Jóvenes (muy jóvenes), filántropos y asesores de empresa
Kidbox lleva a su consejo asesor a menores con inquietudes sociales
Jayden Pérez es un niño de 9 años muy ocupado. A sus tareas de escolar, Pérez añade la filantropía y recientemente es miembro del consejo asesor de una start up, Kidbox
Desde hace meses ha recaudado fondos para algunas de las muchas necesidades que ha visto en Puerto Rico, la tierra de su familia. Sus padres, Ana Rosado y Javier Pérez no nacieron en la isla pero de ella son sus abuelos y vuelve con frecuencia a visitar a su familia. Lo que vio tras el paso del huracán María puso a trabajar a este escolar de Woodland Park, Nueva Jersey, para organizar una recogida de juguetes entre vecinos, compañeros y amigos. Fue algo que permitió que, coincidiendo con los Reyes Magos, llegaran a la isla 54 cajas de juguetes.
Empezó con un póster pidiendo donaciones de juguetes nuevos y su madre le ayudó a través de los medios sociales a multiplicar ese mensaje, que también llevó a su escuela y su equipo deportivo.
Fueron unos 1,100 juguetes que se repartieron entre niños de Ponce, Naranjito, Florida, Gurabo y otros lugares azotados por el huracán María. Entre sus papeles aún tiene una lista escrita a lápiz de los pueblos donde llegó con su esfuerzo. Algunos de ellos llegaron a un orfanato, otras a un daycare.
Pero además, cuando fue a Puerto Rico vio que no solo eran los humanos los que lo estaban pasando mal. También las mascotas sufrían. Con el dinero de su cumpleaños, $200 compró comida para ellos y volvieron las donaciones. Ahora está comprando linternas o quinqués. Tiene 11 que ha comprado en Target pero dice que ya no le queda mucho dinero porque se gastó la mayoría de lo suyo en la comida para animales.
Pérez es un niño con una fuerte empatía y ganas de tender una mano. A niños como él de Puerto Rico o a los sin techo de Patterson porque necesidades no faltan y él tiene los ojos abiertos a ellas. Por eso fue elegido por Kidbox para formar parte del consejo de dirección infantil de la empresa. Se trata de un grupo de 12 menores de ocho a 14 años de edad que tienen en común la pasión por el bien común, cualidades de liderazgo y espíritu empresarial. Su misión es asesorar a la empresa en materia de moda para niños pero sobre todo aprender de cerca cómo funciona un negocio y trabajarán con la empresa en proyectos de filantropía, para la que esta aporta financiación, en sus comunidades locales.
Kidbox envía directamente a la casa del cliente cajas con una selección de ropa y accesorios para menores y bebés que se compone por los artículos seleccionados por un algortimo propio (que funciona una vez que se conocen algunos de los datos del cliente) pero también por un equipo de estilistas que tienen a su disposición más de 100 marcas, entre otras Adidas, Puma, Diesel y DKNY. Su precio no llega a los $100 y supone un descuento del 50% sobre el precio de venta al por menor, según explica Stacey Washow, vicepresidenta de mercadotecnia de la empresa.
El llamado Kids Board of Directors se creó antes que el consejo de adultos porque como dice la presidenta de Kidbox, Miki Berardelli, “somos una empresa para niños y padres que desde el principio queremos entender qué interesa a nuestos clientes”. A finales de julio este grupo de niños se reunió en Nueva York a en un evento en el que plantearon sus ideas para ampliar la misión social del negocio que tiene como objetivo no solo tener ganancias sino también vestir a un millón de niños necesitados de ello.
Por cada caja que se vende entera (hay posibilidad de devolver los productos que no cuadran con el gusto del comprador) Kidbox dona una prenda. En los dos años que la empresa ha estado operando se han donado ya seis millones de dólares en ropa.
Con respecto a la gestión, Pérez ya ha sugerido que en la caja debería haber “más sneakers, mochilas y material escolar”.
Haim Dabah, que tiene más de 40 años de experiencia en el sector de la moda, mercadotecnia y venta al por menor, puso en marcha esta empresa apoyada por el capital riesgo y ya han atendido a más de 1,2 millones de clientes. La empresa captó el pasado mes de abril $15.3 millones en una ronda de financiación que se unen a los $12.7 millones recogidos con anterioridad para hacer crecer una empresa en la que trabajan una cincuentena de personas.
Entre los miembros del consejo infantil están la activista de 9 años Naomi Wadler, de March For Our Lives y Daniella Marie Benitez, de San Diego que está colaborando con Build a Miracle, para construir casas para familias en el área de Tijuana.
Cuando Daniella supo que hacer una casa costaba $16,000 puso en marcha una recogida de fondos con sus amigos para conseguir esta cantidad. “Mandé textos a 16 amigos y hemos juntado el dinero en tres meses limpiando carros, cuidando de niños, haciendo tareas”, explica. Esta niña de 13 años, hija de mexicano, explicaba que no le pareció tan difícil establecer una red para captar el dinero y construir su primera casa.
“Ella contactó con la ONG, coordinó las reuniones, y con los donantes, fue una líder”, explicaba su madre, G.G. Benitez. Daniella dice que ha aprendido liderazgo de los Fundadores de Build a Miracle. “Me enseñaron lo fácil que es ayudar”, explica antes de decir que va a seguir recogiendo fondos para esta misión y que también le gustaría construir casas en EE UU.