¿Qué tan seguro es tu régimen de medicamentos?

Si surtes varias recetas cada mes, bienvenido al club. Más de un tercio de las personas entre 62 y 85 años toman al menos cinco medicamentos con receta.

Pero a medida que las personas envejecen, muchos medicamentos afectan más el cuerpo. “Las personas mayores pueden ser más sensibles a los medicamentos que las más jóvenes”, dice Ronan Factora, MD, geriatra de la Clínica Cleveland.

La grasa corporal aumenta mientras que los niveles de agua disminuyen. Eso significa que los medicamentos pueden concentrarse más y también pueden permanecer en tu cuerpo por más tiempo (por lo que puedes sentir los efectos con dosis más bajas y pueden durar más tiempo).

La disminución de la función renal y hepática puede exacerbar tales problemas. “Es por eso que un medicamento que no te dio problemas a los 40 años puede comenzar a causar efectos secundarios a los 60 años”, dice Factora.

Incluso el medicamento de aspecto más inocuo, como la aspirina, puede tener consecuencias negativas. Durante años, los médicos recomendaron una aspirina al día para adultos mayores sanos, para ayudar a prevenir ataques cardíacos.

Luego, un estudio de más de 19,000 personas sanas mayores de 70 años, publicado en 2018 en el New England Journal of Medicine, encontró que la aspirina diaria no redujo los riesgos de enfermedades cardiovasculares, sino que aumentó las tasas de sangrado gastrointestinal en un 38 por ciento. 

El Colegio Americano de Radiología y la Asociación Americana del Corazón ahora desaconsejan el uso rutinario de aspirina en adultos mayores de 70 años sin enfermedad cardíaca. Y en una actualización reciente de sus Criterios de Beers, una lista de medicamentos que pueden ser inapropiados para las personas mayores, la Sociedad Americana de Geriatría instó a tener cuidado con el uso de la aspirina como preventivo de enfermedades del corazón en personas mayores de 70 años sin antecedentes de enfermedades cardíacas.

Pero cuando se usan adecuadamente, muchos medicamentos mejoran o salvan la vida. A continuación, te decimos cómo asegurarte de obtener los beneficios con el menor riesgo posible. 

Los medicamentos que debes evitar

Para los adultos mayores, es mejor dejar ciertos medicamentos en el estante, en particular las benzodiacepinas, como los fármacos contra la ansiedad, diazepam (Valium), alprazolam (Xanax) y lorazepam (Ativan), y pastillas para dormir como zaleplon (Sonata), zolpidem (Ambien) y eszopiclone (Lunesta).

“Todos aumentan el riesgo de caídas y causan confusión”, dice Judith Beizer, profesora clínica en el Colegio de Farmacia y Ciencias de la Salud de la Universidad de St. John en Queens, New York, quien trabajó en las nuevas directrices de Beers. Sus efectos, dice, pueden durar hasta el día siguiente, lo que causa una sensación de resaca.

Ciertos productos de venta libre también se consideran peligrosos para las personas mayores, específicamente la difenhidramina (antihistamínico – Benadryl) y clorfeniramina (Aller-Chlor, Chlor-Trimeton), que también se encuentran en algunos medicamentos nocturnos para el resfriado.

Estos medicamentos (llamados anticolinérgicos) se han relacionado con boca seca, visión borrosa, estreñimiento, mareos, problemas para orinar y confusión, así como demencia en adultos mayores, dice Beizer.

Un análisis de 2018, que incluyó a más de 300,000 personas, publicado en The BMJ, encontró que los anticolinérgicos están asociados con un mayor riesgo de demencia, incluso 20 años después de usarlos.

Usa algunos medicamentos con precaución

Si has tenido un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular, una aspirina diaria puede ayudar a prevenir un segundo incidente, dice Factora. Pero si tienes más de 70 años y no tienes una enfermedad cardíaca, los riesgos de sangrado gastrointestinal superan los beneficios de la aspirina diaria.

Para aquellos a quienes se les recetó un opioide durante unos días después de la cirugía, las directrices de Beers señalan que mezclarlas con benzodiazepinas puede causar una  sedación excesiva, y los medicamentos para el dolor neurálgico, como la gabapentina, pueden aumentar el riesgo de depresión respiratoria y muerte.

Mientras tanto, los antidepresivos pueden hacer que los pacientes sean más susceptibles a la somnolencia y los mareos, dice Mary Tinetti, MD, geriatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Se puede considerar la terapia de conversación. Y si tomas un antidepresivo, comienza con la dosis más baja y haz que tu médico te lleve un control exhaustivo para detectar efectos adversos, dice ella.

Los analgésicos de venta libre como el ibuprofeno (Advil y otros) y el naproxeno (Aleve y otros) pueden ser problemáticos si se usan regularmente, dice Michael Hochman, MD, MPH, profesor asociado de medicina clínica en la Escuela de Medicina Keck de la USC en Los Ángeles.

Pueden aumentar los riesgos de sangrado gastrointestinal, elevar la presión arterial y dañar los riñones. Si tienes molestias continuas, considera usar parches tópicos de venta libre que contengan ingredientes como salicilato de metilo y mentol.

Habla con tu médico sobre las dosis

A veces el problema no es el medicamento, sino la cantidad que se está tomando, especialmente con una afección crónica como una enfermedad cardíaca o diabetes tipo 2.

Los médicos podrían intentar reducir tu presión arterial o glucosa en la sangre más de lo necesario para tu edad, lo que puede aumentar significativamente el riesgo de efectos secundarios, dice Factora.

Visita anualmente a tu proveedor de atención médica o farmacéutico y revisa todos los medicamentos y suplementos que usas, así te asegurarás de que usas los correctos y lo haces en las dosis correctas.

Observa los efectos secundarios

Alrededor de un tercio de los adultos mayores tienen un efecto secundario relacionado con los medicamentos cada año, y casi el 30 por ciento de ellos requiere una cita con el médico o ser hospitalizado. “A veces esto puede causar una cascada de prescripción: el médico confunde la reacción del medicamento con una nueva enfermedad y prescribe un medicamento adicional, que puede empeorar el problema”, dice Beizer.

Cuando te den un nuevo medicamento o te cambien la dosis, repasa los posibles efectos secundarios con tu médico o farmacéutico (hazles las preguntas que se incluyen más adelante). Si notas que algo anda mal, no suspendas el medicamento, pero infórmalo a tu médico de inmediato. Cambiar a otra dosis o medicamento puede ayudar.

Mantén tu información actualizada

El siguiente es un paso clave que garantizará que estés tomando tus medicamentos de manera segura: lleva contigo una lista actualizada de tus medicamentos, incluso si tus médicos tienen la información en tu registro médico electrónico y siempre usa la misma farmacia o cadena para surtir tus recetas. Esta práctica es especialmente importante si viajas y quizá no haya acceso a tus registros.

Incluye en tu lista todos tus medicamentos con receta y de venta libre regulares, así como las vitaminas u otros suplementos dietéticos que tomes.

Asegúrate de que tu médico y farmacéutico tengan la lista y que las actualizaciones se ingresen en tu registro médico electrónico. También es una buena idea entregar la lista a un amigo cercano o familiar que pueda tomar decisiones médicas por ti en caso de una emergencia.

Para cada medicamento o suplemento, indica su nombre, para qué se usa, la dosis, las instrucciones especiales, así como el nombre y la información de contacto del médico que lo recetó; si hay algún efecto secundario que se deba tener en cuenta, o alimentos o medicamentos que evitar, anota también esos efectos.

Para cada medicamento o suplemento, anota su nombre, para qué se usa, la dosis, cualquier instrucción especial, y el nombre e información de contacto del médico que lo recetó. Si hay algún efecto secundario que deba tenerse en cuenta, o alimentos o medicamentos que deban evitarse, toma nota también de ellos.

Puedes hacer tu lista de forma impresa o digital, o puedes crear una “tarjeta de píldoras” en el sitio web de la Agencia de Investigación y Calidad de la Atención Médica.

Haz preguntas sobre cualquier receta nueva

Cuando te receten un nuevo medicamento, debes tener claro su nombre, propósito, beneficios, dosis y cuánto tiempo tendrás que tomarlo. También pregunta:

1. ¿Cómo debo tomar este medicamento? Pregunta cuándo y con qué frecuencia tomarlo y si debes hacerlo con alimentos o bebidas, o si hay alimentos, bebidas o actividades que debes evitar.

2. ¿Qué efectos secundarios podría causar este medicamento? Pregunta si el medicamento puede causar algún efecto secundario, cuánto tiempo podría durar y qué puedes hacer si experimentas uno.

3. ¿Puede interactuar con otros medicamentos o suplementos que uso? “Cuantos más medicamentos tomes, mayores serán las posibilidades de que un nuevo medicamento interactúe con algo más que estés tomando”, dice Factora.

4. ¿Cómo sabré si el medicamento está funcionando? Tu médico puede explicarte qué debes esperar y en cuánto tiempo empezarás a ver los efectos deseados del medicamento.

5. ¿Qué pruebas de seguimiento o monitoreo necesitaré con este medicamento? Con ciertos medicamentos, es posible que sea necesario que los revisen de vez en cuando. Por ejemplo, los anticoagulantes y los diuréticos pueden afectar la función renal, por lo que se te harán exámenes de sangre periódicos si los usas.

Nota del editor: este artículo también apareció en la edición de noviembre de 2019 de Consumer Reports On Health

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