Churros, café de rosas y un aire andaluz en Queens

Andrés Castelló empezó como mesero pero con la idea de regentar su propio local, dos años y medio después de poner su plan en movimiento, su café ha encontrado su clientela.

Andrés Castelló dice que una de las cosas que más le ha sorprendido de su negocio recién abierto es “que la gente vuelve y frecuentemente”. Es el deseo de todo el que abre un negocio como lo ha hecho él pero que no siempre se cumple. Es un deseo que es clave para la supervivencia de la aventura de ser emprendedor.

A sus 27 años, este joven nacido en New Jersey, de madre chilena y padre español, abrió en mayo Café Esencia, un coqueto local en el barrio de Ridgewood (Queens) con detalles españoles como las lámparas al estilo de la región andaluza de Granada o incluso el estilo de las baldosas de la entrada además de una sencilla carta de platos muy caseros en la que destacan los churros o el café de rosas.

“Los churros son de masa madre, no llevan huevo, ni mantequilla ni azúcar, son como los que se venden en España y que allí se conocen como porras”. Se hacen en forma de rueda que es lo que completa el logo del café de Castelló.

En este área del barrio vecino a Bushwick se están empezando a abrir negocios con un aire contemporáneo pero manteniendo la estética de un barrio donde no se encuentran muchas de las cadenas de café ubicuas en el resto de la ciudad.

Se empieza a detectar una cierta gentrificación sobre un diverso vecindario en el que hay muchas personas descendientes u originarias del este de Europa (sobre todo polacos) además de puertorriqueños. Son parte de una clientela que no deja de crecer a pesar de que Castelló no ha hecho marketing “y no somos muy activos en medios sociales”.

“Cada semana nos va mejor que la anterior”, explica Castelló con una amplia sonrisa, mientras que habla con El Diario pero vigila discretamente que los clientes estén atendidos por dos de los empleados que trabajan en ese momento en el local. “A la gente no le gusta esperar”, comparte, “ese es un reto para el servicio”.

Con él son cuatro los que atienden el café que aunque abrió a mediados de primavera ha estado en proyecto desde que hace años estudió gestión de restaurantes en San Sebastián, España. “En el master teníamos que mostrar el diseño de un restaurantes y yo ya tenía el concepto”, explica.

Café Esencia en Ridgewood, un negocio abierto por Andres Castelló./A. B. N.

Castelló, que cambiaba frecuentemente de casa e incluso de país por el trabajo de su padre, volvió a Nueva York en 2013 poco después de acabar sus estudios y se empleó en varios trabajos lavando platos, en la cocina, y como mesero. “Era un buen mesero pero no me tuve la oportunidad de ser gerente o manager”, explica.

Él lo que realmente quería era poner un negocio y estuvo buscando posibilidades en los barrios vecinos de Brooklyn pero los alquileres ya eran muy altos en este condado y un amigo le presentó al que hoy es su casero. Este, que dispone de varios locales en la zona, llegó a un acuerdo con Castelló para acondicionar el local. “Queríamos crear un cierto feeling“, dice.

Para ponerse en marcha, Castelló usó los recursos que la ciudad de Nueva York pone a disposición de los emprendedores a través del Small Business Services como los abogados para ayudar con los alquileres.

Estos servicios le han ayudado también con otros aspectos del negocio y que son de gestión general.

Las obras empezaron a finales de 2015 y el pero todo toma su tiempo y remodelar un local y lograr todos los permisos no permitieron la apertura hasta el pasado mayo. Él siguió trabajando como mesero en el restaurante, en el que dice que le apoyaron mucho, hasta apenas una semana antes de abrir su propio local.

Castelló ha invertido unos $120,000. Primero hizo una campaña de captación de fondos en Kickstarter con la que recaudó $4,000 iniciales. Los demás son préstamos personales y también usa tarjetas de crédito. “Con 0% APR”, aclara, consciente de que estos son los préstamos que más caros pueden costar.

Sabe que las tasas de interés están subiendo y reconoce una sensación por ello de “cierto vértigo”. “Me dan oleadas de ansiedad pero se equilibran porque vamos a mejor, los fines de semana nos va muy bien”. A un negocio nuevo como el suyo la banca tradicional no suele ofrecer préstamos.

Pero Castelló confía en que la calidad y el buen servicio, además de la apertura de otros negocios animen más el barrio para seguir creciendo. Él se ha mudado cerca y tiene el alquiler de su café garantizado durante cinco años que se pueden extender cinco años más.

Cuándo se le pregunta por el futuro dice que la prioridad es el Café Esencia, que vaya bien. Si es posible abrir otro ya se verá. Pero realmente está centrado en lo más inmediato, que cada día sea mejor. Paso a paso

“Dicen que si lo haces bien aquí puedes hacerlo bien en cualquier sitio”, dice aludiendo a la canción New York, New York que popularizó Frank Sinatra. Y él quiere aprender todo lo que pueda de tener un negocio en Nueva York y quizá algún día volver a España para hacer lo mismo con lo aprendido aquí.

Un negocio del que aprender

Aunque la formación de Andrés Castelló es de gestión de restaurantes mucho de lo aprendido ha llegado cuando ya estaba trabajando. Esto es lo que le ha enseñado su trayectoria de emprendedor.

  • Contratar al personal es de las cosas más difíciles de hacer.
  • Cuanto más trabajo y más dedicación se ponga más lejos se llega.
  • A la gente le gusta comer fuera, con o sin crisis.
  • En un negocio hay que cuidar a la gente con la que trabajas y a los clientes. Pero mucho a los trabajadores, no puede haber malas caras.

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