Qué son las “tormentas de fuego” que cada vez son más frecuentes y por qué son tan difíciles de combatir
Desde Portugal a Chile, se han visto incendios que desafían todos los modelos. Marc Castellnou, el experto en incendios de la Unión Europea, le explicó a BBC Mundo qué se sabe
“Cuando llevas años en el mundo de los incendios eres consciente de que las cosas van a empeorar con el cambio climático. Pero verlo en directo y ser testigo de la velocidad con la que se va produciendo el proceso te deja atónito”.
Lo dice Marc Castellnou, uno de los analistas de incendios más reconocidos del mundo.
El experto del Sistema Europeo de Emergencia y del Cuerpo de Bomberos de Cataluña, en España, preside además la Fundación Pau Costa sobre ecología y gestión de fuegos.
Ha estado en incendios en muchas partes del mundo, desde España y Portugal hasta Bolivia y Chile. Y asegura que nada lo había preparado para la creciente frecuencia e intensidad de los llamados megaincendios, vinculada por científicos al cambio climático.
“Se siente impotencia y se experimenta sorpresa” le relató a BBC Mundo.
Un ejemplo fue el devastador incendio de junio de 2017 en Portugal, que dejó más de 60 muertos.
Según el experto, el incendio de Portugal creció “en un salto brutal”. En su momento de máxima expansión sumó 8.300 hectáreas en solo una hora y media, cuando había crecido mil hectáreas en las siete horas anteriores.
Ese mismo año, un incendio en Las Máquinas, en la región chilena del Maule, llegó a crecer por encima de las 8.000 hectáreas por hora.
Castellnou participó en Londres de una conferencia con motivo de la creación de un nuevo centro multidisciplinario e internacional sobre incendios en Imperial College en Londres.
Y es que los expertos intentan aún comprender las dinámicas de estos fenómenos “demoledores” que desafían todos los modelos.
“Tormentas de fuego“
Los megaincendios son incendios normales, pero con comportamientos en el extremo de ese rango de normalidad, explicó Castellnou.
Estos incendios pueden generar las temidas “tormentas de fuego“, incendios tan intensos que generan sus propias tormentas.
Los vientos en esas tormentas llegan a ser tan fuertes que lanzan ascuas e incluso pueden producir relámpagos sin lluvia que encienden nuevos fuegos más allá del frente del incendio.
Más frecuentes
“Debido a atmósferas más inestables en este mundo más cálido, los incendios están tendiendo a generar más tormentas de fuego”, señaló Castellnou.
Y esas tormentas de fuego, si bien ya se conocían antes, se están volviendo “más extremas, más generalizadas y más grandes”.
“Esa sí es la novedad, porque con anterioridad se daban con rareza y ahora las estamos viendo desde 2017 con normalidad“, afirmó el experto.
Los megaincendios se han dado en una secuencia estremecedora: Las Máquinas en Chile en enero de 2017, Portugal en junio de 2017, Sudáfrica en junio de 2017, California en noviembre de 2017, Pedrogao Grande en Portugal en octubre de 2017, California en 2018, Bolivia en 2019, Australia en noviembre de 2019, son algunos ejemplos.
Los incendios de este año en la Amazonia respondieron a una dinámica más común de “tala y quema para abrir campos de ganadería o agricultura”.
Sin embargo, “el incendio de Roboré en la Amazonia boliviana este año, con 97.600 hectáreas quemadas, creó situación de tormenta de fuego, cuando en Sudamérica en 20 años habíamos visto esto solo dos veces, una en Chile en 2017 y otra en Argentina en 2018”.
Cómo se producen
Las tormentas de fuego son llamadas técnicamente pyrocumulonimbus o PyroCb, nubes generadas por el fuego.
“Son incendios que por su intensidad generan nubes convectivas o pyrocumulonimbus a capas muy altas de la atmósfera”, afirmó Castellnou.
El fuego es tan intenso que causa la convección o ascenso rápido de una gran columna de humo y vapor de agua, que a medida que asciende se expande y enfría.
El vapor se condensa primero formando un tipo de nubes llamada pyrocumulus (aún no ha llegado a la etapa de pyrocumulonimbus), que pueden ser comunes en incendios grandes.
Sin embargo, cuando se dan las condiciones adecuadas, la columna se eleva mucho más y puede formar pyrocumulonimbus.
“LosPyroCb se sitúan a 10.000 o 12.000 metros de altura, con temperaturas de menos 40 o menos 60 grados“.
“Son como los cumulonimbus, las nubes clásicas de tormenta, pero en lugar de ser creadas por procesos de ascendencia de frentes son creadas por la inestabilidad que genera el incendio”.
Llamas por el suelo
Las tormentas de fuego tienen otros comportamientos extraños.
En el caso de Portugal, y en contra de lo esperado, el incendio se intensificó durante la noche, cuando la humedad era mayor y la temperatura menor.
“Con la humedad de la tarde y la noche, a esa nube le entra agua y empieza a precipitar, por lo que se da el colapso de la columna convectiva”, señaló Castellnou.
Esto explica por qué estos incendios pueden no tocar las copas de los árboles y propagarse en forma errática “pegados” al suelo.
“Sabemos que con el proceso de downdraft o colapso de la columna convectiva del PyroCb el aire empuja las llamas hacia el suelo“, explicó Castellnou.
“Este proceso lo hemos observado, además de en Portugal, en Chile, en Grecia y en California”.
Entender qué significan los PyroCb y sus downdrafts para el comportamiento del fuego es uno de los campos de investigación más importantes sobre incendios en este momento.
Cambio climático
Algunas investigaciones indican que las tormentas de fuego se están volviendo más comunes debido al calentamiento global.
Es el caso de un informe publicado en julio de este año y realizado por científicos de la Universidad de South Wales, en Australia.
Este señalaba que el cambio climático inducido por la acción humana volvió más peligrosos los incendios y preveía que con el aumento de las emisiones de gases invernadero la tendencia crecerá.
Asimismo, un estudio llevado a cabo en 2010 por Graham A. Mills, de la Oficina de Meteorología de Australia, señalaba que es más probable que se formen PyroCB si hay una gran diferencia de temperatura entre el frío a grandes alturas y el aire muy seco a niveles más bajos.
Castellnou también cree que veremos más megaincendios.
“El cambio climático con su aumento de temperatura crea condiciones más áridas para la vegetación que poco a poco se estresa y se debilita”.
“En estas condiciones el incendio puede quemar con más intensidad, al igual que puede hacerlo con atmósferas más calientes y con más energía latente en ellas”.
“Tenemos que tener mejores conocimientos”
Las tormentas de fuego son tan difíciles de controlar por aire o por tierra, que muchas veces solo cabe evacuar a la gente y esperar que el incendio llegue a un punto en que se acabe el combustible (biomasa que se quema) o cambien las condiciones de viento y humedad.
“No hay tecnología para combatirlos. Primero tenemos que tener mejor conocimiento”, le afirmó Castellnou a BBC Mundo.
“Lo que esperábamos se produjese en 10 años lo hemos experimentado en dos”.
“Estamos todavía ajustando los modelos para poder tener capacidad de predicción y simulación. Con la tecnología que hemos venido usando hasta ahora no se han podido hacer modelos a partir de estos incendios”.
Abandono rural
En la voracidad de los incendios influyen diferentes factores, como la acumulación de combustible por años de sequía, temperaturas récord y el estrés hídrico de la vegetación que la hace más vulnerable.
Castellnou cree que hay otro factor clave que podemos controlar: la gestión de los ecosistemas.
“Si vivimos en Portugal pero todo lo que consumimos son productos que vienen de otros países, la población rural no puede sobrevivir y abandona esos lugares y se generan paisajes que se pueden quemar.”
Donde hay diversidad, en cambio, se generan “mosaicos” en el paisaje.
“Si el 30% del territorio es agrícola ese territorio funciona como cortafuegos, allí el incendio no se propaga”, afirmó el experto.
“Nosotros como consumidores decidimos donde se genera economía, tenemos el poder de consumir pensando en el paisaje que se quiere gestionar”.
Gestionar los ecosistemas teniendo en cuenta la posibilidad de incendios será cada vez más crucial con el cambio climático.
Castellnou asegura que “lejos de las herramientas para luchar contra las llamas, lo que estamos viendo es un proceso de cambio que tenemos que entender y que tenemos que gestionar”.
“Nos jugamos el futuro”.
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