Cómo la CIA usó palomas mensajeras para espionaje contra la Unión Soviética
Archivos desclasificados revelan cómo la inteligencia estadounidense experimentó entre las décadas de 1960 y 1970 con diversos animales
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. ha desclasificado detalles de sus misiones secretas con palomas espías durante la Guerra Fría.
Estos archivos revelan cómo las palomas fueron entrenadas para misiones clandestinas que consistían en fotografiar sitios de interés dentro de la Unión Soviética.
Asimismo, revelan cómo también usaron cuervos para colocar micrófonos en los alféizares de las ventanas y los delfines fueron entrenados para misiones submarinas similares.
La CIA creía que los animales podían cumplir tareas “únicas” en algunas de sus operaciones clandestinas.
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Dentro de la sede de la agencia en Langley, Virginia, hay un museo, al que tristemente no tiene acceso el público general.
Fue durante una visita para entrevistar a su entonces director, que vi algo inusual en medio de todos los dispositivos de escucha y aparatos de espionaje. Era la maqueta de una paloma con una cámara atada.
Mi interés aumentó por el hecho de que estaba escribiendo un libro sobre palomas espías británicas durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, me dijeron repetidamente que los detalles de las misiones de las palomas espías de la CIA todavía estaban clasificados.
Hasta ahora.
Operación Tacana
Desarrollada en la década de 1970, la exploración del uso de palomas con diminutas cámaras para tomar fotografías de forma automática tenía el nombre clave de Tacana, según revelan archivos recientemente desclasificados.
Esta operación sacaba ventaja del hecho de que una humilde paloma posee una habilidad impresionante, casi un superpoder: ellas pueden ser liberadas en un lugar en el cual no han estado nunca antes y aún así son capaces de hallar su camino de vuelta a casa a centenares de kilómetros de distancia.
El uso de palomas mensajeras surgió hace miles de años, pero fue durante la I Guerra Mundial cuando comenzaron a utilizarse para recolectar información de inteligencia.
En la II Guerra Mundial, una rama poco conocida de la inteligencia británica -MI4(d)- estuvo al frente de un servicio secreto de palomas que lanzaba estos pájaros en un contenedor con paracaídas sobre la Francia ocupada.
Más de 1.000 palomas regresaron con mensajes que incluían detalles sobre los lugares de lanzamiento de los misiles V1 alemanes así como sobre la ubicación de sus estaciones de radares.
Un mensaje de un grupo de la resistencia llamado Leopold Vindictive elaboró un informe de inteligencia de 12 páginas que fue enviado directamente a la oficina del primer ministro británico Winston Churchill.
Tras la guerra, un “Subcomité de Palomas” especial del Comité Conjunto de la Inteligencia Británica exploró las opciones para su uso durante la Guerra Fría. Pero, mientras las operaciones británicas fueron prácticamente canceladas, la CIA decidió explotar el poder de las palomas.
Cuervos, gatos, perros y delfines
La operación Tacana se desarrolló a partir de investigaciones realizadas durante la década de 1960 sobre el uso de distintos animales para tareas de espionaje.
Los archivos desclasificados revelan que la CIA entrenó un cuervo para entregar y recoger pequeños objetos de hasta 40 gramos de peso en el alféizar de ventanas de edificios inaccesibles.
Empleaban un haz rojo de rayo láser para marcar el objetivo y una lámpara especial que ayudaba al ave a regresar al punto de origen. En una ocasión en Europa, la CIA usó un pájaro para colocar de forma secreta un aparato de espionaje en una ventana (aunque no fue posible recolectar audios en el lugar).
La CIA también indagó sobre si era posible usar aves migratorias para colocar sensores que permitieran detectar si la Unión Soviética había probado armas químicas.
También parece que hubo pruebas para utilizar alguna forma de estimulación eléctrica cerebral para guiar a perros de forma remota, aunque muchos de los detalles de estos esfuerzos aún permanecen como información clasificada.
Noticias publicadas previamente dieron cuenta de otra operación llamada Gatito Acústico (Acoustic Kitty) con la que buscaban ejecutar las labores de espionaje colocando aparatos de escucha dentro de un gato.
Los archivos desclasificados revelan también que la CIA intentó usar delfines para espiar en la década de 1960. Uno de los problemas que se encontró entonces era la dificultad de pasar el control sobre el animal de su entrenador al agente responsable de la operación.
En Cayo Hueso, Florida, un equipo intentó usar delfines “nariz de botella” para atacar barcos enemigos. También realizaron pruebas para determinar si estos animales podían cargar sensores para recolectar el sonido de los submarinos nucleares soviéticos y buscar rastros de armas biológicas o radiactivas en instalaciones próximas.
También indagaron sobre la capacidad de los delfines para colocar y recoger paquetes de barcos en movimiento.
Para el año 1967, la CIA gastaba más de US$600.000 en tres programas con animales: el destinado a los delfines se llamaba Oxygas; el dirigido a aves era Axiolite; y el de gatos y perros era conocido como Kechel.
En ocasiones, los detalles de estas operaciones causan gracia. Un archivo revela los intentos de entrenar halcones canadienses en una embarcación, antes de mencionar que previamente habían intentado usar una cacatúa.
“Estamos completamente a ciegas en torno a cuáles son las posibilidades en relación con esta criatura”, se lee en el informe al respecto.
Las palomas demostraron ser los animales más efectivos y para mediados de la década de 1970 comenzaron a volar en una serie de misiones de prueba. Una de ellas fue sobre una cárcel, otra sobre el Navy Yard en Washington D.C.
La cámara que utilizaron costaba US$2.000 y solamente pesaba 35 gramos. El arnés, menos de 5 gramos. Las pruebas mostraron que en torno al 50% de las 140 fotografías de cada rollo de película serían de buena calidad.
Las imágenes mostraban detalles impresionantemente claros de gente caminando y de autos estacionados en el Navy Yard.
Los expertos hallaron que la calidad de las fotografías era mayor que las producidas con los satélites espías que existían para la época.
Una preocupación que surgió durante las pruebas era qué iban a hacer si una persona del público se tropezaba con “la paloma y la cámara” y asumía que el gobierno estaba espiando por su cuenta, por lo que se preparó una elaborada historia que sirviera de coartada ante esa posibilidad.
La misión prevista era usar las palomas sobre objetivos “prioritarios” de inteligencia dentro de la Unión Soviética.
De acuerdo con los archivos, las aves fueron enviadas de forma secreta a Moscú.
La CIA indagó sobre numerosas vías en las que podrían ser liberadas en los lugares de interés, incluyendo la posibilidad de soltarlas a través de un agujero abierto en el piso de un auto mientras se encontraba estacionado.
Incluso miraron si era posible lanzar las palomas desde la ventana lateral de un auto que se desplazara a unos 80 kilómetros por hora. La idea era que el animal fuera lanzado a unos pocos kilómetros de distancia del objetivo fijado para que volara hasta este antes de regresar al sitio que -gracias al entrenamiento- reconocía como su hogar.
De acuerdo con un memorando de septiembre de 1976, parece que para entonces había sido escogido un objetivo: los astilleros de Leningrado, donde eran construidos los submarinos soviéticos más avanzados.
Entonces, se decidió que la operación parecía ejecutable. Pero, lamentablemente, los archivos desclasificados hasta ahora solamente llegan hasta ese punto.
¿Cuántas misiones realmente ejecutaron las palomas espías y qué tipo de información de inteligencia recolectaron? Eso, aparentemente, sigue siendo un secreto.
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