Sabías que un alimento puede saberte más dulce o amargo según los ruidos que escuchas

No solo disfrutas de tus alimentos con la boca, lo que escuchas puede hacer que la percibas con diferente sabor

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Crédito: Massakre | Canva

El comer es acto de que involucra todos los sentidos. El gusto es primordial, cómo lucen los alimentos, cómo huelen, cómo se siente la textura en la boca, de todo eso depende qué tanto sea placentera la experiencia.

Estamos olvidando algo, el oído. ¿Cómo se involucra lo que escucho en el disfrute de mi comida?

El oído tiene una gran importancia a la hora de percibir los alimentos que comemos. Es verdad que si comes chocolate mientras escuchas sonidos agudos más dulce, mientras que si son graves sabrá más amargo. La razón es que por el oído pasa uno de los nervios que envían información sobre el sabor desde la lengua hasta al cerebro.

Al comer, tenemos el sonido de dos aspectos, por una parte, el sonido que provoca el alimento en la boca al ser masticado – más si es crujiente – y por otro lado, los sonidos que percibimos a nuestro alrededor.

El sonido también es parte de la presentación de alimentos ante nuestro cerebro y cómo los disfrutamos.

Charles Spence, director del Crossmodal Lab de Oxford, realizó un experimento para probar cómo el sonido afecta al sabor. Ofrecieron cinder toffe (un dulce de azúcar, sirope y vainilla) a un grupo de voluntarios mientras escuchaban sonidos a alta y baja frecuencia. Cuando los sonidos eran de alta frecuencia, el postre sabía más dulce, y a baja frecuencia, más amargo. Después, lo probaron en un restaurante, donde también funcionó.

También se hizo un experimento en el exterior, en el restaurante experimental The House of Wolf en Londres se ofreció un pedazo de pastel mientras hacían una llamada telefónica en la que podían decidir qué tipo de sonido querían escuchar. Se demostró que los sabores sí cambian según el sonido. El trombón, por ejemplo, produce sabores amargos.

Así que los restaurantes deben atender la música de fondo, además de sus menús, la presentación y la iluminación.

¿Será por eso que la comida en el avión sabe insípida? Podría ser. Si nos basamos en la teoría de que el ruido de fondo altera la percepción de la dulzura y salinidad, en este caso el sabor podría verse suprimido.

Que no sorprenda si en un futuro cercano algunos alimentos empaquetados vienen acompañados con sugerencias de música para complementar una grata experiencia sensorial.

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