EEUU está en guerra comercial ¿Por qué le debe preocupar?

La quiebra de las redes comerciales auguran subidas de precios, menor inversión, productividad y crecimiento

En el primer minuto del pasado viernes entraron en vigor en EEUU tarifas del 25% por valor de $34,000 millones de dólares sobre productos hechos en China que llegarán a $50,000 millones con los que se tasará la entrada de partes aeroespaciales y de autos, productos de tecnología e instrumental médico.

Con ello, la Administración de Donald Trump quiere presionar al Gobierno chino por lo que se consideran prácticas injustas en sus relaciones comerciales además de robo de propiedad intelectual de las empresas estadounidenses.

El Gobierno de Pekín respondió a estas tarifas con la imposición de otras de similar cuantía que afectan a productos americanos como la carne de cerdo, la soja, clave para las exportaciones a China y para la economía de importantes condados que se decantaron por Trump en las elecciones, pero también a autos y petróleo.

Ya es oficial, las dos mayores potencias económicas están enfrentadas y su artillería tarifaria preparada.

¿Por qué se ha abierto este enfrentamiento?

El presidente estadounidense considera que el déficit comercial que EEUU tiene con casi todos sus socios comerciales tienen su origen en un trato desigual e injusto para el país y por ello ha abierto una guerra comercial con la UE, Canadá (país con el que tiene superávit comercial, es decir, exporta más de lo que importa), México y ahora China y Rusia. Después de decir en Twitter que las guerras comerciales son “fáciles de ganar” impuso tarifas del 20% al acero y del 10% al aluminio por razones de seguridad nacional.

Todos los países han reaccionado con represalias similares y tarifas a determinados productos americanos pero se corre el riesgo de que la guerra se radicalice porque EEUU está estudiando imponer tarifas a los autos. De hecho el 19 y 20 de julio habrá audiencias para evaluar esta posibilidad que según el Peterson Institute for International Economics (PIIE), podría saldarse con la pérdida de al menos 195,000 empleos en el sector en EE UU que podrían triplicarse si ha represalias del mismo calado por parte de los socios comerciales.

¿Como afecta a su economía personal?

“El comercio internacional no solo es un transacción de compra y venta sino toda una red de transacciones. Cuando una parte se queda afectada se produce un efecto cascada en otras transacciones”, explica la economista del Mónica de Bolle, profesora de la School of Advanced International Studies de la Johns Hopkins University y miembro de PIIE.

Una tarifa es un impuesto “y perjudica a todos”. El acero y el aluminio son productos primarios y el aumento de su precio se pasará a producto final el ejemplo es la lata de cerveza, es de aluminio y por tanto afectará al precio de la cerveza”, explica de Bolle poniendo un ejemplo.

Estos productos se encuentran también en carros, en maquinaria y objetos en los que quizá no se piensa mucho. Los usa la pastelería de Arlington (Virginia), Acme Pie Co, una empresa que hace pies y por la subida del aluminio se le han disparado los costos de sus moldes $4,000 al año según explicaban en su cuenta de Twitter.

Los precios de otros productos que se producen para la exportación como el queso o el cerdo, sin embargo pueden bajar estrepitosamente. Es bueno para el consumidor pero pésimo para los productores y los empleados de estos.

¿Solo es una cuestión de precios?

No. Esto abre periodos de incertidumbre. Ya se reflejó en las actas de la última reunión de la Reserva Federal en la que se comentaban los “posibles efectos adversos de las tarifas y restricciones comerciales “incluido el potencial de que se pospongan o se cancelen inversiones en capital”.

De Bolle explica que la incertidumbre puede ser a nivel internacional y se retrasen grandes proyectos o inversiones. Y todo ello se traslada al empleo mientras suben los precios.

Con menos inversión, normalmente hay menos oportunidades de crecimiento. Esta economista no descarta que el efecto sea rápido porque el mercado de trabajo lleva ya mucho tiempo creciendo y cualquier shock llegará con un precio al crecimiento no a la normalización tras la crisis.

“Los efectos negativos no se demorarán uno o dos años, quizá entre seis o nueve meses y afecta a todos, el sector de la agricultura, el manufacturero”, explica.

Es algo en lo que coincide Oxford Economics cuyos economistas advierte que las incertidumbres eliminan confianza en la cadena de producción y puede provocar tensiones en la economía. “Los estudios muestran que las tarifas en China elevarán el costo de capital y bienes intermedios para fabricantes en EE UU en los sectores de alta tecnología, lo que afecta a la productividad”.

¿Y solo afecta a EE UU?

No. La globalización ha creado una red de distribución y relaciones que no es fácil recomponer de un solo golpe. Puede evolucionar y cambiar pero toma tiempo. Lo que pasa en un país se transmite a otro, recuerda de Bolle.

Además, hay que recordar que EEUU ha decidido iniciar con el acero y el aluminio una guerra con sus principales socios comerciales. China es una gran potencia pero la Unión Europea es un gran mercado y socio (además de aliado en defensa) y Canadá no lo es menos. La relación de EEUU y México se ha comprobado que está íntimamente unida económicamente en muchas ocasiones.

“Esto no solo afecta al consumidor americano”, dice esta economista que advierte que los precios subirán para todos.

¿Puede empeorar?

Si. En caso de que se considere seriamente subir los aranceles al comercio de automóviles. General Motors ya ha dicho que sería muy perjudicial para la propia empresa pero lo es para todas las automotrices donde quieran que estén. BMW es una empresa alemana pero no solo fabrica en Munich. Una de sus mayores plantas está en Carolina del Sur.

La economista de la PIIE dice que si se sigue el molde de lo que se ha hecho hasta ahora con el aluminio y el acero puede que las tarifas suban antes de las elecciones y se use como arma electoral.

Entonces ¿sufre la economía entera?

Los analistas de Oxford Economics consideran que la imposición de esta ronda de tarifas comerciales entre China y EE UU pueden costar un 0.1%-0.2% al PIB de cada economía pero si se llega a cumplir la amenaza de Trump de imponer aranceles del 10% a productos de este país asiático por valor de $200,000 millones el recorte al PIB puede ser de, al menos 0.3% en 2019.

Y como recuerda la economista de la PIIE, las tarifas son impuestos y estas suben mientras el Partido Republicano ha hecho una reforma tributaria que ha rebajado los impuestos. “Si hay fuertes represalias es posible que se neutralice la rebaja fiscal aunque tendremos una combinación mala porque seguirá habiendo déficit comercial mientras se amplía el presupuestario por la rebaja de los impuestos”.

“Puede haber repercusiones en la Fed también y efectos en la política monetaria”, dice de Bolle. Si suben los precios mientras se detiene la inversión la Fed puede verse en la encrucijada de tener que subir tasas de interés mientras no se crea empleo lo que complicará el crédito y puede ahogar la inversión y el crecimiento por ese lado.

¿Y qué pasará con la actual renegociación del Nafta?

Monica de Bolle cree que se está tensando mucho la situación y si los carros son los siguientes que se penalizan con tarifas “esto sería como un disparo al corazón de este acuerdo. no es posible imaginar que el tratado de libre comercio soporte una cosa así”.

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