El Congreso tiene cara de mujer
La representación aún no alcanza el 50% del Congreso, ni refleja a la población en su totalidad, pero los números son alentadores
Esta semana, el grupo más diverso de legisladores de la historia llegó al Congreso de EEUU. Esto incluyó a 102 mujeres en la Cámara de Representantes y 25 mujeres en el Senado. El jueves, la demócrata Nancy Pelosi fue reelegida como líder de la cámara.
El 116 Congreso no sólo cuenta con un número récord de mujeres, sino que muchas de ellas son mujeres de color y miembros de grupos minoritarios. Verónica Escobar y Sylvia García, por ejemplo, serán las primeras mujeres latinas que representen al estado de Texas, mientras que Sharice Davids y Deb Haaland serán las primeras mujeres nativas en ser electas. Por su parte, Ayanna Pressley será la primera mujer afroamericana en representar al estado de Massachusetts.
Pero la diversidad de las nuevas representantes no sólo se refiere a su etnicidad, sino también a su edad, como en el caso de Alexandria Ocasio-Cortez, de sólo 29 años de edad y Abby Finkenauer, de 30; y de su credo, como en los casos de Ilhan Omar y Rashida Tlaib, las dos primeras mujeres musulamas en ser electas en el Gobierno. En cuanto a la orientación sexual de las representantes, Kyrsten Sinema, por ejemplo, es la primera senadora abiertamente bisexual en servir en el Gobierno. Por primera vez, California, Arizona, Minnesota, New Hampshire, Washington y Nevada estarán representados en el Senado por dos mujeres.
¿Por qué es importante que haya más mujeres de color en el Gobierno?
En primer lugar, porque las mujeres conforman la mitad de la población del país y merecen ser representadas por sus pares en temas prioritarios como el acceso al cuidado de salud, los derechos reproductivos y el cuidado de los niños, entre muchos otros asuntos tradicionalmente asociados a la mujer.
Cuando, por ejemplo, la senadora Tammy Duckworth llegó a trabajar al Congreso con su bebita recién nacida, millones de mujeres sintieron por primera vez que una de sus representantes entendía los sacrificios de tantas madres que tienen que volver a trabajar inmediatamente después de dar a luz. Cuando los miembros del Congreso próximamente debatan las opciones reproductivas de millones de mujeres, las nuevas representantes podrán aportar su experiencia y punto de vista, proponiendo y apoyando legislación desde una nueva perspectiva.
El aumento de la participación femenina en el gobierno, que se debió en parte al impulso del movimiento #MeToo, y que creció como respuesta a las actitudes y propuestas machistas de la Administración Trump, motivaron a más mujeres a alzar la voz y a participar en la esfera política. La representación aún no alcanza el 50% del Congreso, ni refleja a la población en su totalidad, pero los números son alentadores.
Considerando los muchos avances de nuestra sociedad en cuanto equidad y derechos de la mujer, la noticia no debería ser la cantidad récord de mujeres representantes, sino el hecho de que todavía, en pleno siglo XXI, quede tanto camino por recorrer. Mientras tanto, apreciamos el crecimiento en representación y felicitamos a las nuevas representantes.