Activistas de la comunidad inmigrante exigen cese a retórica incendiaria de Trump

El presidente planea llegar a Pittsburgh la tarde de este martes.

El presidente planea llegar a Pittsburgh la tarde de este martes. Crédito: BRENDAN SMIALOWSKI/AFP/Getty Images

WASHINGTON—Activistas de la comunidad pro-inmigrante condenaron este martes el inminente despliegue militar en la frontera sur, y exigieron un alto a la retórica incendiaria del presidente Donald Trump, mientras la comunidad judía inició el entierro de las víctimas de la masacre en una sinagoga el sábado pasado.

La reciente racha de violencia política contra líderes demócratas, afroamericanos y una sinagoga que ayuda a refugiados – incidentes todos a manos de nacionalistas blancos- ha provocado críticas contra Trump, porque desde la contienda de 2016 ha adoptado una retórica incendiaria contra los inmigrantes.

De cara a los comicios que el próximo martes definirán el control del Congreso, Trump ha apostado por el combate a la inmigración ilegal y la amenaza de una “invasión” de la caravana inmigrante que atraviesa México como un tema electoral que le puede dar réditos políticos con su base.

El lunes, la Administración Trump anunció el próximo despliegue de 5,200 miembros del Ejército para ayudar en las tareas de vigilancia en la frontera, por encima de los 2,100 miembros de la Guardia Nacional apostados en la zona desde abril pasado.

Como parte de su escalada contra la inmigración ilegal, Trump ahora propone eliminar unilateralmente la Enmienda 14 de la Constitución, que consagra la ciudadanía automática a toda persona nacida en EEUU, sin importar el estatus legal o ciudadanía de sus padres. Varios líderes republicanos afirmaron hoy que Trump no puede eliminarla por orden ejecutiva.

Mientras, la Casa Blanca no ha dado detalles sobre un presunto plan de cerrar la frontera sur incluso para personas que buscan asilo, en una especie de “veda a los latinos”.

Un país que necesita “sanar” heridas

Durante una conferencia telefónica con periodistas, activistas comunitarios condenaron la politización de la caravana migrante al asegurar que EEUU necesita la unidad nacional y “sanar” las heridas de la división y la creciente violencia política.

Frank Sharry, director ejecutivo de America´s Voice, afirmó que las acciones de Trump en el campo migratorio “no son realmente sobre su política migratoria sino sobre los comicios” del próximo martes, y su deseo de desviar la atención del “terrorismo doméstico” de los últimos días.

Estos actos, argumentó Sharry, “son alentados por un presidente que se hace llamar nacionalista” y siembra la división y el descontento en vez de unir al país en un proceso de sanación.

Por su parte, Kerri Talbot, directora de asuntos federales del “Immigration Hub”,  afirmó que las familias que buscan refugio en EEUU “no son una amenaza”, y criticó que Trump recurra a tácticas divisorias cuando el país afronta las “desastrosas consecuencias de la política del miedo”.

Asimismo, Talbot enfatizó que el inminente despliegue militar es un peligroso desperdicio de recursos, especialmente cuando EEUU afronta “verdaderos desafíos en todo el mundo”.

Arielle Gingold, activista de “Bend the Arc Jewish Action”, afirmó que es urgente responder a las causas del asesinato de dos afroamericanos en una tienda en Kentucky, y la reciente tragedia en la sinagoga “Tree of Life” en Pittsburgh (Pensilvania) y llamar las cosas por su nombre: “la tóxica ideología del nacionalismo blanco”.

“Debemos reconocer que esos actos de violencia comparten las mismas raíces de la horrenda separación de familias, la detención indefinida y las políticas anti-asilo de la Administración Trump”, dijo Gingold, cuyo grupo firmó una carta de 35,000 líderes de la comunidad judía rechazando la visita de Trump a Pittsburgh y exigiendo su denuncia de extremistas blancos.

Gingold dijo que su grupo y demás líderes de la comunidad judía han programado actos de solidaridad en la capital estadounidense, en Nueva York, Filadelfia (Pensilvania) y varias ciudades de California, incluyendo Los Angeles, San Francisco y Oakland.

“La clave para nuestra seguridad colectiva y para aquellos cuyas vidas están bajo amenaza del nacionalismo blanco yace en nuestra unidad y solidaridad, y no permitiremos que este presidente, o su partido, nos dividan”, puntualizó Gingold.

Por su parte, Katherine Miller Wilson, directora en Pensilvania del grupo judío “HIAS” (“Hebrew Immigrant Aid Society”), destacó la necesidad de refutar la retórica “con los hechos”,  porque el autor de la masacre “estaba respondiendo a lo que percibía como una amenaza”, pese a que “no ha habido absolutamente ningún ataque terrorista a manos de refugiados en este país”.

“Hay dos razones simples: los refugiados son personas que huyen de guerras y violencia, y lo último que querrían es utilizar la violencia. La segunda razón es que EEUU tiene el proceso de revisión y seguridad más riguroso del mundo” para determinar la elegibilidad de refugiados, precisó Miller Wilson.

“HIAS” es un grupo sin fines de lucro que lleva 137 años ayudando en el reasentamiento de refugiados en EEUU a través de sus 18 afiliados, y es una de 9 agencias que trabaja con el Departamento de Estado para esos esfuerzos.

Robert Bowers, acusado de la masacre en Pittsburgh, había citado en las redes sociales su odio hacia el grupo para justificar el crimen.

También Vanita Gupta, presidenta de “The Leadership Conference”,  y Bishop Garrison, director ejecutivo interino del “Truman National Security Projectparticiparon en la llamada.

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