Editorial: Para derrotar a Trump

Lo importante es que de los debates demócratas salga un nominado que los votantes quieran seguir

El segundo Debate Demócrata en Detroit.

El segundo Debate Demócrata en Detroit. Crédito: BRENDAN SMIALOWSKI/AFP/Getty Images

La meta de las elecciones primarias entre los demócratas es producir un candidato presidencial que pueda derrotar a Donald Trump en noviembre de 2020. Los dos debates ya realizados entre la veintena de precandidatos mostraron la riqueza de ideas y personalidades en ese partido, que de nada servirán si no recupera la Casa Blanca.

Cada elección presidencial suele ser promovida como fundamental y decisiva para la nación. Los comicios del próximo año no deberían necesitar esa publicidad para alentar la participación del votante demócrata.

Basta ver la presidencia de Trump, con sus mentiras e incoherencias, tu sus elementos criminales, sus desregulaciones, selección de jueces, resentimiento hacia los inmigrantes y la influencia evangelista, entre otros, para salir a votar por un líder que una a los estadounidenses. Que inspire con una visión de futuro para todos, en vez del bien personal del actual mandatario.

El futuro dirá cuán significativo para ese fin fue el segundo debate entre la veintena de aspirantes demócratas, el martes y el miércoles. Presentó una discusión a veces detallada sobre propuestas políticas específicas en un momento, una pelea en otro. El televidente espera ver el conocimiento y el carisma de los precandidatos, enterarse y comenzar a forjar una opinión sobre quién será el próximo presidente.

El formato de dos debates distribuido al azar tiene problemas desde el momento en que candidatos de primera línea como la senadora Elizabeth Warren y el exvicepresidente Joe Biden no se encontraron en el mismo escenario. Es una deuda pendiente que se saldará a medida que se reduzca la lista de aspirantes.

A los periodistas a cargo de moderar les interesa la confrontación, la chispa entre los candidatos, y la alimentan con sus preguntas. El drama aumenta la audiencia. La persona que gane la nominación demócrata tendrá ante sí a Trump, un rival formidable, agresivo y sin escrúpulos, que busca la confrontación y cuyo fuerte es un debate con exageraciones e insultos, y hasta la intimidación física.

La discusión sobre los planes de cada candidato a veces se reduce a lo que parecen detalles, pero reflejan las corrientes progresistas y moderadas dentro de los demócratas. Todos están en favor de revertir la tendencia a la reducción del ingreso de los estadounidenses de clase media y baja. Por ejemplo, revolucionando el sistema médico federal creando un Medicare para todos o agregando una opción pública a las ya existentes. En esto como en otras áreas hay que ver que dicen los votantes demócratas y despues el resto.

Al próximo debate llegarán los precandidatos que recauden más donantes, tengan un respaldo numeroso y que las encuestas los muestren con la mayor popularidad. Lo importante es que de estos encuentros salga un nominado al que todos los demócratas estén dispuestos a votar en la elección general.

Es la única manera de derrotar a Trump.

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