Coronavirus está obligando a cambiar la rutina de ancianos en la Gran Manzana

En más de 600 centros de atención a personas de la tercera edad, se están tomando medidas extremas para evitar el contagio. El aislamiento y el seguimiento de sus cuadros de salud, es la estrategia para que la pandemia no haga estragos en la ciudad

El boricua Raúl Vásquez, de 70 años, dice: "los mayores tenemos que aislarnos"

El boricua Raúl Vásquez, de 70 años, dice: "los mayores tenemos que aislarnos" Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

La recomendación de las autoridades de Salud de la ciudad de Nueva York ha sido muy clara ante el avance, sin pausas, del coronavirus (Convid-19): hay que mantener alejado de reuniones y aglomeraciones a los envejecientes.

La exhortación oficial parece tener sentido, en un análisis estadístico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que  detalla que las personas mayores con enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer, corren mayor riesgo de morir si son contagiados con el nuevo virus.

Pero además, de acuerdo a estadísticas del Centro para el Futuro Urbano la población de neoyorquinos mayores de 65 años de edad se triplicó entre el 2005 a 2015, eso implica que es la primera vez en la historia de la ciudad que esta población sobrepasa el millón de personas.

Bajo estas dos premisas, en cerca de 600 sitios de cuidados especiales y de planes alimenticios que congregan  adultos mayores en la Gran Manzana, se están tomando medidas extraordinarias de aislamiento, sin que impacte su acceso a los programas. Algunos planes de recreación, eventos y celebraciones para esta población, están provisionalmente cancelados.

Suzanee Myklebust, vocera de la Oficina de Adultos Mayores de la ciudad de Nueva York (DFTA) aclara que los adultos mayores sanos pueden y deben seguir visitando sus centros de atención.

“Hemos estado trabajando, estrechamente con nuestros proveedores de centros de alto nivel, para asegurarnos de que estén tomando medidas de protección adicionales y sean más diligentes en sus prácticas de desinfección”, informó Myklebust.

Las medidas de la DFTA para evitar que el Covid-19 se propague en esta población vulnerable, es que los centros de atención  puedan detectar rápidamente si uno de sus miembros o trabajadores, presenta síntomas similares a los de la gripe: la orientación es separarlo inmediatamente del grupo y ayudarlo a recibir la atención médica necesaria.

Funcionarios de esta agencia de la Ciudad están además verificando que los folletos informativos COVID-19 del Departamento de Salud e Higiene Mental (DOHMH) estén en exhibición.

Por primera vez desde la II Guerra Mundial la población de envejecientes en la ciudad supera el millón de personas.

“Una pausa al contacto social”

Ya en las organizaciones que ofrecen servicios a personas de la tercera edad se empiezan a percibir algunos cambios, ante una amenaza a la cual se le está tratando de poner todos los muros posibles.

Regional Aid for Interim Needs, Inc. (RAIN) que fue fundada hace 47 años en El Bronx y cuenta con 13 centros que ofrecen múltiples servicios para hispanos de la tercera edad, desde hace un par de semanas está cambiando muchas rutinas, para más de 2,000 ancianos beneficiarios de sus programas, ante la amenaza del coronavirus.

Anderson Torres, presidente de RAIN, detalla que la primera decisión que se vieron obligados a tomar en consonancia con las instrucciones de las autoridades de Salud, DFTA y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) fue limitar el contacto de sus voluntarios, pasantes y empleados que se sientan enfermos, con los usuarios de sus servicios.

“Estamos apostando a que trabajen a distancia, a mantenernos en comunicación de forma remota, pero evitar la interacción con nuestros envejecientes, lo más que se pueda. En cuanto a nuestros usuarios, muchos de ellos sufren de pánico al contagio, entonces trazamos un mapa de asistencia en sus hogares para garantizarle los planes de nutrición y de medicamentos”, explicó Torres.

Todos los programas de visitas a museos y de paseos por la ciudad de los adultos mayores fueron suspendidos, al igual que todas las actividades recreativas que los exponga al roce social y por ende a ser blanco de ser infectados.

También fueron pospuestos hasta nuevo aviso los convenios intergeneracionales, en donde estudiantes de universidades, específicamente en carreras como Trabajo Social, acuden y participan de cerca en la gama de programas de soporte a ancianos.

“En nuestro caso, hicimos una pausa con nuestros convenios con Fordham University. El criterio es bajar al máximo los niveles de exposición, especialmente de gente joven, que de acuerdo a los críterios científicos tienen más posibilidades de ser portadores del Covid-19 y mostrarse saludables”, agregó Torres.

“Yo voy a evitar al máximo contacto con gente”

El exconductor boricua, Raúl Vásquez, de 70 años, vive en el Alto Manhattan y asegura que tiene conocimiento preciso de cómo alejarse de las posibilidades de ser contagiado por el coronavirus. También está tanto, que en su condición personal, podría ser fatal.

Yo estoy obsesionado con lavar mis manos y de no estar muy cerca de la gente. Lo único, es que tengo que tomar el Subway todos los días, pero me pongo la mascarilla y unos guantes. Estoy viviendo con tres personas que no son mi familia, ellos entran y salen, pero yo no tengo contacto con ellos”, dijo Raúl.

El puertorriqueño quien tiene 12 años en Nueva York, tiene algunas dolencias en las piernas. Vive de la asistencia pública y asegura que no acude a ningún centro de alimentación de la ciudad, porque prefiere comprar sus alimentos con cupones.

“Hoy tuve que salir a buscar algo de dinero para poder comer, porque por alguna razón los cupones se me retrasaron. Pero estoy muy consciente que mi vida tiene que cambiar, mientras este virus se encuentre en las calles. Yo voy a evitar el contacto con gente. Hay que aislarse. Finalmente, ni con mi familia tengo contacto. Ellos viven en Nueva Jersey”, comentó el isleño.

Por su parte, la exdocente dominico-americana Raquel Atencio, de 72 años, se pregunta preocupada, cómo es posible aislarse más y evitar el contacto.

“Yo de por si ya vivo sola. Solo salgo a comprar mi comida y a buscar las medicinas. Si a nosotros los viejitos nos van a aislar más imagínate. Yo vi las noticias de coronavirus y si a mi me agarra no me suelta, porque yo soy diabética“, comentó.

Existen algunos antecedentes relacionados con los embates del Covid-19 en el país que ha obligado a dirigir la mirada con más atención a la población más vulnerable: del total de 37 muertes asociadas con la pandemia, 16 están vinculadas con un foco de contagio en un ancianato en Seattle.

En China e Italia, los dos países en donde el cuadro viral ha causado más estragos, en promedio más del 85% de los decesos han sido de personas mayores de 65 años, así lo confirman varios reportes oficiales. 

Envejecientes en NYC

  • 1,64 millones de personas mayores viven en los cinco condados de la Gran Manzana, así lo cuantifica DFTA
  • 50% de los adultos mayores son inmigrantes, en su mayoría de origen dominicano, mexicano y asiático, es la segunda vez que sucede esta tendencia en la ciudad de Nueva York, desde la Segunda Guerra Mundial.
  • 1,4% de los ancianos de la ciudad son indocumentados, de acuerdo con un estudio del Centro para el Estudio del Futuro Urbano.
  • 50% más posibilidades de vivir en la pobreza tienen los inmigrantes de la tercera edad.

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