Senado confirma a Kavanaugh como próximo juez del Tribunal Supremo, en medio de fuerte oposición política
El Tribunal Supremo tiene casos pendientes relacionados con la política migratoria, y los detractores de Kavanaugh temen que la confirmación de Kavanaugh inclinará la corte más hacia la derecha
WASHINGTON ? El Senado, bajo control republicano, confirmó este sábado por muy estrecho margen al juez conservador, Brett Kavanaugh, para un puesto vitalicio en el Tribunal Supremo, en un histórico voto que generó multitudinarias protestas y arrestos en el Capitolio y dudas sobre la futura imparcialidad de la máxima corte del país.
Con 50 votos a favor y 48 en contra, los senadores confirmaron a Kavanaugh para el cargo en el Tribunal Supremo, en una votación que ha servido para movilizar a votantes demócratas y republicanos de cara a los comicios del próximo 6 de noviembre.
Se prevé que Kavanaugh, de 53 años, será juramentado hoy mismo en sendos actos presididos por John Roberts, presidente del Tribunal Supremo, y por el juez Anthony Kennedy, el juez al que reemplazará en el cargo vitalicio a partir del martes próximo.
El único ausente en la votación fue el senador republicano de Montana, Steve Daines, quien acudió a la boda de su hija, pero no hizo falta porque los republicanos tuvieron suficientes votos.
La votación, presidida por el vicepresidente Mike Pence como presidente del Senado, fue interrumpida durante varios minutos por furibundos manifestantes opuestos a Kavanaugh y que fueron expulsados por la policía.
El voto cerró el último capítulo de una nominación anunciada hace doce semanas y que desde el principio generó controversia. También sirvió de contraportada a una semana que dio a la Casa Blanca un baño de buenas noticias, incluyendo acuerdos comerciales y un descenso histórico en la tasa de desempleo.
Con esto, el presidente Donald Trump se colgó otra medalla, tomando en cuenta que ganó en 2016 en parte porque prometió a su base nominar a jueces conservadores, opuestos al aborto y defensores de la tenencia de las armas.
“Aplaudo y congratulo al Senado de EEUU por confirmar a nuestro gran nominado… más tarde firmaré su comisión de asignación, y él realizará su juramento oficial. Muy emocionante!”, dijo Trump.
I applaud and congratulate the U.S. Senate for confirming our GREAT NOMINEE, Judge Brett Kavanaugh, to the United States Supreme Court. Later today, I will sign his Commission of Appointment, and he will be officially sworn in. Very exciting!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 6, 2018
Antes de partir hacia Kansas para respaldar a candidatos republicanos, Trump había afirmado que Kavanaugh es “una persona extraordinaria” y será un “gran juez” en el Tribunal Supremo.
Kavanaugh fue nombrado por Trump en julio pasado, en reemplazo del juez Kennedy, quien ese jubiló ese mes. Se trata de su segundo nombramiento desde el año pasado, cuando nominó y logró la confirmación de otro juez conservador, Neil Gorsuch.
Previo al voto y con apasionados discursos, ambos partidos se apegaron a su libreto de las últimas semanas: los republicanos defendieron tanto a Kavanaugh como el polémico proceso de confirmación, mientras que los demócratas lo condenaron y criticaron que la Casa Blanca se negó a divulgar más de 100,000 páginas de su historial jurídico.
Haciéndose eco de su bancada, el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, enumeró las formas en que Trump y sus aliados republicanos en el Senado convirtieron la confirmación en un “proceso prejuiciado e injusto”, con una investigación incompleta.
Schumer enfatizó las múltiples razones por las que Kavanaugh no merece el puesto en el Tribunal Supremo, comenzando con que, a través de su carrera jurídica, éste ha demostrado que es un “partidista extremo”.
Asimismo, Schumer instó a la base demócrata a que salga a votar en noviembre para “reivindicar” a las víctimas de asalto sexual.
Minutos después, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, defendió a Kavanaugh como un gran jurista con un historial de más de 300 dictámenes en los últimos 12 años, un “verdadero intelectual”, y un servidor público con gran dedicación.
I’m proud of the Senate for confirming Brett Michael Kavanaugh to be an associate justice of the Supreme Court of the United States. pic.twitter.com/quz2pLhvpU
— Leader McConnell (@LeaderMcConnell) October 6, 2018
Judge Kavanaugh is among the very best our nation has to offer. He will make the Senate and the country proud. He will serve with distinction on our highest court. He unquestionably deserves confirmation. And the country deserves such a Supreme Court Justice. #ConfirmKavanaugh pic.twitter.com/c9gxVGcsrp
— Leader McConnell (@LeaderMcConnell) October 6, 2018
También condenó a los manifestantes y afirmó que las siete investigaciones sobre Kavanaugh solo confirmaron su “excelente carácter” y no dejan duda de que éste figura “entre lo mejor que nuestra nación puede ofrecer”.
La predecible votación se produjo un día después de que el Senado aprobara una medida de procedimiento clave para avanzar hacia el voto final, con la ayuda de senadores que se habían mostrado indecisos, entre éstos la senadora republicana por Maine, Susan Collins.
Activistas opuestos a Kavanaugh advirtieron hoy de un alto costo político para quienes votaron por su confirmación, y en particular han prometido un voto de castigo contra Collins, cuando ésta afronte la reelección en 2020.
Hace varias semanas, las acusaciones de abuso sexual o conducta sexual indebida en la década de 1980 en contra de Kavanaugh, por parte de la doctora Christine Blasey Ford, Deborah Ramírez y Julie Swetnik, amenazaron con descarrilar su ascenso al Tribunal Supremo.
Pero, según la Casa Blanca y sus aliados en el Senado, la investigación suplementaria de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) sobre esas acusaciones no arrojó pruebas para sustentarlas, pese a que no incluyó entrevistas con Ford y Kavanaugh y decenas de testigos.
Eso abrió la puerta hacia la eventual confirmación de Kavanaugh, pese a que, en la era de movimiento “#MeToo”, éste ha afrontado en las últimas semanas una creciente oposición popular de organizaciones de abogados, una vasta coalición de iglesias cristianas, y grupos cívicos de corte progresista en todo el país.
Tan confiados estaban los republicanos de la confirmación que, según dijo hoy McConnell al diario “The Washington Post”, jamás sopesaron pedirle a Kavanaugh o a la Casa Blanca a que retirasen su nominación.
Según McConnell, las “turbas” alentadas por demócratas contra Kavanaugh han servido para “revitalizar” a la base republicana, cuando falta menos de un mes para los comicios que definirán el control del Congreso.
Protestas multitudinarias
Pero si los republicanos están “encendidos” y listos para apoyar a los suyos en las urnas y empujar su agenda conservadora, con igual ahínco se preparan los grupos progresistas que defienden los derechos de las mujeres y a las víctimas de abuso sexual.
Aunque resignados a una eventual pérdida, centenares de activistas se congregaron desde tempranas horas en las gradas del Capitolio, donde había fuerte presencia de la policía del Capitolio, para exigir el rechazo de Kavanaugh. Alrededor de 200 fueron arrestados y esposados por protestar sin permiso.
Demonstrators are swarming Capitol Hill to protest Brett Kavanaugh’s confirmation https://t.co/qahEc432vf pic.twitter.com/QVeugIccTQ
— Mother Jones (@MotherJones) October 6, 2018
Otros grupos marcharon hacia el Tribunal Supremo, y bloquearon sentados la calle que separa a la corte del Capitolio, gritando consignas contra Kavanaugh y en apoyo a las víctimas de violaciones.
Adentro del Capitolio, decenas de manifestantes tomaron puestos en un salón desde donde podían presenciar la votación en el pleno del Senado, bajo advertencia de arrestos si no obedecían los protocolos de conducta.
Futuro del Tribunal Supremo
Durante su audiencia de confirmación, Kavanaugh prometió que actuará con independencia jurídica y que, por ejemplo, cree que el derecho al aborto, establecido en el dictamen “Roe v. Wade” de 1973, está cimentado porque tiene “precedente”.
Pero su comportamiento la semana pasada ante el Comité Judicial del Senado, donde acusó a los demócratas de actuar por motivaciones políticas y donde amenazó con tomar venganza política, generó la repulsa de líderes de ambos partidos y de grupos cívicos en todo EEUU.
Su historial en el estrado, donde ha defendido al poder Ejecutivo y ha dicho que los presidentes están exentos de procesos judiciales, sumado a su diatriba contra los demócratas, hacen temer sobre la politización del Tribunal Supremo.
En la actualidad, el Tribunal Supremo tiene 4 jueces designados por presidentes demócratas y una cifra similar de republicanos. Los puestos son vitalicios precisamente para evitar cualquier interferencia política o cobro de “lealtad”.
Ahora, el ascenso de Kavanaugh inclina a la máxima corte hacia la derecha, sin que se vislumbre el “voto bisagra” que representó durante años el juez Kennedy, según observadores.
La Administración Trump se ha quejado de “jueces activistas” cuando emiten fallos desfavorables para su bando, y la llegada de Kavanaugh pondrá a prueba el compromiso de éste con la imparcialidad jurídica
La máxima corte determina la constitucionalidad de las leyes, y sus dictámenes tienen impacto en asuntos como el derecho al aborto, los matrimonios homosexuales, la supresión del voto de las minorías, la cobertura médica, y el futuro de la política migratoria del país. El Tribunal Supremo tiene varios casos pendientes relacionados con DACA, “Obamacare” y “ciudades santuario”, entre otros.
En ese sentido, el senador demócrata por Connecticut, Richard Blumenthal, advirtió hoy de que la corte debe ser una entidad apolítica, libre de lealtades partidistas, y se quejó de que los republicanos “rompieron las normas y reglamentos”, y han causado daño al país, y la credibilidad del Tribunal Supremo, y el propio Senado.
Durante una conferencia ayer en la Universidad Princeton, las juezas Sonia Sotomayor y Elena Kagan, ambas nombradas al Supremo por el entonces presidente Barack Obama, recordaron que la corte es una institución que, ante todo, debe estar libre de cualquier esfuerzo de politización, en un aparente mensaje a Kavanaugh.