Madre e hija al frente de 12 McDonald´s

Celest abrió su primera franquicia en Nueva Jersey en 1993, hoy junto con su hija Jessica operan una cadena que emplea a más de 550 personas.

Negocios: Celest y su hija Jessica Quintana en su negocio, Mc Donald's en Jersey City.

Negocios: Celest y su hija Jessica Quintana en su negocio, Mc Donald's en Jersey City. Crédito: Mariela Lombard | El Diario NY

Cuando a los 14 años empezó a trabajar en McDonald´s Jessica Quintana se dirigía a la dueña de la franquicia por su nombre: Celest.

La podría haber llamado mamá o mami, pero Quintana era parte del equipo del restaurante que atendía cajas y cocina y ni quería ni iba a recibir trato deferencial. Celest Quintana, de 64 años y nacida en España, explica que su hija trabajaba en turnos de sábados y domingos por la mañana cuando le tocaba, era una más.

Jessica tiene ahora 40 años y experiencia en todos los trabajos que se pueden tener en esta franquicia. Desde hace años es la socia de su madre en una cadena que ya tiene 12 restaurantes de McDonald´s en Nueva Jersey en la que trabajan unos 550 empleados.

“Yo siempre quise ser empresaria de algo, no sabía de qué pero, de algo. Tengo en las venas que he de trabajar para mí misma”, explica Celest Quintana, una mujer a la que su familia trajo desde Galicia en 1964 a EEUU.

Empezó siendo empresaria con una tienda de ropa en Newark pero conoció a una mujer que llama Carmen que le puso en el camino de la franquicia de McDonald´s. “Ella me dio el empuje”, explica. “Siempre me gustó trabajar y si trabajo tanto quiero hacerlo para mí misma. Cuando estaba en la tienda de ropa vi que si quería crecer tenía que hacer algo más. Vi el futuro en McDonald´s y en tener un negocio de familia. Ahora tengo a tres de mis [cinco] hijos trabajando conmigo”, explica esta mujer.

Su primera tienda fue en North Bergen en 1992 después de hacer un programa de entrenamiento para ser franquiciada en 1989. “Ellos te enseñan todo porque quieren que el franquiciado represente a la marca”, cuenta de esta época.

Celest y Jessica Quintana en la cocina de una de sus 12 franquicias de McDonald’s en Nueva Jersey./Mariela Lombard.

Después de que el gigante de la comida rápida le concediera la primera franquicia Quintana empezó a operarla de forma que tuviera una “base firme y sólida” según describe. “Poco a poco”.

Cuando habla de base sólida, Quintana da a entender que no da un segundo paso sin haber dado el primero y que quiere que estos sean firmes. “Hay que tener unas oficinas con gente que te quiera apoyar, y con el dinero para poder comprar y remodelar. No se trata de comprar y tener que dedicar a ello hasta el único centavo. Mucha gente cree que pueden comprar pero hay que estar financieramente bien porque si no se va a la bancarrota fácilmente”.

Esta gestión, minimizando en lo posible los riesgos o preparándose para ellos permitió que McDonald´s ofreciera a esta empresaria una segunda franquicia. “Fue un poco un reto pero cuando nos adaptamos nos hicimos más fuertes. Fue más complicado al principio porque suponía más trabajo, más gente, más problemas. Pero en este mundo uno se adapta a todo. Las siguientes que vinieron no fueron tan difíciles”.

Las Quintana dicen que han invertido millones en los últimos años, sin especificar cuántos, porque como dice Celest, un establecimiento de una franquicia puede costar varios millones “y el beneficio de cada una depende de cómo se trabaja”.

Negocios: Celest y su hija Jessica Quintana en su negocio, Mc Donald’s en Jersey City.

Ahora McDonald´s está en una etapa de modernización en la que conviven las pantallas táctiles para hacer pedidos con el servicio a la mesa en algunos establecimientos. “Como cualquier marca, Nike, Coca Cola, todos tenemos que cambiar. El cliente está cambiando, lo quiere todo rápido, ayer y hay que modernizarse y cuidar a los clientes. En McDonald´s estamos en una etapa de modernizarnos que ya nos tocaba”, explica Celest Quintana.

La presencia de los latinos en el mundo de las franquicias no es muy elevada a pesar del fuerte compromiso empresarial de esta comunidad pero la mayor de las Quintana cree que no se puede “pintar con brocha gorda” a todos los latinos y que muchos están cómodos en las franquicias. “Yo tuve mi propio negocio y ahora es distinto. Si necesito ayuda en mercadotecnia llamo a McDonald´s y ellos me la brindan”.

Celest dice que con su tienda no tenía el mismo apoyo que tiene ahora.

Su hija es la que ahora está al frente de las tiendas en las operaciones diarias y ambas toman decisiones conjuntamente. “Mi madre está más en la oficina aunque no puede evitar venir todos los días”, dice dando a entender que es infatigable. “Todos los días aprendo de ella”.

Jessica Quintana reconoce que algunos días son duros pero también deja claro que los hay realmente buenos y “sabemos que al final todo va a mejor, tenemos a mucha gente dependiendo de nosotras y no vamos a abandonar. Vamos a hacerlo mejor cada día”.

“Si nos ofrecen más tiendas podemos tomarlas y no declinaríamos una oferta de hacernos con más aunque los planes pasan por hacer progresar las que tenemos y hacerlas mejores cada día”, indica la más joven de las Quintana.

Su madre dice que su plan es “no hacer planes”. “El hombre propone y Dios dispone”, dice antes de explicar que sus planes son siempre poco concretos “para no desilusionarme si no sale bien”.

Lecciones de franquicia familiar

  • Aunque buena parte de la familia trabaja en la franquicia, en casa, cuando se reúnen no hablan de negocios, dice Celest.
  • “El 89% de los negocios que fallan es por que la persona que lo empezó no sabe nada de ellos. Hay que saber además de tener pasión por ello”, explica la mayor de las Quintana.
  • “Hay que ahorrar dinero y prepararte para trabajar duro porque vas  a tener que trabajar más que nadie”, asegura Jessica Quintana.
  • “Es necesario prepararse para aprender todos los días y saber todo el negocio desde abajo hasta arriba para saber qué se está haciendo correctamente  y qué no. No se puede ser el jefe y no saber qué debe hacerse”, aconseja Jessica Quintana.
  • Hay que saber gestionar el dinero y no vivir por encima de las posibilidades aunque haya mucho dinero. “Por ejemplo, hay deportistas que ganan mucho dinero y terminan en la quiebra porque estiran más las piernas de lo que pueden estirar la manta”, dice la madre.

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