La Fiscalía acorrala a “El Chapo” con avalancha de pruebas sobre sus delitos
La parte acusadora pide al jurado declarar culpable de 10 cargos a Guzmán Loera
Sin montañas donde esconderse ni túnel visible por dónde escapar, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera fue acorralado por la ayudante del fiscal Andrea Goldbarg, quien resumió en poco más de seis horas la avalancha de pruebas que ella y sus compañeros presentaron en el juicio contra el líder del Cártel de Sinaloa desde el 5 de noviembre, cuando inició el juicio en su contra.
“En las montañas de Sinaloa…” fue la frase con la que Goldbarg inició los alegatos en la Corte Federal de Brooklyn para pedirle al jurado declarar culpable de 10 cargos al mexicano. Parecía el inicio de una historia para niños, pero el final no pudo ser más devastador para describir de cuerpo entero al acusado: “Dos hombres apenas respiraban… levantó su rifle (ante uno), lo insultó y le disparó… con el segundo hizo lo mismo”. Antes de ello ya los había golpeado casi hasta la muerte, porque eran sinaloenses que colaboraban con los Zetas, un cártel rival.
“Señoras y señores, hemos presentado una avalancha de evidencias”, agregó Goldbarg para introducir los cargos sobre los que el jurado deberá deliberar el viernes, si el juez Brian Cogan no anuncia cambios de última hora. La acusadora insistió en las pruebas que 56 testigos, 14 de ellos cooperantes, ayudaron a exponer, “más allá de la duda razonable”, las cuales describió a detalle en un viaje desde el ascenso de Guzmán en los años noventa hasta su extradición a los Estados Unidos en 2017.
Aunque son 10 cargos, todos incluyen violaciones a diversas leyes de los Estados Unidos que podrían considerarse delitos por sí mismos. “Agradecemos en nombre del Gobierno el tiempo dedidcado a esta caso… y (quiero) pedirles que declaren culpable al acusado”, dijo Goldbarg antes de enumerar los delitos: (1) liderar un grupo criminal con el que pudo cometer 27 violaciones y delitos, como conspiración de homicidios y distribución de drogas; (2) conspirar para enviar drogas de Colombia y Ecuador a los Estados Unidos; (3) importar droga a los EEUU; (4) distribuir cocaína y otras drogas en EEUU; (5 al 8) diversos crímenes relacionados con las drogas, incluidos conspiración de homicidios; (9) uso de armas y (10) lavado de dinero.
“El Chapo” escuchaba atento, aunque por momentos escribía en su libreta y hacía comentarios a su abogado Eduardo Balarezo, quien se sentó a su izquierda, mientras su otro defensor, Jeffrey Lichtman cambiaba de posición en su silla, impaciente; William Purpura no volvió después del descanso para el lunch, pero algunos reporteros indicaron que los defensores se mostraron conflictuados, sobre todo después de que el juez informara que una mujer del jurado había pedido aclarar si Guzmán Loera estaba pagando a sus defensores. Ese asunto quedó zanjado tras una reunión con ella, pero la tensión en la mesa de la defensa pareció quedarse.
Para probrar que los fiscales federales habían “demostrado más allá de la duda razonable” de los delitos cometidos por Guzmán Loera, Goldbarg se remontó a los años noventa, cuando “El Chapo” era miembro de una organización mayor liderada por Amado Carrillo Fuentes, pero luego se dividió en grupos que pretendían proteger sus negocios de drogas, hasta que sus pleitos internos terminó por dividirlos, especialmente de los Beltrán Leyva con quienes Guzmán Loera inició una guerra a la que su principal socio, Ismael “Mayo” Zambada, tuvo que sumarse, a fin de proteger los intereses de ambos.
La ayudante del fiscal hizo referencia a los testimonios de Jesús “El Rey” Zambada; Vicente Zambada, alias “Vicentillo”; los colombianos Jorge y Alex Cifuentes; sus exsocios Miguel Ángel Martínez y Pedro Flores; Christian Rodríguez, quien desarrolló el sistema de comunicación del cártel y después cooperó con el FBI para espiar a Guzmán Loera; y de la examante Lucero Guadalupe Sánchez López, la “Chapodiputada”.
Entre videos de tráfico de drogas en latas de chiles, torturas de enemigos en las montañas, audios de Guzmán Loera negociando tráfico de droga y sobornando a la Policía, la ayudante del fiscal habló de los testimonios y pruebas técnicas de agentes de la DEA, el FBI y el experto en documentos, John Paul Osborn, quien analizó las cartas enviadas a Dámaso López Núñez y a la ‘Chapodiputada’.
Durante el juicio, la defensa cuestionó que los cooperantes hablaran contra quien fue su socio. “Todos tienen acuerdos con el Gobierno… pero ellos fueron criminales, eso no les ayudará… pero sus respuestas hacen sentido con la evidencia presentada”, dijo al indicar que se firmaron acuerdos con 12 para que un juez revise sus casos y, quizá, reduzca sus sentencias, además de proteger a sus familias en Estados Unidos.
Goldbarg tomó el mayor tiempo disponible para describir las 27 violaciones y delitos del primer cargo, quizá el más importante, pero su decisión tomó sentido cuando abordó las otras acusaciones, todas ligadas a la primera.
El cierre para pedir al jurado que declare culpable de todos los cargos a Guzmán Loera, la ayudante del fiscal cuestionó que el mexicano escapara de prisiones mexicanas. “El detenido siempre tiene un plan… el motivo de escapar es porque sabía que era culpable”. Deslizó la idea de que ya no tiene escapatoria, pero pidió ayuda al jurado: “Declárenlo culpable de todos los cargos”.
Este jueves, la defensa intentará refutar las pruebas y pedir clemencia para su cliente, pero ya no tiene bajo la manga la teoría de conspiración de los gobiernos de México y Estados Unidos para proteger a “Mayo” Zambada y perseguir a “El Chapo”, ¿con qué lo defenderá?