Contra el antisemitismo

La solución no es guardias armados en las sinagogas

Una mujer reza frente al memorial en la sinagoga Tree of Life de Pittsburgh.

Varios líderes de la comunidad judía en Pittsburgh rechazan la visita del presidente Trump. Crédito: Getty Images

El ataque del asesino que invadió una sinagoga y mató a once judíos durante un acto religioso reveló terribles fallas en el país. Más allá de que es el peor ataque contra esta comunidad estadounidense en toda la historia.

Porque el ataque no vino de la nada. Porque sucedió en un ambiente político donde el odio es permisible. Porque podría no ser el último.

El asesino, sin historial criminal, expresaba su odio por los medios sociales. Legalmente. Que los inmigrantes son “invasores” y los judíos, “los enemigos del pueblo blanco”.

Es por eso que la prevención no es policial sino educativa, política, social.

Un día antes toda la atención del país estaba centrada en un terrorista que envió paquetes explosivos a opositores políticos del actual gobierno.

Y ante la cercanía de las cruciales elecciones de medio término se caldean los ánimos al punto que el otro se convierte en enemigo mortal.

En el ataque confluyeron meses de incitación.

Pero la solución no puede ser, como expresó el Presidente, que los congregantes contraten en cada iglesia, cada sinagoga, cada mezquita, a uno o más guardias armados.

Decir lo contrario es lavarse las manos.

La solución empieza por condenar rápidamente las manifestaciones antisemitas. Luego, urgentemente, disipar el clima de incitación y odio.

Porque que quede claro: el estado es el responsable, ante todo, por nuestra seguridad y supervivencia. Por garantizar el derecho a la vida. Para eso elegimos a nuestros representantes y pagamos nuestros impuestos.

Este sábado, se puso en evidencia su fracaso.

El odio antisemita está floreciendo en Estados Unidos, en Europa, en países musulmanes. El atacante gritaba durante la matanza que “todos los judíos deben morir”. Y los incidentes antisemitas violentos y acoso en línea aumentaron en 2017 en 57%. Los grupos nazis están creciendo. El clima de confrontación que prefiere el presidente es para ellos caldo de cultivo.

La comunidad latina tiene que prestar mucha atención al atentado. Saber que históricamente, los judíos han sido el blanco preferido de quienes, felices por no encontrar resistencia, siguieron atacando a otras minorías de la misma manera. Solidarizarse con las víctimas y oponerse al ataque no es solamente nuestro deber humano. Es nuestra obligación como latinos porque la violencia, si no se la extingue de raíz, es letal. El odio mata.

Porque esto podría tener secuelas.

Rápidamente el odio está envenenando nuestra vida pública. Nuevamente, el fin a la incitación debe venir de nuestros gobernantes. Ahora; no esperar hasta después de las elecciones.

El antisemitismo – el odio contra los judíos – en Estados Unidos ha levantado su fea cabeza. Debemos pasar a la acción. Como siempre, es “hoy ellos; mañana nosotros”.

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