Trump, el rey de la división, pide unidad
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice
WASHINGTON, DC – Con su mensaje sobre el Estado de la Unión, Donald Trump trató de ofrecer una rama de olivo, sobre todo a la Cámara Baja de mayoría demócrata que, por cierto, iniciará diversas investigaciones en torno a la trama rusa y su campaña presidencial de 2016. El problema es que sus llamados al bipartidismo y la reconciliación sonaron totalmente huecos.
A Trump le pasa lo que dice el refrán: crea fama y échate a dormir. Es decir, la persona que utiliza Twitter como arma para atacar sin piedad a sus rivales políticos y a veces a quienes no lo son; la misma persona que, según reportes de prensa, antes del discurso tuvo un encuentro privado con presentadores de noticias y se refirió a figuras demócratas con epítetos y burlas, horas después acudió al Congreso a instar a la unidad y a la cooperación.
De hecho, en su discurso no pudo evitar hacer alusión, someramente, a todas las pesquisas de las que es objeto, tildándolas de “ridículas” y “partidistas”. Las investigaciones, dijo, suponen una amenaza a nuestra prosperidad económica. “Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigación”, afirmó Trump.
Asimismo, el rey de la división declaró que “tenemos que rechazar las políticas de venganza, resistencia y represalia, y abrazar el enorme potencial de la cooperación, el bipartidismo y el bien común”.
Como se anticipaba, Trump no desaprovechó la oportunidad para seguir vendiendo su fabricada crisis en la frontera, su falsa “invasión” de miles y miles de migrantes morenos, y para explotar con fines políticos el dolor de familias que han perdido a algún familiar a manos de un indocumentado. El bando demócrata, por su parte, invitó a migrantes que muestran el rostro que Trump rechaza: mujeres trabajadoras, incluso las que laboraron en uno de sus clubes de golf sin documentos, Dreamers y otros. Todos contribuyen a este país y ayudan a la economía, incluyendo el bolsillo del presidente que los persigue.
Para justificar el muro fronterizo de la Discordia, Trump habló de la invasión de migrantes y repitió el libreto de la relación entre migrantes y altas tasas de delincuencia, pese a no ser cierto. También insistió en que los muros funcionan y contribuyen a la seguridad y a bajas tasas de criminalidad poniendo como ejemplo a la ciudad de El Paso. Trump afirmó que El Paso era una de las ciudades más violentas, pero tras la construcción de barreras es una de las más seguras, aunque los datos no lo apoyen, pues la baja en la tasa de criminalidad en esta ciudad fronteriza se produjo antes de que se levantaran bardas autorizadas por la Secure Fence Act de 2006.
La presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, ha dicho que una barda fronteriza es “inmoral” no solo porque no resuelve el problema de fondo, sino por el mensaje que envía. Trump declaró que “este es un asunto moral” porque están en juego la seguridad y el bienestar económico de todo Estados Unidos.
Aunque la insistencia de Trump en el muro llevó al cierre del gobierno por 35 días, a una crisis económica para casi un millón de trabajadores federales y sus familias, y a la pérdida de miles de millones de dólares de nuestra economía, no dio señales de dar su brazo a torcer en el tema del muro a 10 días de que se cumpla el plazo de la propuesta temporal que reabrió el gobierno.
Más bien fue amenazante al decir “yo levantaré la barda”, aunque aclaró que será una barrera “inteligente, estratégica y de metal que permita ver hacia el otro lado”… no una simple barda de concreto”. “Se levantará en las áreas identificadas por los patrulleros fronterizos como zonas de mayor necesidad y estos agentes les dirán que cuando se levantan vallas, los cruces sin documentos disminuyen”.
En otras palabras, a días del 15 de febrero Trump no da señales de ceder en el tema del muro que provocó el cierre del gobierno. Y si el Congreso no le da los fondos para su muro, Trump ha dejado abierta la posibilidad de declarar una emergencia nacional en la frontera para obtener, por otras vías, los fondos para el muro que prometió en su campaña.
Y en otros asuntos, Trump ofreció las exageraciones de siempre o simplemente no presentó planes o cómo piensa trabajar de forma bipartidista en la Cámara Baja.
“Debemos elegir entre grandeza y tranque, entre resultados o resistencia, entre visión y venganza, entre el increíble progreso o la destrucción sin sentido, Esta noche les pido que elijan la grandeza”, declaró quien desde su campaña y durante los pasados dos años ha predicado precisamente venganza, destrucción y división.
Las acciones de este presidente, en el pasado, y las que tome en el futuro han dicho y dirán más que todos sus vacíos llamados a la cooperación y al bipartidismo.
En efecto, crea fama y échate a dormir.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice