Un trabajo interminable
Ser madre es uno de los trabajos más difíciles que he tenido y el que me ha dado más satisfación. Satisfacción en maneras pequeñas.
Recientemente, mi hijo, que vive en Washington D.C. y ya es un adulto, tuvo un accidente y se fracturó el codo. Esta lesión le hizo difícil para él hacer las tareas más pequeñas como vestirse, peinarse o cocinar.
Tuve el privilegio de ir a Washington D.C. para ayudar a mi hijo a aclimitarse a su lesión y encontrar formas de bregar con las mas simples tareas de vivir. El tiene semanas de recuperación por delante, pero ya hace todo por sí mismo muy bien. Gracias a Dios.
Mientras yo le estaba ayudando me sentí tan feliz de ser de uso para mi hijo. Me encantó darle de comer, lavar su ropa, fregar los platos, ayudarlo a averiguar cómo vestirse solamente con un brazo y pasar tiempo juntos. Estas pequeñas cosas me dieron placer.
Él me necesitaba y a mi me encantó. Me había olvidado de la satisfacción que se siente cuando se cuida a un hijo de maneras tangibles. Fue agradable experienciarlo otra vez por un corto tiempo. Mi hijo es un hombre independiente que sabe pedir ayuda cuando lo necesita y acepta la ayuda con gracia. Estoy orgullosa de él. Y me alegro que el trabajo de ser madre nunca termina.
-La Dra. Vasthi Acosta es la directora de Amber Charter School
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