Letras: No hay nada más común que un nombre propio

¿Qué hay en un nombre? Los nombres propios se clasifican en varios grupos

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Crédito: /Shutterstock

No hay nada más suyo que su nombre, y por eso se le llama nombre propio. Según el Diccionario de la lengua española, es el que designa un único ser. Se opone al nombre común, que designa a todos los seres que pertenecen a una misma clase, especie o familia, como por ejemplo mesa, casa, árbol.

Tengo dos primos hermanos que se llaman Claudia e Hipólito. Hay muchas otras personas con ese mismo primer nombre, pero no comparten ninguna propiedad que distinga a todas las Claudias como pertenecientes a una misma clase y lo mismo ocurre con los Hipólitos. La prueba fehaciente de que no tienen significado gramatical radica en que esos nombres (como todos los nombres propios) no figuran en el Diccionario.

¿Qué hay en un nombre? Los nombres propios se clasifican en varios grupos. Por empezar están los antropónimos, que son los nombres de persona. Entre ellos está el nombre de pila, que es el que se le asigna a una criatura al bautizarla o el que se le adjudica por elección. Como hay quienes cuestionan esa denominación, ya que no todos son bautizados ni comparten necesariamente una religión, también se le llama primer nombre.

Dentro de los antropónimos también figura una categoría con un nombre curioso pero que le resultará harto familiar. Es el grupo de los hipocorísticos, una palabreja que proviene de la palabra griega que significa ‘acariciador’ y que alude a los nombres que se usan como designación cariñosa, familiar o eufemística, como por ejemplo cuando a José le dicen Pepe, a Susana Susi, o entre los estadounidenses Bill a William o Kate a Katherine.

La tercera categoría de los antropónimos es la de los apellidos, como Cervantes o Mistral.

Otro grupo es el de los nombres propios de animales, que se llaman zoónimos. En ellos figuran nombres que se les asignaban tradicionalmente a los perros en algunos de nuestros países como Fido. O también los de caninos famosos en los comienzos de la televisión en mi infancia: Lassie y Rin Tin Tin.

Finalmente están los topónimos, o sea, los nombres de lugar como América, Perú, Nueva York, Río de la Plata.

A que los hipocorísticos le resultan los nombres más simpáticos.

Jorge Ignacio Covarrubias es secretario general de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE)

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