El estímulo del Congreso se atasca en las ayudas a trabajadores y empresas
La Fed toma medidas históricas para evitar que falte liquidez en empresas y mercados
El estímulo fiscal que negocia el Gobierno con los dos partidos en el Congreso — que incluye un plan para mandar cheques a los contribuyentes– está aún sin aprobar. En dos ocasiones se han parado los votos de procedimiento para avanzar en una medida valorada en torno a $1.8 billones (1.8 trillion en inglés)
La falta de acuerdo radica en el hecho de que el Partido Demócrata quiere asegurar protecciones a trabajadores y restricciones en algunos aspectos de la gestión de las empresas que reciban dinero o apoyo público.
El paquete de estímulo tiene varias piezas clave. Por un lado ayudas directas a los contribuyentes que los republicanos prefieren que sean menores para aquellos que tienen bajos ingresos y pagan menos impuestos. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, explicaba ayer en la cadena CNBC sin dar más detalles que una familia de 4 personas (pareja y dos hijos) recibiría unos $3,000 en depósito directo por parte del IRS.
Las rentas más altas no recibirían la misma cantidad y en algunos casos ninguna.
Por otro lado, y con un costo para las arcas públicas de casi medio billón de dólares ($550,000) se van a dar distintos tipos de ayudas (préstamos y concesiones directas) a empresas grandes severamente afectadas por el apagón económico. En este fondo también hay ayuda para pequeñas y medianas empresas. El dinero que se dedicaría a aerolíneas sería además de esta cantidad, es decir, que el costo de ayuda empresarial puede aumentar.
La discusión es que tal y como han propuesto los republicanos no hay seguridad de que quienes reciban ayudas no despidan a sus empleados cuando mantener la mayor cantidad de empleos es crucial. Los demócratas ofrecen el perdón de los préstamos si mantienen el 90% de las plantillas.
Además, según está escrito el proyecto las restricciones a las recompras de acciones por estas empresas pueden ser levantadas por el secretario del Tesoro. Es decir que pueden gastar el dinero de los contribuyentes en comprar sus propias acciones. Esta es una inversión no productiva cuyo fin es elevar el precio de la acción en la Bolsa.
En segundo lugar la decisión de a qué empresas ayudar con este estímulo se queda en manos del secretario del Tesoro. Los demócratas han comentado que incluso los negocios del presidente podrían ser ayudados. El titular del Tesoro no tendría que hacer público a dónde va el dinero hasta seis meses después de haberle dado luz verde.
Los demócratas objetan que el paquete de ayudas es insuficiente a la hora de financiar los esfuerzos en hospitales.
Mnuchin dijo ayer que quería que el estímulo se aprobaba el lunes aunque las posibilidades de que eso ocurriera eran mínimas.
La Fed al rescate
Quienes se han dado prisa son quienes tienen menos que consensuar, los miembros de la Reserva Federal.
Esta autoridad monetaria va a comprar toda la deuda avalada por el Gobierno que sea necesario pero también va a hacer lo mismo con deuda corporativa y municipal después de que los mercados se atragantaran con ello la semana pasada. Lo hará con la cantidad de dinero que sea necesario.
Se trata de billones de dólares. Cifras de 12 ceros detrás del primer dígito. Y es histórico.
¿Por qué? para asegurar que en la era del apagón provocado por el Covid-19 la liquidez, es decir, el dinero siga circulando en todas las esquinas de la economía del país, sector público o privado, grandes o pequeñas empresas.
Aludiendo a los “trastornos severos” a la economía a causa del Covid-19 la Fed dice que hay que hacer esfuerzos agresivos en los sectores públicos y privados para limitar las pérdidas de empleos y trabajos además de promover una rápida recuperación una vez que estos trastornos cesen”.
Con esta agresiva política sin precedentes, la Fed establece programas para mantener los préstamos de estudiantes, de autos, tarjetas de crédito, hipotecas y los que se destinen a los pequeños negocios.
Los economistas de Oxford Economics afirman que esta medida de “usar lo que sea necesario” ayudará al funcionamiento de la economía y los mercados pero “no será suficiente y el Congreso necesita mandar urgentemente un programa de estímulo fiscal de gran escala”.