidencial de figuras neoconservadoras que en el pasado convencieron al expresidente George W. Bush de los beneficios de invadir Irak.
Efectivamente, al escuchar el anuncio de Trump es imposible no recordar la trágica aventura militar de Irak.
La intervención estuvo basada en las mentiras de que Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva y que existía una conexión entre su gobierno y Al Qaeda.
Hoy se repite información reciclada con un nuevo dramatismo, se dice que la supervisión es inadecuada cuando nadie se ha quejado de eso y los inspectores internacionales hacen su labor sin problema. Se quiere castigar a Irán por su papel desestabilizador en la región. Eso se puede hacer ampliando sanciones no relacionadas al pacto nuclear.
Para rematar, Trump envía al pueblo iraní su respaldo como si este sirviera para algo más que perjudicar a la oposición y fortalecer al régimen religioso.
El gran problema es que no existe otro plan para evitar que Irán tenga armas nucleares. Es muy probable que esta acción les libere las manos para hacer lo que antes les era prohibido.
Las negociaciones con Corea del Norte confirman a los iraníes que la única manera de ganar el respeto estadounidense es siendo una potencia. Ese no es el mensaje adecuado.