Inquilinos testifican en Corte Federal sobre “condiciones inhumanas” en NYCHA
Piden el nombramiento de un monitor que mantenga la transparencia entre residentes y autoridades
Digna Castillo, una inmigrante hondureña que lleva más de 25 años residiendo en un edificio de NYCHA en El Bronx, vive preocupada por el deterioro que, asegura, está consumiendo su apartamento. Ella ha reparado por su cuenta algunos de los desperfectos porque, según explica, oficiales de la Agencia de Vivienda Pública de la Ciudad no le contestan sus quejas.
Castillo, madre de 8 hijos y abuela de 16, cataloga la situación que enfrenta a diario como “un dolor de cabeza”. Desde ratas caminando por los pasillos, elevadores sin funcionar por meses, hasta contaminación en el agua, pero sobre todo, dice Castillo, “falta de compasión por parte de la Ciudad”.
“Tenemos una vida dura en esos apartamentos”, indicó Castillo, quien reside en el piso 17 y asegura le ha tocado subir y bajar por las escaleras en repetidas ocasiones, debido a que los ascensores no funcionan.
Pero Castillo no es la única que está desesperada por la crisis que atraviesan estas viviendas. Este miércoles las cotidianas conversaciones de ella y otros residentes de los complejos de NYCHA cambiaron de locación. Esta vez las quejas y los reclamos sobre las “condiciones inhumana” de los apartamentos no se realizaron en los parques o zonas sociales de las edificaciones, si no en la corte.
Decenas de residentes, incluyendo Castillo quien pidió permiso en su trabajo, acudieron a primera hora a la Corte Federal de Manhattan, en la calle Worth, para testificar en una audiencia pública sobre la crisis de la vivienda pública en la Gran Manzana. Junto a ellos estuvo la defensora del pueblo y candidata a fiscal general del estado Letitia James, quien indicó que pese a no poder deshacer actos injustos, es momento de construir un capítulo nuevo.
“Hablamos mucho en esta ciudad, este estado y este país sobre la desigualdad de ingresos y la reducción de la brecha económica. Pero nada de eso puede hacerse sin viviendas asequibles para nuestras comunidades más pobres”, indicó James, quien testificó frente al juez federal de Manhattan William Pauley.
“NYCHA ha proporcionado la estabilidad y la certeza de no solo un lugar asequible para vivir en la ciudad de Nueva York, sino también un hogar, y esa estabilidad sirvió como un trampolín de oportunidades para que muchos ingresaran a la clase media“, explicó la Defensora. “Pero después de décadas de negligencia y falta de fondos por parte de los gobiernos estatales y federales y la mala gestión crónica en todos los niveles, las condiciones actuales en los edificios de NYCHA son deplorables“.
La audiencia, en la que también testificaron más de 100 residentes, fue programada con el fin de analizar la posibilidad de aprobar planes para renovar la Autoridad de Vivienda de la Ciudad, y crear un monitor independiente para supervisar la solución a la grave crisis. Al final de la jornada en el tribunal este miércoles, el juez federal no tomó ninguna decisión.
Residentes cuentan sus pesadillas
Tras más de 45 minutos en una fila, y varios chequeos de seguridad, las decenas de residentes de NYCHA entraron a la corte. Quienes estaban programados para testificar fueron llevados a la sala 9C, los demás fueron ubicados en la sala 23 E.
Uno a uno fueron pasando al estrado frente al juez Pauley para explicar los abusos por parte de oficiales, cancelaciones de visitas en numerosas oportunidades, llamadas colgadas, y el contagio de enfermedades como asma en los más pequeños.
Entre los inquilinos estuvo Rosael Vásquez, quien testificó en español junto a un traductor. Ella tiene 43 años viviendo en un apartamento de NYCHA y ha experimentado múltiples problemas a lo largo de los últimos años, cuya solución, según asegura, está en que se contrate a un profesional que logre llamar la atención de la Ciudad.
“Aquí las cosas están mal. Uno llama y pide una cita pero nunca vienen. No limpian, no hay luz en la entrada. Uno solo quiere vivir un poquito mejor“, indicó Vasquez. “Yo espero que encontremos una persona que nos ayude porque somos gente mayor que necesita atención”.
“Qué se nos trate con respeto”, replicó otra residente que levantaba sus manos en señal de apreciación por los comentarios de Vaquez.
Lima Lozada, otra residente afectada por la difícil situación narró como su apartamento terminó inundado por varios días luego de que una cañería se rompiera, sin que oficiales de la agencia se inmutaran por un segundo. Su sorpresa, contó, fue aún mayor cuando su renta aumentó sin previo aviso y por casi el doble del valor que acostumbraba pagar.
“Es una pesadilla porque en enero estaba pagando $700 y en febrero me llegó por $1,800. Es inaudito”, apuntó Lozada frente al juez. “Además me llaman a las 8 o 9 de la noche para presionarme a que pague el primer día del mes pero a veces no tenemos ese dinero en esa fecha”.
“¡Los apartamentos están destrozados!”, se escuchó en la audiencia.
Lozada prosiguió sus comentarios explicando que la gente hace su necesidades fisiológicas en los pasillos o dejan basuras debajo de los ascensores. “NYCHA es un dolor de cabeza, especialmente para la gente pobre”.
“¿Podemos ser escuchados, por favor?”, rogó otra mujer asistente.
Decisión federal
Más de 400,000 neoyorquinos viven en viviendas públicas, y muchos de esos residentes, incluidos los niños, tienen asma crónica y otras afecciones de salud que se ven agravadas por el moho y la humedad en sus hogares, de acuerdo con el Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC).
Este hecho llevó a que en junio de este año, el Gobierno federal demandara a NYCHA afirmando que había violado las normas federales básicas de salud y seguridad, incluidas las reglamentaciones que exigen que NYCHA proteja a los niños de la pintura con plomo y proporcione viviendas dignas, seguras y sanitarias.
Francis Skelly, pastor de la Iglesia de la Inmaculada Concepción en el sur de El Bronx, y un líder en Metro Industrial Areas Foundation (Metro IAF), una organización creada con la finalidad de mejorar las vidas de las familias, comunidades y regiones, indicó que cientos de inquilinos, incluidos muchos líderes de Metro IAF , “escribieron a la corte sobre las deplorables condiciones que tienen que enfrentar. Esto ilustra lo que hemos conocido durante décadas”
El pastor agregó que NYCHA “nunca limpiará su acto a menos que esté obligado a hacerlo. El asma que causa el moho es uno de los problemas más serios que enfrentan cientos de inquilinos de viviendas públicas en mi congregación, y miles en las otras congregaciones miembro de Metro IAF. Es por eso que trajimos nuestro caso. Sin embargo, como todos los inquilinos de NYCHA, sufren con elevadores rotos, falta de calefacción y agua caliente o infestación de plagas”.
El acuerdo revisado en el juicio Baez V. NYCHA requiere que NYCHA remedie los efectos del moho y la humedad dentro de los 15 días sin que vuelva a ocurrir. También establece nuevos protocolos estándar sobre cómo lograrlo, especialmente la creación de una supervisión fuerte e independiente para garantizar que esto suceda.
Además, el acuerdo impone un monitor federal sobre la agencia y exige a la Ciudad, entre otras cosas, proporcionar $1.2 mil millones de fondos de capital adicionales a NYCHA en los próximos cinco años, y $200 millones cada año posterior hasta que los problemas son fijos. Ese acuerdo está sujeto a la revisión y aprobación del Tribunal, que es el objetivo de la audiencia.