El hispano que lleva 16 años en el corredor de la muerte y ahora podría salir en libertad
Si Pablo Ibar es absuelto, quedará libre tras 24 años encarcelado
“Ibar is entitled to a new trial”: “Ibar tiene derecho a un nuevo juicio”.
Esta frase de la Corte Suprema de Florida podría cambiar una vida, la del hispano estadounidense Pablo Ibar, de 46 años.
Tras pasar 24 años encarcelado, 16 de ellos en el corredor de la muerte, Ibar gozará de una nueva oportunidad en un juicio que empezó el 1 de octubre con la selección del jurado popular, y en el que se revisará todo el caso.
Nacido en Estados Unidos de padre español y madre cubana, Ibar fue condenado a muerte por un triple asesinato sucedido en 1994 en Miramar, una ciudad del condado de Broward (Florida), contigua a Miami.
Desde entonces (tenía 22 años) está entre rejas.
En febrero de 2016, tras un largo proceso de apelaciones, la Corte falló a su favor y revocó la sentencia, otorgándole el derecho a volver a ser juzgado al considerar que el abogado de oficio que lo defendió fue “deficiente” en el desarrollo de su labor y que no había “pruebas físicas que lo vinculen al caso”.
La fiscalía de Broward County, sin embargo, volverá a pedir la pena de muerte para Ibar.
“Ha llegado el momento”, le dijo a BBC Mundo Cándido Ibar, padre de Pablo, de 74 años.
Se espera que el nuevo juicio dure varios meses y se pueda alargar hasta el próximo año.
Triple asesinato en Florida
En la mañana del lunes 27 de junio de 1994, el policía Christopher Schaub acudió a la casa de Casmir Sucharski, propietario de un club de Miami cuyo coche -un Mercedes convertible- había sido encontrado ardiendo en la carretera el día anterior.
Schaub estaba investigando la desaparición de Mary Rogers tras acudir el sábado por la noche al club de Sucharski, el Casey’s Nickelodeon, junto con su amiga Sharon Anderson, ambas de 25 años.
Al llegar a la casa, nadie respondió a la puerta. Pero al mirar por la ventana, Schaub vio tres cuerpos. Eran los cadáveres de Sucharski, Rogers y Anderson, con heridas de bala que resultaron ser mortales.
Según el relato que recoge la Corte Suprema en su decisión de 2016, dos intrusos irrumpieron en la vivienda en la mañana del domingo, rebuscaron por toda la casa, se metieron objetos en los bolsillos, golpearon repetidamente a Sucharski y uno de ellos disparó en la cabeza a las tres víctimas.
Los asesinatos fueron registrados por una cámara de video que Sucharski había instalado hacía poco en su casa y la policía circuló las fotos de baja calidad extraídas de la grabación para localizar a los sospechosos.
Tres semanas después, el Departamento de Policía de Miami-Dade llamó a la policía de Miramar informando de que tenían en custodia a un hombre acusado de robo que se parecía a uno de los asesinos.
El hombre detenido por la Policía de Miami era un joven Ibar de 22 años que, como él mismo admitió al periodista Nacho Carretero, quien escribió un libro sobre el caso, por aquella época no era “ningún ángel”.
Seis años después, en el 2000, un jurado popular lo condenó por el triple asesinato y un juez decretó contra él la pena de muerte.
Él, sin embargo, siempre ha mantenido su inocencia y su esposa, Tanya, es su principal coartada.
En conversación con BBC Mundo, Tanya asegura que ella, quien entonces era solo una adolescente, estaba con el acusado en la mañana de los hechos.
“Mi madre se había ido dos semanas a Irlanda y Pablo vino a quedarse conmigo ese fin de semana. Mi prima lo descubrió y llamó a mi madre para contárselo”, dice Tanya, que ahora tiene 40 años.
“Supe que era ese fin de semana porque el siguiente, el del primero de julio (día de la Independencia de Estados Unidos) nos fuimos fuera”, asegura la mujer.
La prueba crucial
Ante la ausencia de pruebas físicas contra él (ni huellas ni ADN), ese video “granuloso” fue la clave de la causa de la fiscalía contra Pablo, explica en su decisión escrita la Corte Suprema.
Ibar primero fue juzgado junto con otro hombre, Seth Penalver, en 1997, pero el juicio fue declarado nulo por falta de acuerdo del jurado.
Penalver fue condenado luego en otro juicio, pero fue absuelto en 2013 por la Corte Suprema de Florida debido a “numerosos errores” en el procedimiento, tras haber pasado seis años en el corredor de la muerte.
Y una parte importante de la defensa de Penalver fue poner en duda que fuera él uno de los hombres que salían en el video, para lo cual su abogado utilizó el testimonio de un experto en antropología forense, algo que el defensor de Ibar nunca hizo.
Esto, juntos con “numerosas deficiencias y fallos” por parte del abogado de oficio asignado a Ibar, quien sufrió toda una serie de problemas personales graves durante el juicio, llevaron a la corte a determinar que el español no había contado con una defensa efectiva.
“El abogado tenía muchos problemas de salud, no podía ni estar parado durante el juicio. Además, fue arrestado por problemas domésticos. No estaba preparado en absoluto”, le dice a BBC Mundo Joe Nascimento, uno de los abogados del equipo actual de Pablo.
¿Nuevas pruebas?
Ahora, sin embargo, los fiscales aseguran que han encontrado nuevas pruebas incriminatorias contra Ibar, según publicó en un largo artículo y podcast sobre el caso el South Florida South Sentinel, en abril de este año.
Gracias a una nueva tecnología, la fiscalía dice que pudo detectar restos de ADN de Ibar en una camiseta azul encontrada en la escena del crimen con sangre de una de las víctimas, y con la que se cree que uno de los asesinos se cubrió parcialmente la cara.
La camiseta, sin embargo, había sido examinada antes y nunca se habían encontrado restos compatibles con el ADN de Ibar.
Y Nascimento cree que es “sospechoso” que la fiscalía aparezca ahora con esta nueva evidencia y se muestra “confiado” en que el jurado “entenderá” a sus expertos forenses, quienes testificaran en contra de la validez de la prueba para incriminar a Ibar.
“Nosotros ponemos en cuestión la recolección, el manejo, el almacenamiento y los exámenes de la camiseta y no creemos que esta novedad sea una prueba valiosa que deba ser considerada por un jurado”, afirma Nascimento.
BBC Mundo se puso en contacto con la fiscalía de Broward County para obtener su versión sobre el caso, pero esta declinó hacer comentarios.
Indignación
Desde 2016 Ibar no está en el corredor de la muerte, puede recibir visitas (a través de una pantalla) y llamar a su padre, su hermano Michael o a su esposa, quien se ha mantenido a su lado a lo largo de todos estos años.
“Somos católicos, vamos a la iglesia. Somos gente normal”, dice Tanya sobre sus orígenes. “Esto no es algo que esperas que te vaya a pasar, pero yo sentí que no podía dejar a Pablo”.
La mujer, que trabaja como enfermera, cuenta que se enamoró realmente de Pablo “por teléfono” y que se casaron en 1998, cuando Pablo ya había sido juzgado la primera vez y llevaba 4 años en la cárcel.
Mientras tanto, el caso de Ibar ha ido cobrando relevancia en España, donde los medios se hacen eco de cada novedad.
La asociación “Pablo Ibar juicio justo” está promoviendo una campaña de recogida de fondos para financiar en parte la defensa que, según el portavoz Andrés Krakenberg, tiene un coste de US$1,3 millones, incluyendo los honorarios de cuatro abogados y todas las pruebas periciales.
Instituciones como el gobierno del País Vasco, el Ministerio de Exteriores de España y las diputaciones del País Vasco han aportado a lo largo de los años fondos para la causa.
Familiares de las víctimas, sin embargo, están furiosos por el apoyo que recibe Ibar y por tener que pasar por un nuevo juicio.
Deb Bowie, hermana de Shanon Anderson, le dijo a Felonious Florida del Sun Sentinel: “Entrar en la corte del condado de Broward casi me hace querer vomitar, en cuanto entro. Estoy tan cansada de esto”.
“Si me hubieras dicho en 1997 que en 2017 estaría a punto de volver a juicio después de que uno de ellos fuera absuelto y el otro consiga un nuevo juicio, no creo que hubiera sido capaz de verme a mi misma viva”.
Bowie también aseguró estar convencida de que los hombres que salen en el video son Ibar y Penalver.
La tumba de la madre
En contraste, la familia de Ibar fantasea con qué pasará si él sale libre.
Lo primero que hará Pablo, según su padre, será ir a visitar la tumba de su madre, quien murió hace 16 años, después del primer juicio, y a cuyo funeral Ibar no pudo asistir.
Ella había salido de Cuba “huyendo de Fidel”, mientras que Cándido cruzó a Estados Unidos desde España para jugar a cesta punta, una clase de pelota vasca que se practica con una cesta de mimbre.
La madre de Ibar está enterrada a unos pocos kilómetros de la prisión de Broward, donde el hispano-estadounidense ha pasado los últimos años. Curiosamente, solo a 200 metros de esa cárcel se sitúa el hospital donde nació Pablo.
Tanya se emociona al teléfono cuando habla de este nuevo juicio. “Es genial pero también da mucho miedo“, admite.
“No sé hacia dónde va a ir mi vida”, le dice a BBC Mundo.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.