La afiliación sindical llegó a un nuevo mínimo en 2019
Solo el 8.9% de los latinos era miembro de una Union
La progresiva erosión que sufren los sindicatos desde la crucial década de los setenta ha llegado a un nuevo mínimo en 2019.
Según los cálculos del Bureau de Estadísticas Laborales (BLS) el año pasado hubo un total de 14,57 millones de personas afiliadas a una union, el 10.3% de los empleados, frente a los 14,74 millones del año anterior (10.5% del total). Es una caída leve pero se enmarca en una tendencia de goteo continuo en los últimos años y se produce en un año en el que ha habido creación neta de empleo que no ha fortalecido el movimiento sindical.
En 2009 el 12.3% de los trabajadores estaban afiliados a un sindicato y el 13.6% estaban representados por uno. Este último porcentaje ha caído el año pasado al 11.6%. Los latinos tienen un nivel de afiliación incluso menor ya que solo el 8.9% de ellos forma parte de un grupo de trabajadores.
En 1983, el primer año en el que se calculan los datos de forma comparable, la membresía a un sindicato era del 20.1% y 17.7 millones de trabajadores pagaban sus dues para formar parte de este colectivo.
La labor de las unions llega más a los trabajadores del sector público que tiene una tasa de afiliación del 33.6%, similar a la del año anterior y significativamente más elevada que en el sector privado que apenas alcanza al 6.2%. Dentro de la empresa privada los sindicatos más grandes están en los sectores de servicios como electricidad y agua, transporte y almacenamiento y telecomunicaciones.
Hawaii y Nueva York son los estados en los que más trabajadores son miembros de una unión (23.5% y 21%, respectivamente).
Y es algo que para los bolsillos de los trabajadores es importante porque los propios datos del BLS apuntan que los afiliados tienen mejores ingresos. Los que no lo están cobran salarios más bajos, el 81% de lo que se embolsa alguien cubierto por convenio colectivo.
Conseguir el derecho a pertenecer o formar un sindicato se ha complicado para muchos trabajadores que se emplean en grandes firmas. Algunas asociaciones tratan de cubrir el espacio pero no tienen capacidad para convocar una negociación de contrato o presionar con la misma eficacia por una mejora de las condiciones laborales. Economistas del Economic Policy Institute ligan la caída de la afiliación sindical a un mayor aumento en la desigualdades económicas que se viven.