Editorial: Trump, la espalda contra el muro
El Presidente trata de asociar el muro con el respaldo al personal federal que cumple funciones en la frontera
La exigencia de dinero para el muro fronterizo del presidente Donald Trump no tiene nada que ver con la seguridad nacional. En cambio, su insistencia está ligada al cumplimiento de una promesa electoral que el mandatario considera vital para su reelección en 2020.
Mientras tanto, los 800,000 empleados federales que trabajan con la promesa de un pago posterior, y los centenares de miles temporalmente desempleados, son rehenes de la exigencia de Trump de obtener 5,600 millones de dólares para construir la barrera fronteriza. Y de la negativa demócrata de otorgarlos en el presupuesto para el Departamento de Seguridad Nacional.
La promesa de Trump de construir una muralla en la frontera que iba a ser pagada por México para detener la inmigración fue efectiva para capturar la fantasía de un sector nacionalista y anti inmigrante del electorado.
Pero es nada más que eso, una fantasía. Levantar un muro en la frontera no detendrá el ingreso de los indocumentados y muchos menos será pagado por México.
El Presidente en su afán de mostrarse triunfador lo único que hace es confundir la realidad con la ficción. Desde su Twitter asegura que México ya está abonando el muro a través del nuevo pacto regional, USMCA, que ni siquiera está en vigencia. Y que él ha hecho “mucho trabajo” por lo cual se avanzó en la construcción. Falso.
En realidad las 700 millas existentes de instalaciones de seguridad fronteriza se construyeron hace años y con fondos aprobados en 2006. Esa asignación de fondos iba a ser el pago y abrir la puerta para una reforma migratoria integral que nunca prosperó.
Vale preguntarse: ¿Si México ya está abonando el muro, como dice Trump, por qué el dinero que pide es tan importante como para cerrar el gobierno?
El Presidente trata de asociar el muro con el respaldo al personal federal que cumple funciones en la frontera. Pero se puede apoyar la labor de seguridad sin tener que ser un entusiasta de la muralla.
Eso es diferente a rodearse de agentes y exagentes que integran el sindicato de la Patrulla Fronteriza y de ICE, que respaldó a Trump en la elección. Esto es política, no seguridad.
No hay una negativa a dar dinero para reforzar la seguridad fronteriza, sí la hay para el capricho presidencial.
El mandatario tiene derecho a querer cumplir su promesa, eso no significa que todos tengan que ayudarlo. Especialmente si es una tontería. La mayoría de los votantes estadounidenses no estaban a favor del muro cuando Trump fue electo como tampoco lo están ahora.
El Presidente hoy está en una pulseada inútil por una cuestión de orgullo, por no verse perdedor. Sin darse cuenta Trump literalmente tiene la espalda contra un muro.