Las 3 enfermedades infecciosas milenarias que siguen afectando a América Latina
¿Sabes cuáles son?
Desde que existen los seres humanos, existen las enfermedades.
Algunas de ellas como la peste bubónica, el sarampión, el cólera o la viruela transformaron el mundo, y cuando se convirtieron en epidemias dejaron destrucción y convulsión social.
Con el paso del tiempo y la evolución de la ciencia, ciertas enfermedades infecciosas fueron desapareciendo mientras que otras nuevas también surgieron.
Pero existen enfermedades infecciosas muy antiguas, de miles de años, que siguen entre nosotros.
¿Cuáles son las enfermedades más antiguas que continúan afectando a América Latina?
1. Enfermedad de Chagas
La enfermedad de Chagas o “el mal de Chagas”, como se lo conoce, es una de las enfermedades autóctonas de América Latina que fue descubierta por el médico brasileño Carlos Chagas en 1909.
Es causada por el parásito Trypanosoma cruzi que se transmite por la picadura de un insecto infectado conocido como vinchuca o “chinche gaucha”, “chinche besucona”, “chupadora”, “voladora”, “barbeiros”, “chipos”, enumera la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
La enfermedad, que afecta al corazón, también puede diseminarse a través de los alimentos contaminados, una transfusión de sangre, un órgano donado o de madre a hijo durante el embarazo.
“El Chagas es una enfermedad típica de la región americana. Se ha descubierto que momias de hasta 9.000 años de antigüedad tenían el corazón agrandado y se detectó el ADN del parásito”, detalla el doctor Santiago Nicholls, asesor regional en enfermedades infecciosas desatendidas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Y pese al paso de los miles de años, la enfermedad sigue presente en la región.
Según un informe de la OPS de 2016, el Chagas causa la muerte en promedio de 14.000 personas al año y tiene presencia en 21 países de América Latina.
“La enfermedad de Chagas puede llegar a ser mortal porque puede ocasionar cardiopatías, afectando crónicamente al corazón”, aclara Nicholls a BBC Mundo.
Surgen 30.000 casos nuevos promedio al año y 70 millones de personas están en riesgo de contraerla, dice la OPS.
Pero si bien la enfermedad afecta a un gran número de personas, los casos fueron disminuyendo con el paso de los años.
“Es una enfermedad que viene en un proceso de control sostenido y exitoso. Se ha controlado la transmisión vectorial, es decir transmitida por el insecto, y por transfusión de sangre”, señala Nicholls.
2. Lepra
Se la conoce como una “enfermedad bíblica” porque es tan antigua que aparece mencionada en los evangelios.
La lepra o enfermedad de Hansen es un mal que afecta a la piel y a los nervios de las manos y los pies en ciertos casos y es producido por la bacteria Mycobacterium Leprae.
“Afecta mucho a las personas que viven en condiciones de pobreza, en viviendas precarias, con bajo acceso a los servicios públicos y en condiciones de hacinamiento”, describe Nicholls de la OPS.
En el mundo hay cerca de 200.000 casos nuevos cada año y América Latina no está exenta.
Según datos de la OPS de 2016, en la región surgen unos 33.000 casos al año y la enfermedad está presente en 24 países.
El especialista resalta que el número de casos de lepra mostró una caída significativa “desde que en los años 90 se descubrió que hay una combinación de medicamentos que es muy efectiva para el tratamiento”.
La lepra es una enfermedad de incubación y desarrollo lento que puede tardar entre 5 a 10 años en mostrar síntomas, aunque no es mortal.
Por eso es muy difícil erradicarla.
“En la teoría se puede llegar al punto de erradicarla pero en la práctica es más difícil por el período de incubación y porque habría que mejorar todas las condiciones de vida de la población. Se tardarían décadas para eso”, aclara.
3. Tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad causada por la Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible, señala la Organización Mundial de la Salud.
Y en el continente americano, como en el mundo, la tuberculosis está presente desde hace siglos.
“Está descrita desde la época de los egipcios, unos 3.000 años antes de Cristo o más”, agrega Nicholls.
La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada, detalla la OMS.
Los síntomas pueden incluir tos, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso y pueden ser leves durante muchos meses. Por eso, los pacientes tardan en buscar atención médica y transmiten la bacteria a otras personas.
Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, es decir que esas personas están infectadas por el bacilo pero (aún) no han enfermado ni pueden transmitir la infección.
Y en el continente americano, la OPS estimó unos 282.000 casos nuevos y recaídas en 2017, que representa un 3% de la carga mundial de tuberculosis (10 millones de casos) y una tasa de incidencia de 28 por 100.000 habitantes.
En la región, la tasa de incidencia más alta se observó en el Caribe (61,2 por 100.000 habitantes), seguido de América del Sur (46,2), América Central y México (25,9) y Norte América (3,3).
Desde el año 2000, se han salvado más de 49 millones de vidas gracias al diagnóstico y el tratamiento efectivos a nivel mundial, dice la OMS.
“Pero es una enfermedad que desafortunadamente sigue siendo un importante problema de salud pública en el mundo porque por varias razones ha desarrollado mecanismos de resistencia a los medicamentos para tratarla y en casos combinados con VIH o desnutrición puede llegar a ser mortal”, dice Nicholls.
Enfermedades infecciosas desatendidas
Las enfermedades infecciosas desatendidas son un grupo de males que afectan a poblaciones pobres que viven en condiciones precarias, sin acceso a agua, a saneamiento, en barrios marginales de las grandes ciudades y que son en su mayoría transmitidas o producidas por parásitos, bacterias o virus.
“Son enfermedades que afectan más a poblaciones desatendidas y esas condiciones facilitan que se desarrollen”, añade Nicholls.
Tanto el mal de Chagas como la lepra se consideran enfermedades infecciosas desatendidas en América Latina.
Otros ejemplos son el paludismo, el dengue, y las enfermedades producidas por parásitos intestinales, etc.
Estas enfermedades “constituyen un obstáculo para el desarrollo social y económico de las poblaciones afectadas. Además, causan estigma y discriminación, impactan negativamente a las personas que las contraen y afectan desproporcionadamente a los grupos de población indígena”, advierte la OPS.
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