“El Chapo” y Emma Coronel se despidieron con señas de amor tras fallo del jurado
La pareja podría verse nuevamente el 25 de junio, el día de la sentencia de Guzmán Loera
Emma Coronel llegó este martes a la Corte Federal de Brooklyn alrededor de las 11:00 a.m., ataviada con una blusa y un pantalón negros y un abrigo verde esmeralda. Sonreía. Saludó a los representantes de los medios de comunicación que se sentaron cerca de ella. Estaba tranquila.
Había pasado poco más de una hora cuando una asistente de la Corte entregó una nota a uno de los guardias, avisando que el jurado tenía un veredicto. La movilización en la sala donde se desarrolló el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera se intensificó para su ingreso, la llegada del juez Brian Cogan y del jurado.
La pareja escuchó el veredicto. Él miraba al jurado, mientras escuchaba al juez Cogan decir “culpable” diez veces, una por cada uno de los cargos en contra del mexicano. Ella escuchaba a la traductora desde la misma banca en que se sentó durante más de tres meses que duró el juicio.
El juez Cogan despidió al jurado e informó que el 25 de junio a las 10:00 a.m. dará a conocer la sentencia contra Guzmán Loera, que podría ser cadena perpetua, al menos una, el mínimo castigo del primer cargo, “Liderar continuamente una organización criminal”, que incluía 27 violaciones, 25 de las cuales fueron probadas por fiscales federales, a decir de los 12 miembros del jurado.
Guzmán Loera parecía saber lo que le esperaba. Más tarde uno de sus abogados, Eduardo Balarezo, confirmó que así era. “Él sabía”. El mexicano aprovechó el último día que vería a su esposa en la Corte para decirle, con señas, que la amaba. Cruzó los brazos e hizo una señal de abrazo pegándolos al pecho; cerró un puño y lo pegó a su corazón. Ella le respondía con saludos. No estaba feliz, pero mostraba fortaleza.
Algunos medios indicaron que Emma lloró en la Corte. No fue así. No lo hizo, no en público. Entró a una pequeña oficina, donde quizá lo hizo en solitario, antes de abandonar el Tribunal. Instantes previos, una periodista de Univisión le expresó su pesar. “¿Por qué? No se ha muerto nadie”, respondió Emma.
La pareja no se verá más, ya que Guzmán Loera no puede recibir visitas. Es incierto que se escriban, porque ella contó a este diario que sólo lo hicieron una vez –autorizador por el juez Cogan–, pero dejaron de hacerlo porque ninguno recibió las cartas.
Coronel salió de la Corte federal en compañía de tres miembros del equipo de abogados de su esposo, además de dos vigilantes, quienes la dirigieron a la camioneta que la llevaría de vuelta a su hotel. Ella no dijo una palabra. Bajó el rostro para evitar las cámaras. Era un caos total hasta que logró subir al vehículo.
El 25 de junio hay una cita en la Corte a la que se desconoce si ella acudirá. Por ahora, Emma se lleva algunas de las pocas sonrisas que su esposo esbozó en la sala.