Editorial: Lógica perversa

El presidente Trump usa la MS-13 como excusa para justificar sus políticas migratorias

El presidente llamó "animales" a los inmigrantes criminales.

El presidente llamó "animales" a los inmigrantes criminales. Crédito: Kevin Dietsch-Pool/Getty Images

Para respaldar la política migratoria del presidente Donald Trump hay que aceptar el discurso demonizador del mandatario. Para justificar la construcción de un muro fronterizo hay que demostrar la amenaza que significan los que lo quieren cruzar.

Por eso el Presidente viajó el miércoles a Bethpage, Nueva York, para hablar de los “sangrientos campos de la muerte ” del área y de como Long Island era prácticamente un territorio “ocupado” por la pandilla MS-13.

En realidad en 2017 se reportaron 37 homicidios en la región, en comparación con el año anterior. Pero ya sabemos que el Presidente no permite que la verdad le entorpezca sus argumentos. Especialmente si tiene a alguien entre cejas.

En este caso son los menores que cruzan la frontera. “No son tan inocentes” como parecen advirtió Trump. En esta narrativa, el menor no acompañado que entra hoy sin papeles es el “animal” de mañana que como integrante de la MS-13 comete crímenes horribles.

Está equivocado.

Primero, estar en desacuerdo con Trump cuando llama “animales” a quienes son asesinos no significa defender a los individuos sino oponerse a la deshumanización que empieza con estas personas y termina con los niños. La deshumanización es un primer paso a la brutalidad.

Segundo, estos menores, y sus familias, llegan huyendo precisamente de la violencia desalmada de las pandillas que tiene en jaque a la seguridad pública en sus países. La misma comprensión que tiene Trump de su peligrosidad, la deberían tener las autoridades migratorias para otorgarles asilo cuando ellos lo piden.

Tercero, entre octubre de 2011 y junio del año pasado la Patrulla de Fronteras y Aduanas arrestó 5,000 pandilleros, 159 eran menores no acompañados. Unos 56 fueron integrantes sospechosos o confirmados de integrar la MS-13. En ese periodo 250,000 menores no acompañados intentaron ingresar al país. Las distintas cifras revelan la mentira que quiere imponer la administración.

En este contexto, no sorprende que la secretaria de Educación, Betsy DeVos, diga ante el Congreso que una escuela pueda llamar a ICE si cree que un alumno es indocumentado. Lo que indigna es que ignore que la Suprema Corte estableció que la educación es un derecho para todos los niños sin papeles incluidos.

Hay una lógica perversa de la administración Trump que parece justificar, y no objetar, una redada de inmigración en una escuela. El Presidente dice que el menor es un peligro y la funcionaria le da libertad a la comunidad local a que llegue al extremo.

Trump dijo en Nueva York que quizás habría que quitarle fondos de ayuda a las naciones centroamericanas que tienen problemas con las pandillas. Lo mejor sería al revés, colaborar con ellas para lograr una seguridad pública que no obligue la huida de las familias y los menores. Pero el Presidente no ve más allá de su muro de mentiras.

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