Militantes del PAN siguen peleando tras su derrota… ¡entre ellos mismos!
MEXICO.- La mañana del 2 de julio, con el bote de su contienda presidencial en el naufragio, y la bandera rota por una larga batalla interna, los integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) se despertaron con las espadas desenfundadas, prestos para seguir peleando entre ellos mismos, sobre las ruinas? ¡de su propio partido!
El ánimo beligerante no era algo nuevo. Habían llevado la confrontación de grupos -o tribus, como les llaman coloquialmente en el argot político- hasta el último aliento previo a los comicios en que su candidato Ricardo Anaya, en alianza con el PRD se jugaba la presidencia.
Así fueron expulsados del PAN algunos de sus integrantes clave por rivalidades internas. Unas horas antes de la elección, el ala que gobierna actualmente al partido echó al ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, acusándolo de apoyar al PRI .
Luego vino la jornada electoral y las cuentas no les salieron bien. Aunque era una derrota anticipada por las casas encuestadoras, los número reales fueron mucho peor:
La menor votación en comicios presidenciales de 1988, la representación más pequeña en la Cámara de Diputados desde que se aumentaron a 200 las curules de representación proporcional (1986). La bancada menos numerosa en el Senado desde que se integró por primera vez con la actual conformación de 128 legisladores (1997)…
“Los síntomas de la derrota ya eran visibles“, reconoció el senador Roberto Gil, uno de los políticos afines al ex presidente Felipe Calderón quien, junto con Cordero, fue expulsado del organismo político otrora caracterizado por su institucionalidad y cordura interna desde su fundación en 1939 y durante años de ser la bandera más aguda de la oposición.
De modo que para resucitar al PAN, la militancia tendrán que ir por pasos si no quiere terminar con 79 años de historia: primero pelear en tribunales por la restitución de los indeseados partido y luego someterse a autonálisis.
Gil hizo un ejercicio de autocrítica en una columna que distribuyó en la prensa nacional en la que reconoce algunos errores. Entre ellos, los triunfos en cinco gubernaturas en 2015 que envalentonaron al partido para seguir en alianza con su rival de la izquierda, el PRD, que cayó mal a más de un militante de la derecha histórica panista.
Cordero afirma que la gota que derramó el vaso fue la imposición de Anaya sobre Margarita Zavala (esposa de Calderón) en la candidatura presidencial. ” El PAN fue secuestrado por ese grupo y echó a perder una historia democrática de décadas‘‘.
Anaya, por su parte, aún no ha dado señales de camino; Gil considera que a futuro debe pensarse en llegar a otro tipo de simpatizantes, ya no sólo el de los adultos mayores y la gente de baja escolaridad o menor nivel de ingreso sino en los jóvenes y clase media: como cuando eran oposición y no gobierno.