Presidente de Filipinas admite más de 4,800 asesinatos en su cruzada anti drogas
Organizaciones defensoras de los derechos humanos elevana 15 mil la cifra de muertos
“Mi único pecado son las ejecuciones extrajudiciales”, dijo anoche el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, al admitir por primera vez esa práctica durante la campaña antinarcóticos puesta en marcha desde que asumió el poder en junio de 2016, por la que han sido abatidos más de 4,800 sospechosos de consumo y tráfico de drogas.
La senadora Risa Hontiveros declaró hoy a los medios locales que la admisión del mandatario “cierra de una vez por todas el pseudo debate” sobre si existían ejecuciones extrajudiciales en su régimen.
“La admisión verbal de Duterte servirá como una prueba sólida de la búsqueda popular de justicia”, añadió la senadora de la oposición, citada por Deutsche Welle.
Amnistía Internacional señaló en un comunicado que “la presunta admisión del propio presidente destaca la urgente necesidad de investigaciones internacionales sobre los miles de asesinatos y otras violaciones de los derechos humanos cometidas en nombre de la guerra contra las drogas del gobierno”.
Según la Agencia Antidrogas de Filipinas, un total de 4,854 sospechosos han sido asesinados en redadas policiales y 155,193 han sido arrestados, en un total de 108,058 operaciones antidroga en todo el país.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Human Rights Watch o Amnistía Internacional, elevan la cifra de muertos a 15,000 debido al clima de impunidad de la campaña, en la que también participan “vigilantes” o grupos vecinales armados.
El portavoz de la presidencia filipina, Harry Roque, manifestó el viernes que los comentarios de Duterte eran una “broma” y “no deben tomarse literalmente”.
Sin embargo, las declaraciones podrían ser utilizadas en la Corte Internacional de Justicia, que estudia dos denuncias presentadas contra Duterte.